ALFREDO MEZA Caracas 28 MAY
2013
Despedido
el periodista de Globovisión Francisco 'Kico' Bautista
El
conductor desobedeció la orden de la nueva directiva de impedir la salida del
opositor
La casa del periodista Francisco Kico Bautista tiene
un salón que antecede a un pequeño balcón desde donde se puede apreciar el
cerro Ávila, que separa a Caracas de la orilla sur del Mar Caribe, en toda su
extensión. En ese recibo está encendido un televisor y el presentador explica
en rueda de prensa las razones por las cuales fue relevado de la conducción del late
show noticioso que conducía en el canal Globovisión. Una y otra vez los periodistas
presentes voltean hacia la pantalla para ver si alguna televisora transmite en
directo las palabras de este hombre, de 56 años, devenido en una celebridad en
el país por sus antichavismo militante.
Pero esta vez todo es distinto.
Ninguno de los canales nacionales más vistos del país cubre la declaración. No
están ni sus micrófonos ni sus periodistas. Están presentes, sí, los
corresponsales de prensa extranjera, diarios locales formadores de opinión como El Nacional o El Universal, que
libran una dura lucha por no doblegarse frente al régimen. De pronto la mujer
de Bautista, la periodista Ibéyise Pacheco, sintoniza un canal extranjero que
ha roto con el silencio. Pero apenas pasan un extracto de la intervención de
Bautista, que usa una guayabera anaranjada, y pasan a otras informaciones.
Durante años la oposición política se
acostumbró a que Globovisión -un pequeño canal de noticias que sólo transmite
en señal abierta para dos capitales venezolanas, vendido
hace un mes a capitales vinculados al chavismo- emitiera en directo
cualquier pronunciamiento que cuestionara al gobierno de Hugo Chávez. Los
dirigentes políticos, especialmente si estaban en campaña electoral y contaban
con la venia de la anterior directiva, pedían que se emitieran sus
intervenciones en directo, sin cortes. Muchas veces cedían en virtud de los
compromisos o porque el contenido era realmente noticioso.
El martes pasado, después de reunirse
con el presidente Nicolás Maduro, la nueva junta decidió no transmitir en
directo intervención alguna de dirigentes políticos, tratando de acabar con una
costumbre que llevó a los enemigos de Globovisión a calificarlo de partido
político de oposición. "Nos han pedido que seamos muy sensatos en la
transmisión de la noticia y eso es lo que vamos a hacer", dijo el presidente
de la nueva junta directiva, Juan Domingo Cordero tras la cita con el Gobierno.
El jueves Bautista conversó con sus
nuevos jefes –una reunión que calificó como “muy agresiva”-, le
comunicaron las nuevas instrucciones y le pidieron que dejara de comportarse en
pantalla como un operador político de la oposición.
Ya se había producido el primer
despido. El diputado Ismael García, conductor de un programa dominical llamado Aló, Venezuela,
fue relevado a instancias de la junta, para darle coherencia al planteamiento
de que sólo periodistas debían ser los responsables de sacar adelante los
programas. García había dado a conocer el
audio del presentador Mario Silva, el ancla del programa favorito del
presidente Hugo Chávez, quien comunicaba a un funcionario de los servicios
secretos cubanos evidencia de una fractura entre un ala civil, comandada por
Maduro, y una militar, tutelada por el número dos del régimen, el presidente de
la Asamblea Nacional Diosdado Cabello.
Fue entonces cuando Bautista entendió
quiénes eran sus nuevos jefes. “La reseña que se transmitió de esa denuncia fue
censurada por la directiva. No colocaron al aire las acusaciones de corrupto
que le hicieron a Cabello en ese audio”, afirma el periodista en una conversación
con este diario. “La línea editorial del canal busca reducir el impacto de la
grave situación del país en el gobierno de Maduro”, agrega.
