Henrique Capriles Radonski 19 de mayo de 2013
La prueba más clara de que al gobierno
central —es decir: al partido de gobierno— no le importan los venezolanos es cómo
son capaces de desconocer la voluntad popular, saltarse las leyes y jugar con
el futuro de una familia, de un pueblo, de una ciudad, de un estado, de un
país.
Traicionar durante catorce años las
promesas hechas al pueblo, impedir que los poderes trabajen de manera
independiente, permitir que la corrupción sea campante e impune, someter al
pueblo a una inflación grosera mientras los precios del petróleo están más
altos que nunca, dejar que nuestra gente muera a manos del hampa, robarse
elecciones, ignorar a la mitad de un país que no ha permitido —ni permitirá—
que le expropien la esperanza.
Así están viviendo las familias
venezolanas del presente, pero así no es como viviremos el futuro. Hemos
aprendido y no seremos nosotros quienes cometamos los errores del pasado ni los
del presente. A los cuarenta años que el fallecido presidente culpaba se le han
sumado más de catorce años más de ineficacia, violencia y deterioro de la
calidad de vida del venezolano.
¡Y más de medio siglo de políticas
erradas son demasiados años de irrespeto al pueblo! Hoy vemos cómo, además de
los nuevos errores, el partido de gobierno padece de los peores males de la
política de estos tiempos: desconexión de los problemas reales del pueblo,
incapacidad para conseguir soluciones, división, ilegitimidad, luchas
intestinas por el poder, corrupción galopante y a los ojos del pueblo,
ineficacia, falta de credibilidad, fractura del liderazgo nacional, conflictos
entre los jerarcas de la capital y el liderazgo regional.
¡Por eso perdieron la mayoría popular
desde hace rato! Esta farsa que pretenden es insostenible porque está fundada
en mentiras, en irrespetos y en su incapacidad para gobernar.
En el partido de gobierno hay miedo y
por eso huyen hacia adelante.
Por eso quiero recalcar que, en esta
especie de tormenta de malas noticias a las cuales nos tiene acostumbrado el
gobierno, no se nos olvide que el miedo a auditar las elecciones del 14-A es
prácticamente lo que se llama una confesión de parte: saben que la elección no
les da, saben que están allí en un “mientras tanto” que intentan alargar con
mentiras y creen que generando otros escándalos y otras matrices harán que se
nos olvide que somos mayoría.
Pero eso, Nicolás, hoy en día y con
este pueblo es imposible.
Cada uno de los ciudadanos que votó
por nuestra opción votó por el futuro, no por este gobierno que solamente
remienda y pone parches a los síntomas del desastre pero resulta incapaz de
reconocer sus errores y planificar, por una vez en su vida, la posibilidad de
solucionar alguno de los problemas.
Pero ya ha quedado claro: no saben
cómo hacerlo. La escasez, la falta de producción, el problema con las divisas,
la crisis en PDVSA, las persecuciones a los empleados públicos, el embuste del
sabotaje, lo que consiguieron en Corpoelec, las rotaciones ministeriales de los
mismos irresponsables, el fracaso de veinte planes de seguridad, la crisis de
viviendas, el desempleo, la crisis hospitalaria, tener al alcalde del municipio
donde más matan y roban a los venezolanos como mandadero del CNE, el paquetazo
Rojo que nos hizo mucho más pobres, el infierno en que se han convertido los
puertos, la falta de servicios públicos, el estado de la infraestructura
nacional, la cantidad de proyectos parados y atrasados, el aumento de la deuda,
el alza de los precios de los alimentos, el gasto excesivo en armas, el sueldo
de los profesores universitarios…
Cada una de esas cosas es una prueba
de que el partido de gobierno no sabe lo que hace.
En apenas un mes de la imposición
ilegítima de Nicolás Maduro por parte del CNE, hasta en sus propias filas han
revivido la figura del revocatorio, porque el pueblo no puede seguir esperando
por soluciones que sabe que no le van a llegar desde tamaña pandilla de
incompetentes.
Por eso los verdaderos resultados del
14-A son los que tú y yo conocemos, Nicolás. Porque los venezolanos se cansaron
de esperan un futuro que no ha sido otra cosa que mucha televisión, mucha
viajadera, muchos regalos para el exterior y muy pocas soluciones.
El 14-A no se nos olvida. Ni a
nosotros ni al pueblo, señores del partido de gobierno. Y para tranquilidad de
todos, yo sé que el liderazgo que encabezo tiene bastante claro qué es lo que
debe hacerse y cómo se debe hacer. Sus errores del presente no van a
comprometer el futuro de todo un país. Pero eso sí: cada vez que hostigan, cada
vez que dejan un crimen impune, cada vez que comenten un exceso, cada vez que
ignoran al pueblo, cada vez que criminalizan la protesta y cada vez que inventan
nuevos culpables del desastre que ustedes han generado pasa una sola cosa:
nuestro camino crece, se llena de gente y se convierte en la verdadera opción
de futuro para todos, sin exclusión y haciendo lo que se debe hacer.
El 14-A el pueblo lo dejó bastante
claro. Y ellos, en el partido de gobierno, lo saben. Perdieron al pueblo porque
les robaron la esperanza. ¡Y nosotros se la hemos devuelto! Y no vamos a
permitir que el pueblo sea traicionado nuevamente. Esta lucha es por la verdad
y por el futuro, y esas dos fuerzas son indetenibles.
¡Venezuela somos todos! Que Dios los
bendiga…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico