Nora Bracho 11 de noviembre de 2015
Los venezolanos nos caracterizamos
por ser una gran familia. No sólo somos un núcleo formado por vínculos
sanguíneos, de padres e hijos, sino nuestro concepto es muchísimo más amplio e
incluyente al abarcar a todos los miembros del clan, abuelos, tíos, primos,
cercanos y lejanos, no importa donde estén.
Existe otra familia que se va
construyendo con el tiempo y se relaciona con el concepto de comunidad, ese
entorno de característica local en la cual vivimos y donde las relaciones se
estrechan porque con nuestros vecinos y amigos experimentamos buenos y malos
momentos, es decir, son parte de cada uno de nosotros y viceversa, dado que andamos
juntos.
Toca ahora a la familia venezolana
enfrentar uno de sus retos más importantes el próximo 6 de diciembre, fecha de
las elecciones parlamentarias: Votar, que significa hacer efectivo el derecho
de la participación política consagrado en los convenios y tratados
internacionales como la Convención Americana de los Derechos Humanos y también
en la legislación venezolana, en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
Recalcamos la condición de derecho
porque nadie ni nada tiene poder o cualidad alguna para obstaculizar la
posibilidad de que cada ciudadano venezolano, cualquiera sea su condición o
ideología, se exprese políticamente y libremente en las urnas electorales el 6
de diciembre, día cuando la alternativa de cambiar a los diputados oficialistas
por verdaderos parlamentarios comprometidos con la transformación de Venezuela,
será una posibilidad cierta.
La gran familia venezolana tiene la
opción de acudir a votar en masa para que así poder romper todos los records de
participación en las elecciones venezolanas y dar un ejemplo contundente e
institucional de querer un verdadero cambio para mejorar la situación de todos
y cada uno de los miembros de la comunidad que, en sentido más amplio, es
sencillamente Venezuela.
Votar en familia es ir por cuenta
propia a todos los centros electorales. A pie, en bicicleta, en autobús, en
carro por puesto, en una cola de algún compañero o amigo, en fin, en
trasladarse bien temprano a cumplir con el sagrado e histórico deber de dar el
6 de diciembre la mejor demostración de que los venezolanos estamos empeñados
en construir un mejor porvenir.
Con nuestra contundente participación
política queremos de una vez por todas cerrar el más triste episodio ocurrido
en el seno del Poder Legislativo cuyos diputados oficialistas se convirtieron
en los perfectos cómplices del errático gobierno de Nicolás Maduro, a quien le
dieron todo el poder a través de la Ley Habilitante para prácticamente destruir
el país.
Las políticas de Maduro golpean con
dureza a la familia venezolana, hoy día desesperada por la escasez de
alimentos, medicinas y las constantes colas para la realización de cualquier
trámite. Por ello el reto de las familias es darle una respuesta institucional
mediante el voto para que así dejar en evidencia que el verdadero cambio
comienza por alcanzar un Poder Legislativo autónomo capaz de ponerle freno a
tantos desmanes del gobierno nacional. Vamos a votar en familia con mucho
entusiasmo y esperanza.


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