Por Yoani
Sanchez, 24/12/2012
La cábala, el número que no se
menciona, la superstición con las cifras, la calamidad que podría llegar de tan
sólo pronunciar cinco letras. Recuerdo que cuando cumplí trece años muchos
chistes en la escuela giraban en torno a lo mismo. ¿Qué edad tienes?
preguntaban los estudiantes de grados superiores para burlarse de mi turbación
al contestar. Tenía que responder con un “doce más uno” o con un “quince menos
dos”, porque si decía aquellos dígitos malditos me caía encima una oleada de
risotadas. Podía venir también un cocotazo y el grito de ¡Tócate! que todavía
hoy no sé muy bien qué significaba en aquel contexto. De manera que crecí
suponiendo que el trece no sólo traía mala suerte, sino también escarnio,
chanza, injuria.
Cuando me mudé a vivir con Reinaldo,
pensé; “¡Qué alivio! al menos vive en el piso catorce y no en el de abajo”. Se imaginan
que cada vez que dijera mi dirección me gritaran aquel sarcástico ¡tócate! de
mi adolescencia. No me alcanzarían los sonrojos. Años después, el pronóstico
médico apuntaba a que mi hijo nacería el 13 de agosto de 1995, pero -por
suerte- la naturaleza anticipó el momento y nos libró de aquella “fecha
sombría”. Y así, vadeando y evitando, dejando de pronunciar algunas veces y
usando la sumas y las restas en otras, me escabullí de la sombra supersticiosa
del “diez más tres”. Como yo, otros muchos han hecho lo mismo, a veces más por
precaución que por real creencia en su mala estrella. Pero ahora viene una
prueba dura para todos: el año 2013 que está a punto de comenzar.
Tengo la impresión de que para los
cubanos los próximos doce meses no serán para nada de fatalidad. Desde ahora
puedo prever que estarán llenos de instantes de cambios y de grandes momentos.
Mucho del país que conocemos se transformará, para bien y un poco para mal;
nuevos nombres llegarán al escenario nacional y otros serán inscritos finalmente
sobre el mármol de una lápida. Una era terminará, dándole por esta vez la razón
a los mayas. Pero todo eso depende, casi en primer lugar, de cómo los
ciudadanos manejemos los retos que se nos van a presentar, de cuán conscientes
estemos de que vivimos un punto nodal de nuestra historia. Desde ya me estoy
preparando y repito como un mantra: trece, trece, trece, trece, trece…
Tomado de: http://www.desdecuba.com/generaciony/?p=7071
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