Por Econ. Jesús Alexis
González, 24/05/2013
Venezuela ha contado en los últimos 14 años con ingresos superiores a $
675.000 millones 60% de ellos destinados a importaciones con 10 años de control
de cambio. Hoy muestra unas reservas operativas en su mínimo histórico ($ 2.200
millones), una deuda externa que creció en unos $ 74.000 millones y una deuda
total de unos $ 275.000 millones (79% PIB), un déficit fiscal por encima del
10%, una inflación estimada 2013 cercana al 40% con potencial contracción de la
economía, y un índice de escasez abril 2013 de 21,3%; de tal escenario se
infiere la necesidad de instrumentar inmediatas políticas de ajuste
estructural interno a la luz de restablecer un equilibrio macroeconómico. En tal sentido, ha de prestarse relevante
atención (principalmente) a tres áreas básicas: Política Fiscal; Política Monetaria y Política Cambiaria. En materia fiscal ha de asumirse que el gasto público debe ser utilizado como
una herramienta para mitigar las
fluctuaciones en el nivel de la actividad económica y no en sustitución de la
actividad económica. Concomitantemente debe atenderse lo referido al déficit fiscal y a la deuda pública a los efectos de una
evaluación sistemática de la capacidad de pago del país (amortización e
intereses), teniendo similar importancia la magnitud que representa la deuda externa en relación a las reservas
internacionales, al igual que el peso que tiene la deuda pública en el valor
agregado de la economía (PIB), en concordancia con el grado de dependencia del sector público en cuanto
a obligaciones en moneda extranjera se refiere; relación que indujo una corta permanencia de Cadivi (“herramienta prevista para 100 años”)
y de un debut y despedida del Sicad (una
sola subasta hasta la fecha). Sea pertinente señalar que cualquier forma de
“relanzamiento” del Sicad enfrentará la dificultad de no contar Venezuela con suficientes divisas en efectivo (salvo que
se emitan títulos en divisas) para atender nuevas subastas que complementen las
autorizaciones de Cadivi en la atención de un flujo de importaciones que se
situaron en $ 59.000 millones para 2012, y que para 2013 el gobierno las estimó
“algebraicamente” en unos
$ 36.000 millones; es decir en sólo un año se pretende disminuir en un
38,98% ($23.000 millones) las importaciones sin tiempo para equilibrarse
con producción nacional; para una economía que en 2012 “recibió” unos $ 227 millones/día y que para 2013 recibiría unos $ 150 millones/día (66%menos).
En materia monetaria, la
política debe centrarse en controlar el comportamiento
de los agregados monetarios tales como la emisión de dinero inorgánico,
base monetaria, circulante y liquidez; todo ello con la finalidad de atenuar la presión sobre los precios
internos (inflación), haciendo uso racional del modelo de emisión de dinero
inorgánico como alternativa para financiar un creciente gasto público en
desmedro de la relación entre gastos corrientes e ingresos corrientes. En materia cambiaria se hace necesario
instrumentar acciones gubernamentales en el marco del tipo de cambio, para
propiciar la determinación de regímenes más flexibles vinculados con las inversiones privadas nacionales y
extranjeras.
Finalmente enfatizamos, si en el país se diera estricto cumplimiento a la
Constitución Nacional, sería
suficiente para promover su desarrollo
socioeconómico en un ambiente generador de empleo decente y productivo. Tal posibilidad pasa por la obligación
de superar la actual vulnerabilidad institucional
vinculada, por una parte, con una estructura política que no equilibra la existencia de “venezolanos con la
oposición” y de “venezolanos con el oficialismo”, y por la otra, con la
presencia de un Estado de gran tamaño
que lo limita para coordinar sus
actividades y para modernizar
permanentemente algún modelo económico en contexto de libertad.
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