Por José Vicente Carrasquero, 04/11/2015
Uno se va cansando de tener un presidente que es motivo de burla
universal. La gente no sabe si tomarlo en serio o si por el contrario dejar
pasar sus declaraciones. El discurso errático y a veces sin sentido hace pensar
que el chavismo cree que la popularidad crece con la sola presencia en
televisión. Para hablar hace falta tener una buena base de datos de cosas que
decir y además, haberse entrenado bien en esto de hacer uso de la palabra,
sobre todo frente a los medios de comunicación.
Como muestran las encuestas, el rechazo a Maduro es bastante grande.
Cuatro de cada cinco venezolanos lo culpan de lo que está pasando en Venezuela.
Peor que eso, la inmensa mayoría de los venezolanos no espera del primer
mandatario las soluciones que el país necesita. La imagen de Nicolás se ha
desgastado porque la gente se cansó de oírlo vociferar, amenazar, prometer y no
cumplir.
En ese sentido hace falta mencionarle a Maduro algunos puntos que hacen
indetenible su caída. Comencemos por lo que considero esencial. La sola mención
de Chávez no es suficiente para recuperar la confianza en tu gestión. A nadie
le gusta que lo pongan a pasar trabajo. Lamentablemente, tu gobierno ha llevado
la calidad de vida del venezolano a una situación muchísimo peor que la que
encontró esta clase política en 1999. Hace falta tomar medidas arriesgadas que
reconduzcan el rumbo de una economía que empeora día tras día haciéndonos
perder competitividad internacional y presencia en el concierto de las
naciones.
Es menester informarte que la Constitución le atribuye al cargo que
desempeñas la obligación de cumplir y hacer cumplir la legislación venezolana.
Cuando en un arranque de fingida bravuconería se te ocurre la brillante de idea
de decir que si pierdes la Asamblea, como efectivamente pasará, vas a formar un
gobierno cívico militar y no sé que otro cuento, estás faltando a esa
Constitución que tu predecesor impulsó en 1999. En un país serio, y no en el
circo en el que tú lo has convertido, el resto de las instituciones habrían
accionado en tu contra o al menos te hubiesen llamado la atención. Vale la pena
decir que por mucho menos de eso, tú y tus esbirros han ordenado apresar a
cientos de venezolanos.
En un ataque de bipolaridad discursiva, amenazas a Lorenzo Mendoza con
la cárcel al tiempo que pides a los empresarios aumentar las exportaciones.
Debo informarte que tu gobierno carece de forma absoluta de la capacidad de
generar la confianza necesaria para que los empresarios inviertan. También es
necesario instalar un gabinete económico ya que tu administración carece de
uno. Tienes a unos individuos que sumados no hacen un estudiante a punto de
aprobar el primer semestre de economía. Aunque no lo creas, del lado de la
izquierda que dices representar, hay economistas que saben lo que hay que hacer
para cambiar la ruta al despeñadero en el que metiste a Venezuela.
Maduro, la confianza no se exige. Uno genera en la gente sentimientos
que los llevan a sentir que somos o no personas en las que se puede creer. Te
ha dado por bloquear, aunque no te corresponde, la observación electoral que
todo el mundo exige. Si como dice tu delegada para asuntos comiciales, tenemos
el mejor sistema electoral del mundo, se te presenta una oportunidad de oro
para demostrarle al planeta tu compromiso con la democracia. Al menos para que
algunos crean.
Cuando en tus discursos dices que si la revolución pierde vendrán
tiempos de masacre cometes varios errores. El que menos te importa es que
vuelves a violar la Constitución que juraste defender. Segundo, estás
cometiendo un delito peor que el que le indilgan tus huestes judiciales a los
presos políticos. Eso te deja ante el público como un tipo lleno de
contradicciones y por lo tanto poco creíble. Finalmente, te enfrentas el efecto
boomerang, es decir, la gente te va perdiendo miedo porque te percibe como un
hablador de sin sentidos que nunca cumple lo que promete.
Maduro, para la mala suerte de muchos, tú ocupas un cargo que debe ser
ejercido en pro de todos los venezolanos. No es pueblo el que está contigo y
enemigo el resto. Esas enseñanzas de Fidel no funcionan en estos momentos en
los que no tienes dinero para respaldar tu populismo barato. Las encuestas te
lo demuestran. El rechazo a tu gestión es sideral. Incluso, muchos de los pocos
que te apoyan piensan que tu gestión es un desastre.
Eso de ganar las elecciones como sea te quedó pésimo. Andar sembrando
pánico entre la gente se llama terrorismo. Cuando se hace como una práctica que
viene del alto poder con la anuencia del resto de las instituciones se llama
terrorismo de Estado. La verdad es que pareciera que estás haciendo todos los
méritos para ser juzgado ante tribunales internacionales por crímenes contra la
humanidad.
Finalmente y para no agotarte, no hay manera de que tu partido gane las
elecciones si la gente percibe que tú no tienes lo que se necesita para
resolver los problemas que los afectan. Lo que te queda es tomar medidas
necesarias. Por supuesto, las previstas en la Constitución. Tienes que ver cómo
haces para gastar menos, para mejorar la capacidad adquisitiva del venezolano,
resolver de una vez por todas el problema del abastecimiento, detener la
devaluación continua de la moneda, enfrentar a la delincuencia y el
narcotráfico y rodearte de gente que sepa de electricidad, de economía, de
seguridad, de relaciones internacionales, etc. Tienes que borrar de la mente de
los venezolanos que en realidad no te interesa desempeñarte en el cargo como un
presidente sino como jefe de una facción.
De otra forma Maduro, lo único que te queda es renunciar o esperar que
el pueblo te revoque. En todo caso, tu suerte está en tus manos.
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