Por Víctor Álvarez
1. Ni gobierno ni
oposición: atrás quedó la polarización
Venezuela ya no está
dividida entre chavistas y opositores. La polarización cede ante otras
expresiones que no se identifican con los bloques en pugna. Ni los partidarios
del gobierno ni de la oposición son mayoría. Según Datanálisis los «ni-ni»
sumaron 67% en lo que va de 2021. No se trata de indiferentes sin posición ni
activismo político, sino de un creciente malestar nacional que rechaza a un
liderazgo político incapaz de acordar soluciones para sacar al país de la
crisis.
La debilidad de los
independientes radica en que carecen de organización partidista. Tampoco tienen
líderes prominentes con aspiraciones políticas, razón por la cual no tienen
claro cómo capitalizar electoralmente el descontento nacional. Al no sentirse
identificados con los candidatos del gobierno ni de la oposición suelen
abstenerse. Pero ante una oposición dividida y un gobierno que apenas cuenta
con 20 % de aceptación, la abstención facilita el triunfo de los candidatos
oficialistas.
2. ¿Por quién votar?
La gente que quiere una
solución electoral y pacífica del conflicto venezolano aún no encuentra por
quien votar. Buscan candidatos que no solamente exijan la restitución de los
derechos políticos de quienes aspiran a ser elegidos, sino que también
defiendan los derechos sociales de los electores.
En las megaelecciones
del 21 de noviembre se elegirán 23 gobernadores, 335 alcaldes, 250 diputados
regionales y 2.400 concejales. Son 3.000 cargos para los cuales se postularon
70.000 candidatos, 3.000 del gobierno y 67.000 de la oposición.
Se han postulado
candidatos improvisados, impuestos por las cúpulas de los partidos o
financiados por el gobierno para dividir el caudal del voto opositor.
3. El voto inteligente
La idea del voto
inteligente es apoyar a los candidatos opositores con mayor opción de
derrotar a los candidatos del gobierno. Contemplaba la posibilidad de votar por
el candidato mejor posicionado, aunque este no sea postulado por la coalición
electoral con la que simpatiza el elector. El objetivo del voto inteligente es
evitar la dispersión del caudal electoral del país descontento y opositor.
Pero en Venezuela no se
hicieron primarias ni tampoco encuestas para identificar en todos y cada uno de
los estados y municipios al candidato con mayor aceptación. Además, el criterio
de la economía del voto para apostar a ganador es un criterio necesario más no
suficiente. Las coaliciones políticas de la Alianza Democrática y la Plataforma
Unitaria han presentado muchos candidatos mediocres e impresentables que no
estimulan el voto de sus respectivos seguidores. Ante tal realidad, la inmensa
mayoría de electores independientes que no están obligados a votar a ciegas por
simple disciplina partidista, tienen la posibilidad de mirar con amplitud las
candidaturas de la Alianza Democrática, la Plataforma Unitaria y la Alternativa
Popular Revolucionaria.
4. Criterios para votar
El elector consciente e
inteligente puede votar:
Por quienes tienen
liderazgo, trayectoria, experiencia en gestión, autoridad moral y apoyo
popular.
Por los que alzan su
voz en defensa de los intereses y derechos de la comunidad.
Por quienes que han
sido consecuentes con la vía democrática, electoral y pacífica.
Por los que plantearon
primarias o encuestas para elegir candidaturas únicas y unitarias.
Por quienes son
partidarios de la contraloría social y una gestión bajo el escrutinio público.
Por los que defienden
la transferencia de competencias y recursos hacia los gobiernos locales.
Por quienes tuvieron la
valentía de gobernar a pesar del sabotaje de los protectores impuestos por el
poder central y conculcaron las competencias y recursos de los gobiernos
locales.
Por críticos y
disidentes que lideren escisiones dentro de la coalición gobernante y atraigan
el voto de la oposición democrática y del chavismo descontento.
