Páginas

martes, 3 de noviembre de 2015

Punto Fijo por @mlopezmaya


Por Margarita Lopez Maya


El 31 de octubre se cumplieron 47 años de la firma del acuerdo político más importante de nuestra historia contemporánea: el Pacto de Punto Fijo. El nombre provino de la casa de Rafael Caldera, llamada Punto Fijo, lugar donde los partidos firmaron el acuerdo.


La era chavista ha estigmatizado ese pacto en el discurso oficial y en la práctica política considerándolo símbolo de la democracia representativa, a su vez calificada como una falsa democracia, un sistema oligárquico insensible y corrupto. Esa descalificación ha sido una manera de tirar el bebé de la democracia junto con el agua sucia de sus imperfecciones. Como resultado, hoy padecemos un régimen autoritario, militarista y de desigualdad.

El 6-D abre una coyuntura favorable a una transición democrática. Para aprovecharla, será necesario que entendamos y valoremos la importancia del diálogo y la negociación, que cristalizan en pactos políticos como Punto Fijo. Que superemos el prejuicio de la antipolítica, la cultura del no diálogo, inculcado desde el poder todos estos años.

Punto Fijo comprometió a tres partidos para trabajar por la cristalización y consolidación de una democracia, un régimen civil. Hasta 1958, Venezuela había sido gobernada avasalladoramente por regímenes autoritarios y militaristas, de modo que la tarea era difícil, los militares estaban acostumbrados a creerse dueños de Venezuela. Se logró gracias a pactos y porque la gente apoyó la propuesta. La negociación entre AD, Copei y URD significó que, por primera vez, las organizaciones políticas se comprometían a no pelearse a cuchillo entre ellas, como se vio durante el Trienio Adeco (1945-1948). Trabajarían juntos para hacer cristalizar instituciones democráticas y las apoyarían ante las amenazas de adversarios. Hubo necesidad de escribir en el pacto que se comprometían a reconocer al candidato ganador en las urnas.

El chavismo ha insistido en que la exclusión del PCV del acuerdo dejó sin representación al “pueblo” en la democracia que nacía. Una falsedad. El pueblo no es una unidad monolítica e indivisible tras un líder; al contrario, es una multitud con diversos intereses y posiciones políticas. Para ese momento, el partido AD tenía más pueblo que el PCV. Lo demostraron las elecciones de ese año y las siguientes.

02-11-2015




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico