Por Eddie Ramírez, 03/11/2015
Todas las dictaduras del pasado han tenido policías esbirros que
asesinan y torturan. Hoy es necesario incluir en la categoría de esbirros a
muchos jueces, fiscales del ministerio público y a paramilitares rojos.
En tiempos de Pérez Jiménez sus esbirros asesinaron, entre otros, al
teniente León Droz Blanco, exiliado en Barranquilla, y a Antonio Pinto Salinas
quien estaba bajo custodia policial, y mujeres y hombres de la resistencia
fueron torturados. Lamentablemente, también durante el período de la República
civil, en medio de la insurrección armada castro-comunista, hubo algunos
asesinatos como los de Lovera y Jorge Rodríguez, cuyos autores fueron
sentenciados, pero algunos casos de tortura y desaparecidos como el de
Alejandro Tejero quedaron impunes.
La dictadura totalitaria Chávez-madurista ha tenido que adaptarse a los
nuevos tiempos en los que las redes sociales y la atención internacional
obligan a disimular para intentar evitar acusaciones de violaciones a los
derechos humanos. Por ello, a los tradicionales esbirros de los cuerpos
policiales, Sebin, Cicpc y guardias nacionales, el régimen ha incorporado a
paramilitares rojos, mal llamados colectivos, así como a fiscales y jueces. Con
los paramilitares pretende achacar asesinatos a elementos que no son
funcionarios, aunque por debajo de cuerda son mantenidos con recursos del
Estado o les permiten asaltos para proveerse de fondos. Con fiscales y jueces
sumisos pretende darle un matiz de legalidad a los encarcelamientos de
opositores que ordena Miraflores. Por otra parte, la justicia roja se hace de
la vista gorda en los casos de asesinatos de opositores, como el de José Manuel
Vilas.
A diferencia de la resistencia contra las dictaduras anteriores y de la
guerrilla urbana y rural de los años 60, en las que participaron un número
limitado de militantes o simpatizantes de partidos políticos, en estos quince
años la resistencia ha sido masiva, por lo que el número de ciudadanos
asesinados, torturados y encarcelados ha sido mucho mayor que en las dictaduras
precedentes.
Al acercarse el final de este periodo de atropellos cabe preguntar el
trato que se debe dar a los esbirros. Desde luego que está claro que quienes
hayan asesinado torturado, sean responsables de malversación o apropiación del
erario deben ser enjuiciados. Pero, ¿cómo proceder con los fiscales y jueces
responsables de encarcelamientos injustos, de sentencias que han afectado
negativamente el patrimonio de muchos y de decisiones que han obligado a
exiliarse a infinidad de compatriotas; o con aquellos que se han negado a
enjuiciar a los asesinos de ciudadanos de la alternativa democrática o con
dirigentes rojos que han incitado al odio?
A la caída de Pérez Jiménez muy pocos esbirros fueron sancionados. En
países en los que hubo dictaduras feroces como en Chile, Argentina y Brasil
fueron pocos los esbirros llevados a juicio. En España creo que ninguno. Esta
política de lenidad no fue por gusto, sino para evitar más confrontaciones y
lograr gobernabilidad. En Venezuela, nos guste o no, probablemente en algunos
casos en los que es difícil comprobar el delito tendremos que tragar grueso. Muchas
veces la sanción tendrá que ser moral, en la que los demócratas rechacemos
compartir con esbirros de toga y birrete en actividades sociales, aunque
siempre hay la posibilidad de demandas interpuestas por los ciudadanos
afectados, lo cual obligará a los esbirros a desembolsar parte de su dinero,
muchas veces mal habido, para contratar abogados.
El fiscal Nieves, al igual que muchos otros fiscales y jueces, cometió
el delito de prevaricación sea por dinero, por fanatismo político o por miedo a
represalias del régimen contra él y su familia. En todo caso pecó y carece de
principios y valores. Su delito queda parcialmente atenuado por el
arrepentimiento y denuncia contra el régimen, lo cual quizá lo equipara al de
algunos que incluso hoy forman parte de la MUD después de haber causado daño.
Felicito a Antonieta Mendoza y a Leopoldo López Gil por el perdón otorgado,
pero no olvidemos que Nieves cometió un delito.
Como en botica: Los vejámenes a que someten a Lilian Tintori en Ramo
Verde son propios de esbirros de la peor calaña. Una requisa de esa naturaleza
solo procede en casos de que se sospeche posible introducción de armas o de
drogas. Leopoldo se sometió voluntariamente a la “justicia”, lo que evidencia
que no tiene intención de fugarse, mucho menos es consumidor de drogas. Hoy a
las 10 am la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo realizará un acto
con motivo de su 57 aniversario y de los 40 años de la estatización de la
industria petrolera. En el mismo se entregará el premio Gumersindo Torres a
Julio César Arreaza (posmortem), a Gustavo Coronel y César Quintini; el premio
José Gregorio Páez a Aminta Fermín y Horacio Medina y la condecoración Antonio
José de Sucre a José Udón Colina. Se hará reconocimiento al legado de Ralph
Arnold y se presentará el libro Petróleo y Gas: el caso Venezuela, de Rafael
Gallegos y Eddie Ramírez. Lindolfo León y Arévalo Guzmán Reyes serán los
oradores. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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