El viernes pasado Bautista acudió a su
trabajo. Desconociendo la advertencia hecha, Bautista ordenó que se transmitieran
los apartes más importantes de una intervención hecha en la víspera por el líder de la oposición
Henrique Capriles. Al salir del programa recibió la noticia de su despido
que se regó de inmediato por las redes sociales como un mal presagio.
Especularon televidentes, opinadores. Y para sorpresa de la audiencia opositora
Capriles se pronunció cuestionando la decisión y el origen de la fortuna de uno
de los propietarios de la planta, Raúl Gorrín. Sus palabras fueron casi el
epitafio sobre la lápida de un canal que se caracterizó por su estilo
combativo. “A los trabajadores de Globovisión mi eterno agradecimiento por habernos
permitido una ventana para hablarle a nuestro pueblo”.
En Venezuela las derrotas de los
bandos enfrentados desde hace casi tres lustros se miden por las bajas sufridas
en el control de los medios de comunicación. La oposición parece haber perdido
en definitiva a la última baza de la televisión, el canal Globovisión, que en
mucho contribuyó a romper el consenso que el chavismo pretende imponer en torno
a su proyecto. Ha sido una victoria sufrida para el gobierno, que supo esperar
para dar un golpe certero. La concesión para operar en señal abierta de la
planta vence en 2015. Sólo con un cambio de postura sería posible que el
gobierno renovara el permiso
Ya habían caído Venevisión, propiedad
del magnate Gustavo Cisneros, y Televen y la cadena más grande de la radio
venezolana, el Circuito Unión Radio, que entre 2005 y 2010 redujeron al mínimo
sus espacios informativos y despidieron a periodistas críticos. El gobierno del
presidente Hugo Chávez siempre le dio un papel relevante en el golpe de Estado
de abril de 2002 a la cobertura realizada por las televisoras. Desde entonces
el régimen se había propuesto doblegar cualquier asomo de cobertura
independiente y ha hecho esfuerzos por imponer un modelo en el cual cada bando
se reparte las informaciones relegando al periodista a un papel de simple polea
de transmisión.
Se trata de una renuncia al punto de
vista en aras de un supuesto equilibrio informativo. En la práctica los medios
de radio y televisión de Venezuela son apenas meros megáfonos que amplifican lo
dicho por aquellos interesados en comunicar sus mensajes clave a la audiencia.
“Yo no comparto que un canal debe moverse al centro. Globovisión era el espacio
de aquellos que no tenían cabida en los medios oficiales. Teníamos que darle la
voz a quien no la tenía. Y debe seguir siendo así, especialmente en un país que
está por cambiar. Es mentira que el equilibrio es una forma de justicia”,
explica Bautista.
Los casos de Bautista y García
sugieren que hay un plan para concretar un drástico cambio de línea editorial.
Otro hecho así lo advierten. El periodista designado para asumir la dirección
del canal, Vladimir
Villegas, no asumió su cargo por diferencias con los dueños sobre el
alcance de su gestión.
La salida de Bautista podría abrir el
grifo de nuevas renuncias a juzgar por la plena solidaridad de sus compañeros
Carla Angola y Pedro Luis Flores, que han prometido pronunciarse sobre el
despido en la siguiente emisión. Otros presentadores de la planta iniciaron una
campaña en Twitter con la etiqueta “preocupa la salida de @kicobautista de
Globovisión”, mientras que la cuenta del canal en la red social ha perdido casi
300 mil seguidores desde el viernes debido al descontento de su público.
Hasta ahora no se conoce qué hablaron
los dueños de Globovisión con el Gobierno. Para la oposición, visto lo que ha
ocurrido desde entonces, las decisiones tomadas lucen como una traición. Parece
difícil pensar de otra forma en un país polarizado y que entiende a televisoras
y periódicos como trincheras de combate antes que como espacios con el
sacrosanto deber de informar. Ha sido en todo caso una noticia infausta para la
causa de la libertad de prensa, justo el mismo día que se cumple un nuevo
aniversario, el sexto, del cierre de transmisiones en señal abierta de Radio
Caracas Televisión. Una incómoda efemérides.
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