Por Padre Luis Ugalde,
13/12/2012
Hoy, gastados 1 millón de millones de dólares en 14 años, estamos cosechando medallas mundiales de ineficiencia, corrupción y contradicción entre promesas divinas y realidades deprimentes, con récords de 20.000 asesinatos anuales. La riqueza petrolera invita al cinismo a gobernantes y gobernados; con el petróleo a 100 dólares aquellos compran adhesión para perpetuarse en el poder y muchos gobernados se aprovechan pensando "si así llueve que no escampe". Pero va a escampar pronto; en 2013 amaneceremos pobres, endeudados, sin mesías y retados en nuestro valor humano.
En los últimos años se habla de "valor agregado", que, en economía, es lo que un proceso productivo añade a un bien o servicio. Pero el peso y valor de un país los da la capacidad de su gente de convertirlo en una sociedad envidiable, por su conciencia, por su solidaridad y funcionamiento público, por la calidad humana integral y la fuerte productividad económica del conjunto de sus personas, capaces de poner a valer sus recursos naturales (petróleo, minerales, playas, llanos, ríos, montaña y selva).
Esto no sale de ningún determinismo natural, sino de la educación familiar, social y escolar, con instituciones sólidas que lleven a cada uno a descubrirse como fuente solidaria de valor agregado. ¿Cómo cultivamos en cada uno de nosotros el deseo de convertirnos en fuente de producción como personas de bien y exitosos en la transformación de Venezuela para hacerla libre de pobreza, del asesinato y del secuestro, del engaño político y de la corrupción e ineficacia pública? Eso es "sembrar el petróleo" y cosechar vida; para ello hace falta formar sembradores con educación de calidad. Formar personas que crean en sus propias capacidades como individuos de provecho.
Navidad es redescubrir que Dios toma en serio a la Humanidad, que en el niño de Belén se tocan el misterio de Dios-Amor y el misterio del hombre, capaz de lo peor y de lo más sublime.
El Hijo del Hombre es el Hijo de Dios, es Jesús que se hace hermano y es cada uno de nosotros como don recibido y como invitación divina. La respuesta es nuestra. Ahora Venezuela, sin mesías político, está ante el reto de lograr un entendimiento nacional humanista, productivo y sin exclusión; sólo posible si millones de venezolanos nos reconocemos y entendemos como hermanos y como fuente permanente de valor y creatividad positiva. Feliz Navidad y Año Nuevo, realmente nuevo.
Tomado de:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/13518-icuanto-vale-venezuela
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