Por Simón García
La novedad está conectada a que logre
irrumpir un nuevo electorado. Sus fuentes de nutrición son varias: los
militantes que en todos los partidos opositores exigen hoy, sin la fuerza
suficiente, que se produzca una renovación política; las diversas disidencias
de origen chavista y fundamentalmente, los venezolanos que desean recuperar la
confianza en los partidos y en la política, aunque no perciben nuevos mensajes
y actitudes.
El desafió es cohesionar una franja de
electores predispuestos a darle una doble utilidad a su voto: rechazar a la
autocracia y dejar de ser un votante rebaño de conductas opositoras cuya
consecuencia es el fortalecimiento del régimen. Cuando un opositor proclama “el
que no vota por el mío vota por el chavista” está remando hacia la misma orilla
a la que lo arrastra la corriente dominante.
Los
autocráticos quieren una sociedad dividida y apartada de la política porque
ciudadanos sin poder de cambio consolidan las estructuras autoritarias de
poder. El abstencionismo y la división son los dos mejores regalos de la
oposición a Maduro.
El retorno al voto de partidos como AD, PJ
y UNT constituye un paso que hay que valorar. No resultó un progreso más
redondo porque el regreso de estas fuerzas contiene la instrucción de no
realizar acuerdos con las organizaciones que desde el 2018 se liberaron del
cepo de la abstención. VP no termina de salirse del cuestionado gobierno
interino y de la fantasía de hacerlo real mediante un golpe o una invasión.
El tipo de ataques y enfrentamientos entre
las dos principales agrupaciones opositoras hace imposible acuerdos electorales
en función de victorias democráticas y del interés por atenuar los efectos
destructivos de las crisis que profundiza el gobierno.
La tea de la
discordia es cómo hacer una inevitable antesala, dada nuestras debilidades, con
dos puertas: la de la sumisión al régimen y la de crear los medios para una
transición a la democracia.
La aparición de un nuevo electorado implica
votar contra el régimen y dejar de ser el prisionero electoral de partidos
opositores en plan de destrucción mutua. Ese electorado se niega a ser del
rebaño que considera que defender a una parte de la oposición y odiar a la otra
es lo moralmente correcto, cuando lo ético es votar, aún bajo un lente
pragmático, por cualquier opositor que pueda ganar una gobernación o una
Alcaldía.
El nuevo
electorado quiere votar con autonomía, abrir una ruta de unión entre los
diferentes.
No esta dispuesto a avalar una oposición
que ayer con la abstención y hoy con candidatos resta votos, contribuye a que
ganen candidatos oficialistas.
El nuevo electorado quiere votar para darle
a nuevas figuras la fuerza suficiente para hacer una política desde la verdad y
la ayuda a los débiles Una política diferente a la de la oposición tradicional
y retadora al comodín del régimen de usar nuestros errores para perpetuarse.
No es un hecho dado, pero varios signos
indican que van a emerger, nueva política y nuevos dirigentes. Solo hay que
atreverse a pintar de un nuevo color el mapa del cambio que tendremos el 21 y
durante los difíciles días que aún tendrá que afrontar la oposición.
Simón García es analista político. Cofundador
del MAS.
31-10-21
https://talcualdigital.com/el-nuevo-electorado-simon-garcia/
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