Por Marino J. González R.
Afortunadamente, ya
están disponibles varias vacunas contra covid-19. La gravedad de la pandemia,
el desarrollo científico existente y la asignación de los recursos requeridos,
actuaron de manera sinérgica para que se lograra probar la seguridad y efectividad
de varias vacunas en menos de un año. Y, quizás, en los próximos meses se
aprueben otras más.
Ahora, el gran reto de
los sistemas de salud es garantizar que las vacunas sean administradas a la
mayor cantidad de personas en el menor tiempo posible. Mientras más rápido se
pueda hacer se evitarán muchos casos y fallecimientos. En esta semana en
América Latina se ha registrado más de 3.000 fallecimientos diarios por
covid-19, esto es 22% de los que ocurren a escala global.
Todavía muchos países
de la región no han controlado la pandemia. Los retos para los próximos meses
son, en consecuencia, mejorar las medidas de control y vacunar a la mayor
cantidad de personas. La experiencia en los países con mayores recursos,
algunos de ellos en los cuales se han generado las vacunas, indica que la tarea
no será nada fácil.
Cuando se está a punto
de cumplir un mes del inicio de la vacunación, solo en Israel se ha logrado un
porcentaje de cobertura por encima de 20%. En varios países europeos y en
Estados Unidos, se han reportado significativas deficiencias en la gestión de
la vacunación, la cual involucra en algunos casos sofisticados procesos de
transporte, distribución y almacenamiento.
Conviene, entonces,
explorar la situación de partida que tienen los países de América Latina para
gestionar adecuadamente este complejo proceso de vacunación.
La primera
consideración es práctica: los países que estén realizando con alta efectividad
los programas regulares de vacunación tienen mayores posibilidades de adaptarse
a las exigencias en el caso de la vacuna contra covid-19. Por supuesto, esto no
es una regla automática.
Ya se ha visto que
realizar algunas tareas no significa que se tendrá igual capacidad al enfrentar
una situación nueva. Pero, a los efectos de la comparación, se puede asumir que
aquellos países con altas coberturas de vacunaciones tendrán ventajas
iniciales.
Para tener una
referencia de las capacidades de vacunación de los países, se pueden
seleccionar solo dos vacunas: la vacuna antituberculosa (BCG) y la vacuna
contra el sarampión. Ambas deben ser administradas en América Latina, en
general, en los primeros años de vida. La BCG se coloca inmediatamente después
del nacimiento. Lo ideal es que, al egreso de la maternidad, el recién nacido
ya tenga administrada la vacuna. En el caso de la vacuna antisarampionosa, lo
ideal es que el niño haya sido vacunado con la segunda dosis al comenzar el
segundo año de vida.
Los diferentes períodos
de vacunación también permiten explorar la capacidad del sistema de salud para
mantener el contacto con las personas.
En principio, la
situación ideal es que en ambas vacunas alcancen la cobertura del 100% de la
población.
La cobertura promedio
de BCG en los países de América Latina fue 88% en 2019 (último año con
información disponible en el sitio web de Unicef). En Cuba, República
Dominicana, Panamá y Uruguay se alcanzó 99% de cobertura. En Brasil, El
Salvador, Haití y México la cobertura fue menor de 80%.
En la vacuna
antisarampionosa, la cobertura promedio en la región fue 76% (de la segunda
dosis), lo cual indica también que, a medida que aumenta la edad de las
personas, el contacto con los servicios de salud disminuye.
En Cuba, Nicaragua y
Uruguay la cobertura fue 99%. Sin embargo, en nueve países (Bolivia, Brasil,
República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Haití, México, Perú, y Venezuela) la
cobertura se registró por debajo de 80%.
En Bolivia, Haití, y
Venezuela, la cobertura fue menor de 50%. Venezuela registró la menor cobertura
de la región (13%).
La vacunación contra
covid-19 deberá tomar en cuenta estas restricciones en las coberturas de otras
inmunizaciones. Es de especial significación que la población que debe recibir
la vacuna anticovid-19 se encuentra en los rangos de mayor edad. Estas
personas, en muchos países, tienen un contacto limitado o nulo con el sistema
de salud. Localizar estas personas y administrar la vacuna requerirá
significativos esfuerzos de los servicios de salud.
Habría que agregar que
en muchos países no se cuenta con los mecanismos institucionales para
incorporar las vacunas en los planes de compras de los servicios públicos. Esto
puede explicar que, a la fecha, solo en Argentina, Costa Rica, Chile y México
se cuenta con información sobre personas vacunadas que permita realizar
comparaciones internacionales.
Si las limitaciones que
tienen actualmente los programas de vacunaciones de los países de la región
afectan la vacunación contra covid-19, es evidente que los sistemas de salud no
podrán garantizar la mayor cobertura en el menor tiempo posible.
Si a ello se agregan
las limitaciones económicas de los países, agravadas por la pandemia, es
también claro que es fundamental un acuerdo dentro de los países para darle
prioridad a la vacunación anticovid-19, apoyado por recursos, probablemente de
fuentes internacionales en algunos casos.
Solo así se podrá
evitar que la cobertura de la vacuna anticovid-19 sea otra área en la que se
exprese crudamente la inequidad en el acceso a los servicios de salud en el
contexto global.
Marino J. González es PhD en
Políticas Públicas, profesor en la USB. Miembro Correspondiente Nacional de la
Academia Nacional de Medicina.
13-01-21
https://talcualdigital.com/capacidades-para-vacunar-contra-covid-19-por-marino-j-gonzalez-r/
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