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lunes, 20 de mayo de 2013

Si yo fuera Maduro


Por Juan F. Misle, 17/05/2013

La primera cosa que haría sería ordenar al TSJ la inmediata repetición de la fraudulenta elección presidencial del 14A, y luego culparía a Cabello y a Jorge Rodríguez de la nueva derrota ante Capriles.

Con ese resultado podría exhibirme ante mis colegas de Unasur como una persona respetuosa de la Constitución y de la instituciones públicas, pero aún más importante, me permitiría arrancar con la familia a la India, incorporarme de lleno a la secta de Sai Baba, culminar el bachillerato en ciencias, y hacer unos cuantos cursitos de oratoria “on-line” para salir del sambenito de orador fastidioso e irrelevante que me atosiga desde mis tiempos de reposero profesional en el Metro de Caracas.

Capriles sería el encargado de resolver los graves problemas económicos que hemos venido acumulando trás 14 años de irresponsabilidad financiera, estatizaciones alocadas, y acoso a la iniciativa privada.

Imagínense lo divertido que sería dejar en manos de mi odiado sucesor la decisión de subir los precios de la gasolina que por años han estado rezagados debido a razones políticas. No saben cuánto disfrutaría el placer de verlo obligado a devaluar nuevamente el bolivar para compensar al menos parcialmente la falta de competitividad causada por una inflación que apunta a superar el 30 % este año; y ni hablar del alivio que sentiría al dejarle en herencia el paquetico que significa lidiar con la escasez de comida, de productos de aseo personal, y de medicamentos, o el éxtasis que experimentaría al verlo enfrentado a una crisis eléctrica que se agrava con los días a pesar de los miles de millones de dólares que le hemos dado a los brasileños, argentinos y chinos para que nos la resuelvan.

Me evitaría la pena de tener que explicarle a los venezolanos en qué malgastamos esa boloña de dinero que recibimos, y sin tener que mover ni un dedo, gracias a unos precios petroleros que se multiplicaron por 10 debido al crecimiento económico de países China y la India durante los casi tres lustros que llevamos en el poder en Venezuela. Pónganse en mi lugar por un momento y lo entenderán: desde que agarramos el coroto en ese remoto año 1999 Venezuela pasó de exportador de gasolina a tener que importarla. Una situación tan insólita como sería ver a Arabia Saudita comprándole arena a Israel. Nadie lo entendería.

Y eso solo en lo que se refiere a la parte económica. La conflictividad social es a lo que más temo. A mi partida le estaría legando a Henrique una bombita de tiempo a punto de estallar con cientos de contratos colectivos del sector público vencidos desde hace años; decenas de miles de damnificados a los que hemos engañados con la promesa de viviendas decentes y “casas equipadas” a cambio de sus votos; y qué decir de las expectativas que engañosamente hemos alimentado respecto a puestos de trabajos nuevos y bien remunerados para nuestros jóvenes?. Y como si todo eso fuera poco, dejaría a mi sucesor a cargo de una situación de criminalidad y violencia desbordada y con bandas de paramilitares armadas hasta los dientes que, rodillas en tierra, aterrorizan a la población, asesinan, y son las responsables de los llamados “secuestros express”.

Cómo justificar, por ejemplo, que las carreteras y autopistas del país se encuentran colapsadas, que la red de hospitales públicos está en la carraplana, lo mismo que las escuelas bolivarianas?. Habrá alguna palabra que aplaque la ira de un pueblo harto de la ineficiencia de los servicios públicos y de la corrupción campea en la nación?

Mi salida del poder me ahorraría el titánico esfuerzo de reconstruir desde sus cimientos la institucionalidad del país: desde las fuerzas armadas hasta los tribunales; desde la Controlaría y la Ficalía hasta la policía y la admistración pública. Toda. La pura verdad es que a nombre del socialismo del siglo 21 lo que terminamos haciendo fue ranchificar nuestras instituciones, ninguna sirve para nada.

Por todo eso les digo, si yo fuera Maduro ya estaría haciendo mis maletas para arrancar de este desastre. Con toda seguridad recursos no le faltarán para sostenerse fuera del país cómodamente. Se nos dirá que el hombre era precavido y que ahorró parte de los viáticos en dólares que ganó como canciller de la república. Y seguro le liquidarán dobles sus prestaciones sociales. Eso dará para varias generaciones de su famila, según dicen.

Visualizo a Maduro diciéndose así mismo: “Yo como que le echo piernas”.

http://dossier33.com/2013/05/juan-f-misle-si-yo-fuera-maduro/

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