Por Eddie Ramírez, 25/12/2012
Si
Charles Dickens fuese un venezolano contemporáneo quizá no escribiría su famoso
Cuento de Navidad con
un solo personaje principal, el avaro y solitario señor Scrooge a quien,
gracias a una pesadilla, los espíritus del pasado, del presente y del futuro
trasformaron en un ser generoso y social. Probablemente Dickens recrearía la
escena con varios actores principales, más difíciles de corregir que el señor
Scrooge, pero como en Navidad todo es posible quien quita un final feliz.
El
Espíritu del Pasado nos recordaría que hubo muchas cosas buenas tales como los
logros en educación, salud, vialidad, generación de electricidad, extracción y
refinación eficiente de petróleo, producción de acero y aluminio, aumento de la
producción agrícola, mayor seguridad personal y jurídica, no discriminación por
raza, credo o por razones políticas. Posibilidad de cambiar el gobierno por la
vía electoral sin mayor injerencia del Ejecutivo. Existencia de adversarios
políticos, pero no de enemigos. Desde luego que ese Espíritu también nos
recordaría que a partir de mediados de la década de los 70 empezamos a
declinar, la pobreza aumentó a niveles intolerables, los jóvenes tuvieron menos
oportunidades, disminuyó el ascenso social, aumentó la inflación y los partidos
políticos y en general los venezolanos que tuvimos más recursos nos volvimos
egoístas olvidándonos del otro país.
El Espíritu del Presente destacará lo evidente. Una nación dividida,
destrucción de la infraestructura, prisioneros políticos y exiliados, apartheid
laboral, medios de comunicación cerrados, deterioro del sistema de salud,
masificación de la educación universitaria a costa de su calidad, quiebra de
las empresas del Estado, desaparición de la institucionalidad, dificultades
para acudir a unas elecciones libres, aumento de las importaciones, escasez de
productos. En la parte positiva el Espíritu destacará que hoy los venezolanos
más humildes se sienten tomados en cuenta, aunque la realidad sea otra, y la
creación de Misiones que aunque no resuelven el problema de la pobreza, sí
contribuyen a aliviarla.
El Espíritu del Futuro nos permitirá visualizar que de seguir por esta
vía y no tomar el camino del progreso, estaremos condenados a fracasar como
sociedad. Al despertar de la pesadilla, tal como el señor Scrooge, los
venezolanos nos dispondremos a cambiar. Este cambio incluye a los fanáticos de
ambos bandos, a quienes buscan culpables ante los recientes fracasos y a
nuestra dirigencia, la cual deberá modificar algunas estrategias, acercarse más
al pueblo y defender derechos con mayor ahínco.
Como somos optimistas por diseño, estamos convencidos que tendremos un
mejor futuro, para lo cual debemos aceptar que habrá un pueblo chavista sin
Chávez que es necesario respetar y con el cual se puede y debe convivir. Con
toda seguridad, los dirigentes de ese chavismo se alejarán de esa quimera del
Socialismo Siglo XXI que fue solo un engaño de unos pocos para controlar el
poder y aplastar a los adversarios políticos. Ojalá que cuando publiquen este artículo
se haya producido una amnistía. ¡Feliz Navidad! ¡No más prisioneros políticos,
ni exiliados!
Eddie
Ramírez es miembro de Gente del Petróleo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico