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viernes, 24 de mayo de 2013

Hay hojilla para rato



Fernando Rodríguez, 23/05/2013

Uno imagina a los líderes del gobierno tratando de salir de esa trampajaula sórdida y que puede producir cualquier efecto, hasta letales, del hombre de la hojilla y no puede dejar de sentir lo que suele padecer el espectador en los suspensos pico de las películas de Hitchcock.

Las soluciones que encuentran, efectos del miedo y el desconcierto, son las menos afortunadas. La primera es simplemente ignorar la bestia que gruñe a pocos pasos, cerrar los ojos, magia pura.

Eso hizo la Asamblea al negarse a discutir esa bagatela, vainas de moscas impertinentes. O la Fiscala que tanto empeño jurídico puso en los veinte mil bolívares donados legítimamente al diputado Caldera y no se da por enterada de las galácticas dimensiones de los delitos señalados por Silva, notitia criminis, que ponen en cuestión los cimientos del proceso mismo, sus próceres incluidos y, si a ver vamos, a ella misma, suerte de ángel de la guarda o hada madrina de esos mismos desafueros.

O los insultos sin contenido ni mesura de Maduro contra el pobre Ismael García, que lo único que hizo fue poner el CD y distribuir la transcripción de la conversación y pareciera que es el propio Mario el Terrible. Hay la estrambótica teoría del montaje, que no cree nadie que tenga orejas para oír.

O lo de los chismes, que algo de eso tiene el asunto, pero que no son ni discretos ni colorados sino lóbregos y del humor más negro imaginable. Porque el dinosaurio sigue ahí, y cada día crece más. Es tan profusa y densa la información que contienen esos cincuenta minutos de conversa entre agentes secretos que necesita un análisis multidisciplinario de amplio espectro.

Ya algunos juristas, tan brillantes como Alberto Arteaga, Rocío San Miguel o Gonzalo Himiob, han detectado por los menos tres delitos graves en el documento: traición a la patria, porte de armas de guerra (obsequio ministerial) y asesinato consumado o fallido.

Faltaría, por ejemplo, la opinión de expertos en finanzas y contraloría para tener alguna idea de las cantidades de que se habla cuando el texto se refiere a Cadivi y el Seniat, al desvío de divisas y otras fechorías.

Uno supone que el número de ceros debe ser descomunal. O lo que estaría pasando en VTV, en manos de los vampiros, justo ahora que Maduro Moros anda reunido con Cisneros y otros capitanes mediáticos para adecentar nuestra mostrenca televisión comercial generalista.

O saber qué piensan los santeros de la nueva visión mística del cuestionado Presidente. Pero dejemos a cada quien su tarea especializada.

Nosotros seguimos preguntándonos por los objetivos del acontecimiento, sus actores y sus métodos. Concretamente, ¿quién y para qué puso en manos opositoras semejante explosivo? A lo mejor es puro azar, una arrechera fortuita, una traición puntual.

Pero, la verdad, es que cuesta creerlo. A nuestra mirada poco experta en esos rollos de novela de espionaje nos tienta más la posibilidad de un ajedrez más complejo, de más vuelo. Pero lo dejamos ahí, esperando nuevos capítulos.

Este no es de esos escándalos que se desvanecen con los días o tapan otros distintos y más frescos, éste es para rato y seguramente para la historia.

Por cierto, ¿alguien entiende por qué el circunspecto Alí Rodríguez, a estas alturas del juego, cuando ya todo está consumado, viene a culpar a Maduro del tropezón electoral? Mera curiosidad.

http://www.talcualdigital.com/Nota/visor.aspx?id=86695&tipo=AVA

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