Por quienes propicien
el reencuentro y la reconciliación nacional
Por las candidaturas
impulsadas por los vecinos y la sociedad civil.
5. ¿A cuáles
candidatos descartar?
A quienes ayer
impusieron la abstención y hoy llaman a votar, sin descartar la vía
insurreccional.
A quienes se negaron a
medirse en primarias o no aceptaron los resultados de las encuestas.
A los impuestos por las
cúpulas partidistas por encima de los liderazgos naturales.
A quienes, habiendo
gobernado, subordinaron los poderes públicos a los intereses del partido.
A los corruptos que
incurrieron en abusos de poder y se apropiaron de recursos públicos.
A los intolerantes que
amenazan y persiguen a los críticos y disidentes.
A quienes se postularon
a última hora para dividir el malestar nacional y facilitar el triunfo del
gobierno.
A los que luego de ser
electos renunciaron para asumir otros cargos y traicionaron a los electores.
6. ¿Contra qué votar?
Contra la ceguera
polarizadora que nos impide vernos como aliados en la lucha por un país mejor.
Contra la corrupción,
el sectarismo y el autoritarismo del gobierno y de la oposición.
Contra el reparto de
cuotas de poder entre las cúpulas partidistas.
Contra la imposición de
candidatos al margen de su trayectoria, autoridad moral y capacidad.
Contra el insulto y
descalificación que impide el debate de ideas y propuestas.
Contra las emociones
tóxicas que promueven las élites políticas que apuestan a exterminarse.
Contra la mezquindad de
impedir el triunfo de otros por el simple afán de ser reconocidos como la
oposición mayoritaria, aún al precio de perder todas las gobernaciones y
alcaldías.
7. Recuperar el
control territorial para las fuerzas democráticas
No se trata solo de un
voto castigo o de la economía del voto. La idea no es simplemente votar por
quien pueda derrotar al candidato del gobierno, aunque el que se elija sea
peor. No se trata de levantarle la mano a quien aparentemente puede ganar. Hay
que tomar en cuenta la trayectoria del candidato, su desempeño en otras
funciones públicas, su integridad moral, su representatividad social y su
oferta electoral.
Hay que votar por
candidatos que tengan recorrido en la lucha vecinal y social para mejorar las
condiciones de vida y diferenciarlos de los candidatos improvisados que llegan
a última hora, pidiendo el voto de la gente, sin ni siquiera vivir en el estado
o municipio del que aspiran ser gobernadores, alcaldes, diputados o concejales.
Como la mayoría de los
electores no son incondicionales del gobierno ni de la oposición, surge la
posibilidad de promover un voto consciente e inteligente, bien sea por los
candidatos de la Alianza Democrática, de la Plataforma Unitaria o de la
Alternativa Popular Revolucionaria. En efecto, con 80% de rechazo al gobierno,
el país descontento tiene la posibilidad real de capitalizar electoralmente el
enorme malestar nacional, ganar el mayor número de gobernaciones y alcaldías, y
convertirlas en espacios de resistencia y lucha institucional para activar el
referendo revocatorio y avanzar hacia una solución electoral y pacífica del
conflicto venezolano, lejos de los atajos insurreccionales y violentos.
Las megaelecciones del
21-N representan una oportunidad de oro para renovar y legitimar el liderazgo
político, al calor de una nueva práctica basada en relaciones horizontales que
permita a los electores interpelar a sus elegidos para que rindan cuentas. En
definitiva, se trata de ejercer un voto consciente e inteligente para rechazar
la corrupción, el sectarismo y el autoritarismo tanto del gobierno como de la
oposición y así comenzar a construir una nueva referencia electoral del país
descontento y opositor.
Víctor Álvarez es
economista. Investigador/consultor. Premio Nacional de Ciencias.
29-10-21
https://talcualdigital.com/que-es-el-voto-consciente-e-inteligente-por-victor-alvarez-r/
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