Por Lorenzo Figallo Calzadilla, 04/11/2015
Luego de condenar salió corriendo, alzó vuelo, se fue
a otro país. Dijo que lo “presionaron” para tomar dicha decisión. En el momento
crucial, cuando de verdad debía hablar, determinar, decidir con fuerza, gritar
la injusticia que se cometía, defender con magnanimidad, el individuo fue débil
y entregó por años a un inocente a las mazmorras del régimen. Dicha acción
impactó directamente a un ser humano, sus niños, esposa, familia. También conmovió
a gran parte de la sociedad.
El “jurisconsulto” demostró tener una personalidad
endeble, manipulable. Fue marioneta consciente, arte y parte, de un sistema de
justicia corrompido en todo su cuerpo óseo, en el núcleo de la estructura medular.
Representó la maraña a cabalidad cumpliendo con los requisitos de la impudicia.
Le exigieron culpar y cumplió con su tarea. Acusó y con su actuación el oprobio
continuó ganando espacio. Ahora, cínicamente, el sujeto manifiesta haber sido
obligado a presentar pruebas falsas. ¿Es qué esta persona no tiene carácter? ¿Y
el libre albedrío personal? ¿Dónde se encontraba su conciencia cuándo justificó
y sentenció a prisión? La felonía no tiene límites.
Denigró, hizo sufrir, generó angustia. Llevará en el
alma esta actitud miserable. No vale arrepentimiento posible. ¿Quién sabe con
cuál intención en estos momentos habla? ¿Busca la justicia o es un
enfrentamiento entre facciones judiciales? ¿Lo hace ahora para obtener algún
tipo de dividendo social, político, económico? Huyó encaramándose en el centroimperial.
Su destino terminó siendo la casa del capitalismo que tanto critica el modelo
tiránico.
¿Cómo le quita ahora el trauma psicológico al
inocente? El verdugo con su inherente poquedad se escapa, esconde, busca
indulgencia. ¿Podrá este señor vivir tranquilo? ¿Con cuál rostro se le va a
presentar a sus hijos para explicarle los valores cómo fraternidad, solidaridad
y justicia básicas para la vida? ¿Cómo podrá formarlos, educarlos? Su prisión
estará dentro de él mismo. Si algún principio de los derechos humanos tiene ojalá
le sirvan de reflexión sincera consigo.
Ha ocasionado un daño inconmensurable con su proceder.
No se puede hacer mal a otros. Esta es una circunstancia trágica realmente. En
definitiva, reconoció que ha sido un títere del modelo. Un autómata, el cual
fue conducido a hacer lo que le dijeron. ¿Es acaso un robot teledirigido? ¿Ha
sido confiscado en criterio, palabra y acción por el sistema? ¿Estamos ante una
expropiación de la psique? Tarde se expresó. Lo pudo hacer antes. Hay múltiples
vías para ello: nacionales e internacionales. No puede eludir su
responsabilidad. Caminará las calles con sus propias cadenas, será un preso
eterno de la inmoralidad llevada a cabo por su ser. Este hecho de perfidia le
dará vueltas en su pensamiento, lo acompañará, no lo soltará.
El dolor llueve sobre nuestra tierra. La iniquidad
está sentada en su trono. El inquisidor vivirá con su vileza a cuestas. Caerá
el modelo con toda su ignominia, nada es eterno. El tiempo y la verdad son
implacables en su andar. La atrocidad será derrotada. Hay un hogar sufriendo en
demasía y una sociedad atormentada.
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