El Nacional 14 de marzo de 2021
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La degradación del lenguaje se ha venido imponiendo en
Venezuela desde la llegada de Hugo Chávez al poder. El nacimiento de la
neolengua, el desdoblamiento gramatical, la pluralización del verbo haber, el
lenguaje soez y el insulto son algunas de sus marcas distintivas. Y esta manera
de hablar sirve de acicate para la mentira y el engaño.
Un ejemplo del mal uso del idioma es la utilización
abusiva de anglicanismos. En este sentido, el profesor Héctor Faúndez en su más
reciente artículo en esta misma página (“Desbaratando la lengua castellana”),
advirtió sobre la proliferación de expresiones en inglés, incluso en el habla
culta ¿Cuál es la razón de esto? Tal vez la causa se encuentre en una falla en
los estudios de primaria y de bachillerato, pero también, hay que agregar, por
la forma como hablan quienes dirigen el país.
Vaciar las palabras de sus significados para
discriminar entre venezolanos es una modalidad de la neoglengua revolucionaria.
La incorporación de un vocablo a la categoría de neolengua se produce por
un quiebre en la relación entre significante y significado. Así ocurre con la
palabra “patriota” cuando se vacía su significado para darle uno muy distinto:
no es patriota “la persona que tiene amor a su patria y procura su bien”, como
dice el Diccionario de la Real Academia, sino quien es incondicional al
proyecto chavista. Quien disienta de este modelo es un “traidor a la patria”,
un “pitiyanqui”, e insultos de esa guisa.
Entre las modalidades más agresivas de esta forma de
neolengua es el desdoblamiento gramatical que consiste en poner el género
femenino a sustantivos no marcados. Cuando se dice “todos y todas” se incurre
en el innecesario desdoblamiento que atenta contra el principio de economía del
lenguaje y produce un circunloquio que nada añade.
El desdoblamiento del lenguaje es frecuente en la
jerga revolucionaria, por el abuso de la duplicación de cada palabra en dos
géneros como ocurre con “camaradas y camarados”., “todos y todas”. Es muy
difícil -casi imposible- que un revolucionario no desdoble el idioma. Pero el
asunto no se detiene ahí porque se ha venido generalizando este defecto del
habla, incluso en sectores académicos y jurídicos. Como buen ejemplo de esto
tenemos el artículo 41 de la Constitución de 1999, que contiene 17
desdoblamientos.
Para proclamar el respaldo al lenguaje inclusivo
algunos hablantes usan el símbolo arroba. Así escriben “tod@s” y “abogad@s”,
entre otras. No obstante, el Diccionario panhispánico de dudas rechaza esta
modalidad y expresa: “la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso
en estos casos es inadmisible desde el punto de vista normativo.
Adicionalmente, no se puede pronunciar al ser un símbolo y no un signo
lingüístico. Su uso entraña una modalidad del mal uso del idioma
Otro rasgo de este mal hablar el español es la
pluralización del verbo haber. Se suele decir “hubieron muchos problemas”,
cuando lo correcto es “hubo muchos problemas”. Haber es un verbo impersonal; es
decir, carece de sujeto y solo se conjuga en tercera persona del singular, salvo
cuando funciona como auxiliar. La mayoría de los verbos en español se conjugan
con un sujeto. Debido a esto, la tendencia es a creer que haber lo necesita;
pero solo requiere un complemento directo.
Los efectos de la degradación del lenguaje en la política
son letales, porque facilita su manipulación para la mentira y el engaño. Este
estilo no debe ser imitado debido a que, entre otras cosas, afecta la manera de
pensar. Un ejemplo es la intervención que tuvo el diputado Juan Díaz esta
semana en la Asamblea Nacional, donde afirmó: “Hoy la juventud que ha salido
del país por alguna razón y que ha ‘volvido’ es testigo tangible de que solo es
posible en revolución una sociedad de prosperidad, igualdad y justicia social”.
Orwell lo dijo con claridad: “El lenguaje político -y,
con variaciones, esto es verdad para todos los partidos políticos, desde los
conservadores hasta los anarquistas- está diseñado para lograr que las mentiras
parezcan verdades y el asesinato respetable, y para dar una apariencia de solidez
al mero viento”.
Tomado
de: https://www.elnacional.com/opinion/lenguaje-y-mentira/
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