Antonio Ledezma 07 de julio de 2024
Sabemos
de las malas intenciones de Maduro y a su vez que el antídoto para contenerlas
está en la masiva participación de millones de electores que harán imposible tapar
esa bribonada.
Insistir
en desconocer la verdad, pretender torcer el curso de los sentimientos de una
inmensa mayoría de ciudadanos que proclaman su determinación de votar a favor
de un cambio profundo en Venezuela, eso, en sí, representa un acto incorrecto y
amoral equivalente a un fraude que atenta contra la esperanza colectiva y las
ilusiones bien fundadas de un pueblo hastiado de ilegalidades, de
arbitrariedades, que no se resigna a ser víctima de la imparcialidad de entes y
funcionarios que, con turbadora frialdad, se prestan para cometer engaños, para
timar la fe de la gente y para estafar sus legítimas intenciones mediante
trapacerías y embelecos.
En medio de un escenario plagado de los más inopinados desafíos, millones de venezolanos asumen el reto de encabezar una autentica gesta patriótica que haga posible superar todas esas barricadas; que van desde la galopante corrupción política, administrativa, policial y judicial, mecanismos plegados al ventajismo comunicacional, la persecución, los sobornos y el ardid de mentir sin límites, por parte de los artífices de un régimen, que no se detiene ante nada, con tal de lograr sus fines inconfesables.
Cuando
se haga un análisis de todos los sufrimientos que ha sufrido el pueblo
venezolano, merecerá un capítulo especial, el referido a su disposición de
participar en elecciones que, no son ni libres ni absolutamente transparentes,
pero sin embargo vemos a la ciudadanía y a sus líderes, en vez de retraerse,
abstenerse o desgañitarse, «denunciando la trampa a la vista», se disponen a
luchar, a dar la pelea en ese pantanoso terreno, organizándose, preparándose de
forma integral para saber y poder desmontar todo ese arsenal de trucos o
confabulaciones.
La
acumulación de artificios puestos en marcha por esa falsa «revolución» en las
elecciones en las que se midieron Capriles y Maduro en 2014, y
el sainete del 2018, por ejemplo, no han sido estériles, en el sentido de que
ahora les damos la voltereta para tenerlos como pistas de por dónde vienen los
ardides de cara al proceso presidencial pautado para el venidero 28 de julio de
este año.
La
gente está advertida de que Maduro acusa el escalofrío de la derrota que le
corre por la espalda, es evidente que no tiene respaldo, que es repudiado
ampliamente por muchedumbres que dominan el miedo, sentimiento que ha sido la
herramienta más sanguinaria de un régimen que apresa, tortura y asesina a
disidentes, rutinas que ya se conciben como un patrón de conducta que ha dado
lugar a investigaciones en el marco de los crimines de lesa humanidad, cuyos
expedientes son procesados en la Corte Penal Internacional. En definitiva, es
un régimen sin gestión que mostrar, con un aparato partidista agotado y sin ese
líder que los motive, entusiasme y movilice, tal como lo hacía Hugo Chávez en
sus momentos de gloria.
Posibles
escenarios
En Los
Comanditos que se han constituido a lo largo y ancho del país, se han repasado
todos esos posibles escenarios que se relacionan con las maniobras que se
pretenderán consumar; tretas que van, desde la aviesa intención de suplantación
del elector, consistente en el despropósito de que otra persona vote en lugar
del legitimo elector, por ejemplo, personas que han fallecido o han sido
desterradas. Pero tal y como lo ha explicado, con argumentos técnicos y de
forma didáctica el experto en asuntos electorales Eugenio Martínez (@puzkas),
«esas dudas y preocupaciones quedan despejadas».
También
está en la mesa de análisis la quema de las urnas electorales, eso sería
encender a todo un país porque la cobertura de los centros y mesas de votación
es total por parte del voluntariado preparado para que cumplan tales fines y
así impedir que esos actos vandálicos puedan llevarse a efecto.
Las
presiones y extorsiones a los electores beneficiarios de las cajitas de
alimentos, las pensiones y demás prebendas públicas, ya no tienen potencia ni eficacia
para forzar a unos seres humanos que han reconvertido ese miedo en una fuerza
que los impulsa a pasar por encima de tan repulsivos mecanismos.
De
hecho, se sabe de la presencia de esas personas en los actos que encabeza María
Corina Machado, la gente está decidida y no darán marcha atrás en su
determinación de sufragar por Edmundo González. Incluso, también se
ha constatado que en localidades interiores de Venezuela, en las que Diosdado
Cabello sufragaba jornadas de acarreo de activistas del PSUV, para que
acudieran a actos paralelos a los que recibían a María Corina Machado y
esos trabajadores de dependencias municipales, ministeriales o de gobernaciones,
se escabullían para acudir a escuchar a María Corina.
¿Qué
esas mafias son capaces de lo peor? ¡Sí, lo sabemos! Por eso, como dice el
proverbio, «guerra avisada no mata soldados», agregaría el
siguiente aforismo, «pero sí mata fraudes».
Los
equipos que han sido adiestrados para defender la esperanza de recuperar la
democracia el próximo 28 de julio, están al tanto de que los funcionarios del
régimen madurista Intentaran comprar votos, adulterar actas, preñar de votos
falsos las urnas manipulando las maquinitas, suspender mediante un apagón las
redes de comunicación para generar confusión, mientras creen que pueden
envenenar los verdaderos resultados electrónicamente, pues bien no lo van a
lograr, todos esos vicios tienen su antídoto en la preparación de los testigos
y dispositivos técnicos que conforme a las normas legales harán su trabajo.
Hemos
soportado más de 25 años de esa barbarie. Hemos demostrado al mundo cómo ha
sido posible movilizar espectacularmente a millones de venezolanos sin contar
con aparatos tradicionales de medios de comunicación, solo disponiendo de las
redes sociales. Nos hemos sobrepuesto a los acosos más abominables:
inhabilitaciones, judicialización de partidos políticos, sometimiento de dirigentes
postrados al mejor postor, a las detenciones arbitrarias, a resoluciones
sobrevenidas e ilegales y a la sequía financiera que nos obliga a inventar y a
ensayar métodos simples para no parar en el empeño de hacer realidad esta
hazaña con signos de epopeya nacional. ¡No han podido rendirnos!
La
historia de Venezuela
En la
historia de Venezuela están las manchas de fraudes que han traído consigo
desgracias, como aquel fraguado el 1 de febrero de 1897 en perjuicio del
ganador, el general José Manuel «mocho» Hernández, capítulo triste que terminó
con la muerte del expresidente Joaquín Crespo en la batalla de la Mata
Carmelera, cuando el general Crespo trata de capturar a quien se había
declarado víctima de la trampa para favorecer al general Ignacio Andrade.
El
timo más reciente tuvo lugar el pasado mes mayo de 2018 cuando Nicolás
Maduro se hizo reelegir mediante un petardo electoral que trajo
consigo la aparición del gobierno interino de Juan Guaidó. En conclusión,
sabemos de las malas intenciones y a su vez que el antídoto para contenerlas
está en la masiva participación de millones de electores que harán imposible
tapar esa bribonada. Por eso votaremos, ganaremos y haremos efectivo ese
triunfo. De eso pueden estar seguros.
Antonio
Ledezma
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