Por Yusnaby Perez, 04/02/2014
Las colas se convierten en el epicentro del descontento en Venezuela.
Adquirir productos básicos no es más que uno de los tantos problemas que sufren
hoy en día los venezolanos. Algunos expertos en el tema señalan que
acostumbrarse a esta nueva realidad no será tan fácil como antes mientras otros
predicen un futuro incierto para la nación.
Alina Espinosa, ingeniero industrial residente en Barquisimeto, Estado
Lara; se ha visto afectada directamente por la cantidad de colas que hay que
hacer para conseguir determinados productos y por el tiempo que pierde en
ellas. Cuenta a CubaNet cómo se viven el socialismo del siglo XXI hoy día en el
país sudamericano.
Alina se queja de que debe hacer colas de dos horas para comprar
detergente y que además, lo racionan a dos bolsas de 1 Kg por persona.
“Si tienes suerte y haces una cola, puedes encontrar jabón de baño y a
veces champú. Hoy hice una cola por más de tres horas y sólo pude comprar dos
paquetes de pañales para mi sobrino talla G de 20 unidades cada uno”, explicaba.
Los productos que más escasean y que requieren la necesidad de esperar
largas horas al sol para comprarlos son la leche en polvo, detergente,
suavizante, jabón de baño, desodorante, pañales, toallas húmedas, mantequilla,
harina pan, azúcar, café, toallas sanitarias y medicinas. Alina explica que la
venta de distintos equipos electrodomésticos como neveras, cocinas y lavadoras
están siendo regulados por el Gobierno y destaca que el cemento “está
completamente desaparecido”.
“Hace 15 años recuerdo con claridad que iba con mis padres a los
supermercados, se encontraba de todo y no se hacía cola. Antes éramos un país
normal; podías comprar la cantidad que quisieras. Hoy en día sólo te venden una
o dos unidades de cada producto, si los encuentras”, recuerda Alina.
Lo cierto es que muchos de los que hacen cola luego revenden el
producto en la calle al doble y hasta el triple del precio. La escasez en
Venezuela provoca que los llamados bachaqueros (revendedores) abusen de la
necesidad de la gente.
“Creo que muchos venezolanos se están acostumbrando, sin embargo,
pienso que la mayoría estamos a punto de explotar. Ya se siente la tensión en
la gente”, resalta mientras cuenta los detalles de la más reciente cola que
hizo.
“Lo que más me sorprende de las colas es que vemos a mujeres
embarazadas, otras con hijos en brazo dándoles el pecho y a personas de la
tercera edad,” opina Alina “Ahora nos marcan en las manos con números para
poder estar en la cola. Hoy se vivieron momentos de tensión cuando varios
revendedores quisieron entrar a la tienda y la gente empezó a gritar. Los
militares son los que organizan las colas. Yo era la número 349 y sólo había
para vender hasta el número 350. Mucha gente se quedó molesta sin poder comprar
luego de haber hecho toda la cola.”
Alina teme que la situación pueda acabar en hechos de violencia pero
está segura de que por el momento nada mejorará. Mientras tanto seguirá
viviendo esta rutina donde la escasez no afecta solamente a los más pobres,
sino a un sector cada vez más creciente de la sociedad.
“Yo trabajo con cubanos y ellos están mandando a buscar todos estos
productos que escasean a Cuba con otros compañeros que llegan la semana que
viene. ¡Fíjate lo mal que estamos! ¡Estamos peor que Cuba!”

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