Por Marta Colomina, 16/12/2012
Todo indica que Chávez no reasumiría el poder. La salida de Chávez
tendría al interior del gobierno y del PSUV posibles batallas sucesorales.
La opacidad ha sido el signo del gobierno desde que accedió al poder.
Siempre ha optado por la propaganda apabullante y no por la verdad informativa,
por eso tomó para sí el más poderoso y enorme sistema de medios públicos e
impidió que medios y periodistas independientes accedieran a las fuentes
informativas oficiales. Para saber el creciente número de muertes violentas
(21.000 al finalizar 2012) hay que ir a la morgue, porque el CICPC escamotea
las cifras. Instituciones otrora respetables han devenido en apéndices de la
propaganda oficial, como ocurre con el INE y, a pesar de sus excelentes
técnicos, con el BCV, controlado políticamente por su presidente.
Donde el ocultamiento ha batido récords
es con la enfermedad presidencial. A los venezolanos se nos ha violado el
derecho a tener un parte médico que certifique el estado de salud del jefe de
Estado. Varios han sido los capítulos de este drama: desde reconocer que
padecía cáncer, a que poco después dijese “ya estoy curado”, milagro que
atribuía al Cristo de la Grita” y a una pléyade de “dioses” y babalaos del
sincretismo caribeño. La historia volvió a repetirse: “reincide el cáncer”
pero, al poco, dice “estar curado”. Ahora se comprueba que no estaba curado y
que por eso el CNE adelantó fraudulentamente la fecha de la elección
presidencial. Razón tiene Diego Arria al decir que “el mandatario no le jugó
limpio al pueblo venezolano” y el CNE, tampoco. Aún hoy existe opacidad: “6
horas duró la compleja operación”, “el posoperatorio de Chávez será duro y
complejo”, a la par que Maduro pide“unidad del pueblo para afrontar escenarios
difíciles”.
En efecto, son “escenarios difíciles”:
La salida forzada de Chávez tendría al interior del gobierno y del PSUV
posibles batallas sucesorales que ya son observables, y la unidad opositora
podría resquebrajarse ante la salida de Chávez y los resultados de la elección
de gobernadores de hoy. Moisés Naím fue premonitorio en su formidable artículo “Lo que Chávez hereda de Chávez”(El País 13-10-2012) al avizorar que, a pesar
del nombramiento de Maduro como Vicepresidente y “sucesor”, los “otros aspirantes no acatarán sin reaccionar
la decisión de ser excluidos. Saben que el patrón
establecido por el propio Chávez ha sido que una vez que se llega al poder no
hay que dejarlo”. La lectura de la arenga de Diosdado en su reunión
con la FAN apunta en esa dirección.
El escenario económico y social legado
por Chávez no es menos difícil que el político, tal como resume el agudo Naím:
“la inflación más alta del mundo, la tasa de cambio y las reservas del país en
caída libre: importaciones que, si bien han aumentado casi 5 veces desde 2003,
no logran paliar el desabastecimiento crónico (alimentos, medicinas, etc.);
producción petrolera declinando y la manufactura por los suelos: el
endeudamiento desbocado -en 2007 no llegaba a $ 30 mil millones y hoy excede
los $ 200.000 millones- y enorme conflictividad laboral azuzada por salarios
deteriorados por la inflación. Las distorsiones (…) obligarán al presidente a
tomar decisiones económicas más difíciles e impopulares que le han tocado desde
que asumió el poder”.
Todo indica que Chávez no reasumiría el
poder en enero y se teme que el gobierno no haga el fuerte ajuste que la
devastada economía exige, pese al boom petrolero. El BCV ha vendido parte del
oro de las reservas “no para garantizarle ganancias al BCV” -como dice
Merentes- sino “para suplir la falta de recursos” como apunta el economista
Francisco Faraco, quien sostiene que “la deuda interna sobrepasa Bs. 300 mil
millones”. La crisis de flujo de caja de Pdvsa es tal, que el BCV acaba de
prestarle Bs. 20 mil millones para el pago de aguinaldos de sus trabajadores. La
asistencia financiera del BCV a Pdvsa alcanza ya a Bs. 124.700 millones. Al
gobierno le urge devaluar para reducir la deuda interna y proveer de bolívares
a Pdvsa. Unamos la crisis eléctrica, la quiebra de las empresas de Guayana,
conflictividad laboral, importaciones crecientes a causa de la destrucción de
la producción nacional, etc., y tendremos un escenario más que difícil.
Después de hablar de la grave recaída
de Chávez, el Vicepresidente dijo agresivo: “La burguesía está pidiendo dólares… pero les daremos dolores”,
como si Venezuela fuera su hacienda personal. Maduro parece no entender que no
es la burguesía la que pide dólares, que es el país el que clama por
soluciones: fuentes de trabajo; cese de la criminalidad; electricidad
eficiente; vías transitables; hospitales con insumos, y escuelas educadoras de
niños y jóvenes para la convivencia y el trabajo. Esos son los escenarios más
difíciles para cuya solución es imprescindible entenderse.
PD: Hoy todo el mundo a votar por su
candidato a gobernador.
http://www.reportero24.com/2012/12/marta-colomina-y-ahora-%C2%BFque/
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