Orlando Viera-Blanco 26 de mayo de 2022
@ovierablanco
“El
4F-92 comienza la gran tragedia venezolana. Amaneció de golpe. Una fractura
social, ciudadana, republicana que, al decir de Bolívar, sometió a nuestro
pueblo a una magistratura gendarme, cobarde e inmoderada”
En 1826 Bolívar escribió a los colombianos desde las riberas del Cauca rumbo a las cumbres del Potosí. Estaba eufórico porque el ejército Libertador había logrado la libertad a dos nuevos pueblos latinoamericanos-además de Colombia y Venezuela-con las banderas tricolores a sus espaldas. Bolívar anuncia su confianza por el voto como magistratura republicana siempre que no se convierta en “mando supremo”, lo cual aborrecía…
La
hermandad entre Colombia y Venezuela es ancestral. Hemos sufrido juntos el
dolor y la gloria. Siento a Colombia como mi propia patria, no sólo por nuestra
alianza histórica y perenne-que derramó sangre de nuestros antepasados en
gestas de independencia-sino porque corre por mis venas sangre de vientre
granadino. Por eso le escribo a Colombia con la misma pasión que lo hizo El
Libertador.
Colombia
está a horas de definir su destino de la misma manera como en diciembre de
1998, Venezuela mutiló su futuro al elegir al teniente coronel Hugo Chávez. Un
comandante que, violando su juramento militar y nuestra constitución, se levó
en armas contra el gobierno democrático de CAP, atentando contra su vida y la
de muchos inocentes. Se producía en Venezuela un quiebre histórico sin precedentes
en Latinoamérica: el resurgimiento-cual mambises-del jinete con machete…
Errores
tras errores: Un precipicio insalvable.
El
4F-92 comienza la gran tragedia venezolana. Amaneció de golpe. Una fractura
social, ciudadana, republicana que, al decir de Bolívar, sometió a nuestro
pueblo a una magistratura gendarme, cobarde e inmoderada [Carta a los
colombianos]. Un evento ruin que profanó nuestro espíritu legal y democrático,
desatando innobles reflujos grupales entre boinas y charreteras, secuestrando la
vida civilista alcanzada en 40 años de democracia. Un hombre que prometió
democracia, respetar la propiedad privada, la inversión extranjera y desterrar
la niñez abandonada, que terminó alentando la yanquifobia, el patria [viva
cuba], socialismo y muerte, la mortalidad y la hambruna infantil, más el éxodo.
Chávez
fue encarcelado por rebelión e insubordinación, pero su causa fue sobreseída
por el Pdte. Rafael Caldera [1994], quien el 4F [1992], lanza su “Mar de Fondo”
ante el Congreso Nacional [CN], una narrativa comprensiva hacia los alzados.
Cito:” Debemos reconocerlo, nos duele profundamente, pero es la verdad: no
hemos sentido en la clase popular, en el conjunto de venezolanos no políticos y
hasta en los militantes de partidos políticos, ese fervor, esa reacción
entusiasta, inmediata, decidida, abnegada, dispuesta a todo frente a la amenaza
contra el orden constitucional”. Y la historia habló. Aquella defenestración de
Carlos Andrés Pérez [1993], tras el allanamiento de su inmunidad y la decisión
express de la CSJ de enjuiciarle, fue una celada antipatriótica de notables
enemigos políticos, donde naufragó Pérez [Dixit Mirtha Rivero] y todo el país.
Colombia
debe mirar con lupa este accidente histórico. Errores tras errores y falsas
retóricas revolucionarias. La guinda de la torta fue la activación de un
Referéndum Constituyente no previsto en nuestra constitución de 1961. Una
licencia-complaciente y servil-que nos llevó al desastre. Un pacto con el Foro
de Sao Paulo que engalana populismo, lucha de clases, el héroe a caballo y el
militarismo, que sirvió de “aceite para freír en sartén las cabezas de líderes
de AD y Copei”, tal como lo había anunciado el comandante. Un revanchismo
peligroso que cabalgó sobre una sociedad ciertamente dolida, confundida y empobrecida,
donde Chávez no llegó para redimirla y enseñarla a amar-que era lo noble-sino
para dividirla y enseñarla a odiar. ¿Esta cosecha de tempestades es la que
desea Colombia?
Expropiar
es democratizar…
Venezuela
ha aplicado la receta cubana, que no es otra que avivar reflujos y desatar los
demonios del resentimiento. Una reforma agraria donde democratizar es expropiar
o poner galenos barrio adentro, es adoctrinar. Domesticar la niñez es amansar
su estómago y su cabeza, permutando libertad por frijoles y a Dios por Martí.
El resto: oscuridad, persecución y borrachera socialista. Millones de hectáreas
expropiadas bajo la bandera de eliminar latifundismo, siendo los nuevos
oligarcas bolivarianos los grandes señores feudales. Y lo ha dicho el candidato
del “Pacto Histórico”: “No confundir democratizar con expropiar”…Pero después
de esa dialéctica, aparece la hecatombe socialista del siglo XXI: miles de
industrias cerradas, millones de campesinos y obreros sin tierra ni trabajo,
fuga de talentos, de inversiones y justicia radical. Así destruyeron la segunda
empresa más rica del mundo [PDVSA], batieron récords de corrupción,
desprofesionalizaron nuestras FFAA e instalaron un plan Gramsciano de
infiltración cultural continental entre Rusos, Chinos, Cubanos e Iraníes, guión
del proyecto Castrista que se instala en LATAM.
Colombia
está a tiempo de evitar un salto a la anomia que es la reedición de la tragedia
bolivariana que los venezolanos jamás pensamos sería nuestro destino…
Por
sus actos…
Bolívar
en su Carta a los colombianos alertó sobre el peligro de concebir el poder como
trono…”Permitidme entonces que os sirva como simple soldado y verdadero
republicano, de ciudadano armado en defensa de los valiosos trofeos de nuestras
victorias-vuestros derechos”
Hoy el
arma de Colombia es el voto, que es su derecho a ser felices. Permitidme que os
hable como verdadero republicano: Votad con inteligencia, sabiduría y
patriotismo para que Colombia no pierda todos sus trofeos que son todos sus
derechos, como los perdimos los venezolanos. Cuidaros de los discursos
tremendistas que lanzan a los cuatro vientos, “no soy comunista no soy
socialista”, pero cuyos mesías terminan siendo marxistas-leninistas. Por sus
actos los conoceréis… [Mateo 7:16].
Como
dijo Francisco de Paula Santander: “Compatriotas: vuestro honor, vuestra
felicidad, reclaman imperiosamente vuestra más eficaz cooperación.” Cuidar sus
derechos colombianos, cooperar y cuidar su honor que es su verdadera paz. ¡Dios
Bendiga a Colombia…!
Orlando
Viera-Blanco
@ovierablanco
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