Omar Barboza Gutiérrez noviembre de 2014
La caída de los precios del petróleo
después de haberse beneficiado el país de la más larga etapa de altos precios
que ubicaron al barril venezolano por encima de los 100 dólares, es un momento
oportuno para examinar cómo utilizamos esos recursos, y cómo nos preparamos
para este momento sabiendo que los precios petroleros siempre están expuestos a
fluctuaciones cíclicas. Sin embargo, el modelo económico que el gobierno
nacional ha intentado aplicar, ha permitido que esta caída del precio de
nuestro principal producto de exportación, ocurra en momentos cuando los
venezolanos están sufriendo las consecuencias de una grave crisis económica.
El primer error del gobierno en contra
del interés nacional y el de las futuras generaciones, fue el de no ahorrar en
los momentos de abundantes ingresos sino que al contrario, extremó los viejos
errores del rentismo combinado con un populismo demagógico orientado a la
preservación del poder como un fin en sí mismo, y no en la utilización del
poder como un instrumento al servicio de los mejores intereses nacionales,
impulsando la diversificación de la economía y la generación de bienestar para
todos, dentro de un clima de libertades.
En el año 1998, convirtiéndose en
interprete de un gran consenso nacional, el Dr. Rafael Caldera le puso el
ejecútese a la “Ley del Fondo de Inversión para la Estabilización
Macroeconómica”, la cual entre sus disposiciones estableció que formaran parte
de los recursos de ese Fondo los ingresos petroleros que estuvieran por encima
del promedio de los mismos en los 5 años anteriores.
Ese mismo consenso se expresó claramente
en la Asamblea Constituyente que aprobó la Constitución de 1999, la cual en su
Artículo 321 dispone que se establecerá por Ley un fondo de estabilización
macroeconómica destinado a garantizar la estabilidad de los gastos del Estado
ante las fluctuaciones de los ingresos ordinarios.
A pesar de ello, quienes representan al
modelo que nos gobierna, desde el control de todos los poderes públicos y a
través de leyes aprobadas durante los años 2003, 2005 y 2008, dejaron sin
efecto las disposiciones que nos obligaban a ahorrar para evitar las
consecuencias negativas de la caída de los precios petroleros, y hoy no sólo
estamos sin ahorros para enfrentar esta situación, sino que estamos más
endeudados que nunca, aparte de otras consecuencias del despilfarro de nuestros
recursos.
Mientras que al cierre del año 1998 la
deuda total venezolana llegó a 32.818 millones de dólares, al cierre del 2013
esa deuda, incluyendo la de PDVSA con el Banco Central de Venezuela (BCV),
alcanzó la cifra de 204.000 millones de dólares, es decir, se multiplicó por
más de 6 veces la deuda total venezolana.
La acentuación del rentismo en la cual
ha incurrido este gobierno, se expresa claramente en el hecho de que mientras
para el año 1998, del total de divisas que ingresaban a Venezuela un 69%
provenían del petróleo y un 31% de otras actividades económicas, para el año
2013 un 96% de las divisas que ingresan provienen del petróleo, y sólo un 4%
son generadas por otras actividades. O sea, hoy somos más dependientes que
nunca del ingreso petrolero.
Esa dependencia ni siquiera estimuló a
este gobierno a preservar e impulsar nuestra capacidad como país productor de
petróleo, y así vemos que cuando en el año 1998 Venezuela era el 5° país en
producción con 3.500.,000 barriles diarios, en agosto de este año 2014 nos
ubicamos en el puesto 13° entre los países productores con 2.489.000 barriles
diarios, mientras PDVSA está atendiendo actividades distintas a su objetivo,
solo ha crecido en burocracia, y buena parte de sus mejores recursos humanos
han tenido que irse a trabajar en la producción petrolera de otros países.
Mientras se negaron a fortalecer el
Fondo para la Estabilización Macroeconómica y tenerlo como un instrumento para
ahorrar y poder enfrentar los malos tiempos, por otro lado, se dedicaron a
crear muchos otros Fondos sin control Constitucional, sin transparencia de
ningún tipo en su manejo, los cuales han sido utilizados por razones políticas
para hacer aportes a otros países, esos Fondos han sido financiados con
nuestros ingresos petroleros, y son violatorios del Artículo 314 de la
Constitución que establece la prohibición de cualquier gasto no previsto en el
presupuesto nacional. Para poner un ejemplo de lo que sucede en esos Fondos, me
refiero al caso de FONDEN que para el año 2013 ya había recibido aportes por
11.000 millones de dólares, y aún no ha sido posible que publique sus balances.
Las consecuencias del fracaso del actual
modelo económico las paga el pueblo venezolano con escasez y alto costo de la
vida, y quienes trabajan y perciben un sueldo comprueban como le han confiscado
con la inflación el valor adquisitivo de su salario.
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