Por José Guerra
Leyendo la demanda que por “ciberterrorismo” introdujo el Banco Central
de Venezuela contra DolarToday en un tribunal de los EE.UU., resulta claro que
la misma no tiene posibilidades de ganar en juicio y que va en contra de los
intereses del Banco. Esto me lleva a concluir que en esa chapucería no
participaron los equipos técnicos del BCV (esa es la buena noticia), sino que
más bien es producto de una suerte de “BCV paralelo” que actúa en nombre del
ente emisor, siguiendo la pauta de Miraflores (esa en la mala noticia).
Lo primero que salta a la vista es que en toda la demanda no hay ni una
sola cifra oficial, lo cual de por si es patético. Así, por ejemplo, para
ilustrar que DolarToday es un tipo de cambio artificial, punto central de la
acusación, incluyen dos gráficos, uno de Barclays y otro del mismo DolarToday,
dejando muy mal parado al BCV. Por otra parte, los argumentos económicos son
débiles y contradictorios, por decir lo menos: afirman que desde mayo 2013 la
tasa DolarToday comienza a subir artificialmente, pero no mencionan la
dramática caída en la liquidación de divisas; afirman que DolarToday exacerba
las presionas inflacionarias, pero no mencionan la brutal expansión monetaria;
afirman que DolarToday incentiva la salida de capitales, pero no mencionan los
ataques a la inversión y la propiedad. Llegan incluso a afirmar disparates como
que DolarToday afecta el comercio interestatal de los EE.UU. o que los acusados
se enriquecen transando en un (inexistente) “mercado de futuros sobre divisas”.
A esto hay que agregar una serie de afirmaciones que ningún Banco
Central en su sano juicio asumiría en un proceso judicial, pues claramente van
contra su imagen y credibilidad. Por ejemplo: afirman que por culpa de
DolarToday, el BCV gana menos en términos reales por la emisión de billetes y
por los préstamos que hace a instituciones financieras (¡al BCV le pega la
inflación!); afirman que “los esfuerzos de la República para bloquear el acceso
al sitio DolarToday han sido mayormente inútiles” (¡bloquear, tipo China!);
afirman que los “importadores de bienes esenciales obtienen dólares a la tasa
preferencial de 6,3 bolívares, y se voltean a venderlos en el mercado negro con
un margen de ganancia enorme” (¿y por qué no los denuncian?); afirman que “en
un día cualquiera, la tasa de cambio promedio cobrada por las casas de cambio
en Cúcuta es mucho menor que la reportada por DolarToday” (¿el BCV levanta
estadísticas del cambio en Cúcuta?).
Por último está la cuestión de estilo. Un despacho de AP la reporta como
“una demanda inusual, llena de fotos, lenguaje altisonante e incluso enlaces a
páginas personales de periodistas…”, lo que indica que no fui el único
sorprendido al ver en el documento la foto de Pedro Carmona o al leer
cursilerías típicas de Miraflores: “¿Cuán lejos irían algunos para enriquecerse
y retomar el poder político que ansían para enriquecerse aún más?”. Incluso,
resulta curioso que a veces la demanda habla en nombre del BCV y a veces
pareciera hablar en nombre de la República. Puesto que se alega que DolarToday
afecta tanto el patrimonio del ente emisor como el poder de compra de la
población en general, lo lógico era haber introducido una demanda conjunta de
la República de Venezuela y el BCV. A menos que la idea fuera dejar a este
último solito en la estacada. ¡Cosas del BCV paralelo!
01-11-2015
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