A diez años del paro cívico, quienes integramos la Asociación Civil Gente del Petróleo reiteramos nuestro compromiso de contribuir a construir un mejor país en el que prevalezcan los principios y valores de la democracia.
En el 2002
rechazamos las violaciones a los derechos humanos, la injerencia en la
educación de nuestros hijos y el atropello a la meritocracia en Pdvsa. Hoy la
situación es mucho más grave, como consecuencia de los avances del
totalitarismo siglo XXI que desacata numerosos artículos de nuestra
Constitución, como se evidencia por la presencia de presos políticos,
exiliados, violaciones al debido proceso, sometimiento de todos los poderes
públicos al Ejecutivo, confiscaciones de la propiedad privada, la dantesca
situación en las cárceles y el intento de imponer un estado comunal.
Desde el Paro
Cívico de diciembre del 2002 se ha incrementado la pobreza y la inseguridad, el parque industrial ha sido
diezmado, dependemos más de los ingresos petroleros y el Estado adquirió una gran deuda interna y
externa pese a los elevados precios del crudo. Las empresas del Estado están quebradas
o en una situación económica muy precaria y, en el caso específico de Pdvsa,
es
evidente el grado de desmantelamiento y destrucción por haberla convertido en brazo político y caja chica del
régimen.
Esto es
particularmente grave, ya que esta empresa genera el 94% de las divisas que
requiere el país. Cabe mencionar que solo en setiembre de este año, Pdvsa
importó de los Estados Unidos 5.882.000 barriles de productos refinados, de los
cuales 2.050.000 fueron de gasolina
terminada y los restantes de componentes de la misma, diesel y lubricantes. En
el 2011, según el Informe de Pdvsa, la
empresa tuvo que desembolsar 39.783 millones de dólares para comprar petróleo y
productos refinados. Ese mismo Informe
señala que a diciembre de ese año, Pdvsa
contaba con 115.422 trabajadores, un 65 % más que antes del paro cívico, de los
cuales 17.000 están en actividades no
petroleras y la gerencia de recursos
humanos reconoce que no dispone de información del nivel de instrucción de
28.570 de sus trabajadores, es decir del 25% de su nómina. Las cuentas por
cobrar estaban en 38.759 millones de dólares y actualmente la deuda financiera
está sobre los 43.000 millones de dólares. A esto hay que añadir el elevado
número de accidentes, con un saldo lamentable de 120 venezolanos fallecidos desde el 2003 a la fecha, así como
las cuantiosas pérdidas materiales. Además,
desde setiembre del 2009 a la fecha, gandolas
de Pdvsa han estado involucradas en numerosos accidentes con saldo de 117 ciudadanos
fallecidos y cientos lesionados. A lo anterior hay que sumar los numerosos
casos de corrupción, entre ellos Pdval, Fondo de Pensiones, maletín con dólares
para la Argentina y sobreprecio de la plataforma Aban Pearl que se hundió.
Para intentar ocultar
esta situación, hoy Pdvsa está arremetiendo en contra de 180 ex trabajadores a
los que pretende imponer multas y cobro por reparos derivados de las
importaciones de gasolina que realizó la empresa durante el paro y el petróleo
que dejó de exportar, así como por unos supuestos daños a instalaciones.
Reiteramos que los únicos culpables de la crisis del 2002 fueron el teniente coronel
Hugo Chávez y el entonces presidente de Pdvsa Alí Rodríguez. Las instalaciones
fueron entregadas en perfecto estado, lo cual permitió a la nueva directiva
reactivar rápidamente las operaciones. Todos los incidentes señalados como
sabotaje ocurrieron cuando la nueva gerencia tenía el control y fueron
consecuencia de falta de pericia. Rechazamos estas imputaciones y solicitamos a
la Contraloría General de la República inicie una averiguación al respecto, ya que el Auditor Fiscal que las
lleva a cabo, señor Ramón Torres fue designado ilegalmente, y que el delegado
que aplica las sanciones, señor Paúl Alvarado Rodríguez, tampoco está facultado
y, además, no tiene la competencia requerida. Hacemos notar que entre los
sancionados se encuentran médicos, abogados, periodistas, trabajadores que
estaban de vacaciones, de reposo médico o de permiso por maternidad y algunos
de ellos disfrutan actualmente de la jubilación otorgada por la empresa. Por
otra parte, los ex trabajadores petroleros aún tenemos pendiente el
reconocimiento de nuestros pasivos laborales.
Con respecto a las
conversaciones sobre una amnistía, nuestra Asociación apoya las gestiones que
se realizan e insta al gobierno a poner
en libertad a los presos políticos y a permitir el regreso de los exiliados.
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