Tulio Ramírez 25 de octubre de 2021
Recuerdo
que en una entrevista por radio que me hiciera mi apreciado amigo Diego
Bautista Urbaneja por allá por 2014, me preguntaba sobre la eficacia de los
intentos de adoctrinamiento desde las aulas de clases venezolanas.
Esta
pregunta la hacía a propósito de mis denuncias sobre cómo, a través de los
contenidos de algunos textos de la Colección Bicentenario, se emitían mensajes
claramente ideologizantes y tergiversadores de la Historia reciente de
Venezuela.
Me refería en mi intervención, específicamente al texto Venezuela y su gente. Este libro escolar fue editado y distribuido gratuitamente por el MPPE, obligándose su uso en las escuelas públicas, so pena de sanciones al docente que no lo hiciere.
En esa
oportunidad me comentaba Diego, sobre sus dudas acerca de la eficacia del
adoctrinamiento a escolares. La evidencia que esgrimía era su propia infancia
vivida durante la España de Francisco Franco. Era un país bajo la mano férrea
del fascismo militar, apoyado por una Iglesia Católica que no solo volteando la
vista ante las atrocidades del régimen, sino contribuía a su consolidación a
través del adoctrinamiento en la escuela. ¡Gloria al Caudillo por la gracia de Dios!
Con
esa agudeza que lo caracteriza, afirmaba que aun habiendo sido objeto de una
diaria y sistemática acción evangelizadora para convertirlo en ferviente
defensor del generalísimo y su régimen, nunca sucumbió a tales mensajes a pesar
de su inocencia y corta edad. No había manera de desmentirlo, él era la prueba.
Un intelectual que se ha caracterizado por ser antiautoritario y demócrata. Su
vida pública lo confirma.
Siguió
la conversación y ambos, cual Popperianos irredentos, continuamos buscando
ejemplos que falsarían la tesis de la eficacia del adoctrinamiento en los
regímenes autoritarios. Colocamos sobre la mesa el caso de la antigua URSS. Ese
icono del comunismo mundial, tan dado a la propaganda y a la doctrina, cuando
cayó, vimos como los jóvenes pioneros del Konsomol, se adaptaron rápidamente a
la vida consumista y hasta crearon sus propias mafias al mejor estilo
hollywoodense.
Como
olvidar que una vez derribado el Muro de Berlín los camaradas de la juventud
del Partido Comunista no se pusieron a mezclar cemento para reconstruirlo. Por
el contario, marcaron la milla, sin mirar atrás, hacia los McDonald’s y
discotecas de la Alemania Federal.
Ni
hablar de la Cuba revolucionaria y su consigna “Seremos como el Che”, con la
que han amamantado por más de 50 años, a los niños y adolescentes en las
escuelas y liceos de la isla. Esos mismos chamos, hoy ya creciditos, gritan a
los cuatro vientos, “Patria y Vida”, desafiando toda una cultura impuesta de
sumisión y miedo a los dictámenes del Partido.
Hoy,
después de tantos años, rememoro esa conversación con Diego Bautista Urbaneja,
porque la inmensa mayoría de los que ayer fueron intoxicados con contenidos y
textos escolares denunciados como ideologizadores, son los que con mayor fuerza
rechazan el modelo político del socialismo del siglo XXI.
La
Gestalt del comunismo ha fracasado en todas partes. Por más que han dedicado
enormes esfuerzos y recursos para crear retóricas e imágenes para distorsionar
la realidad, ésta siempre termina imponiéndose. No es fácil justificar y mucho
menos ocultar la pobreza, la destrucción del aparato productivo, la escasez, la
destrucción del sistema de salud, el deterioro de los servicios, el desempleo,
la destrucción del sistema educativo desde el maternal a la universidad, la
inflación, los miserables salarios, la división de la familia, la diáspora y el
discurso de odio, con consignas y reparto de dádivas que no impactan la
miserable calidad de vida de los venezolanos.
Como
en todos los países comunistas, la fuerza, y no la persuasión, es lo que
mantiene estos regímenes.
He
sido testigo de todos los intentos del gobierno por vender al mundo, y sobre
todo a los militantes del PSUV, una imagen heroica, desinteresada y
comprometida con los pobres del señor Alex Saab, quien será juzgado por lavado
de dinero en el estado de Florida en USA:
El
aparato propagandístico del PSUV ha echado mano de todas las técnicas
persuasivas de la cual disponen, que no son pocas, para hacer que sus camaradas
de a pie boten una lágrima en solidaridad por este ciudadano nacido en
Barranquilla y nombrado (apresuradamente) Embajador de Venezuela,
transgrediéndose de manera flagrante nuestra Constitución Nacional.
Sin
embargo esa campaña ha sido un fracaso. La marcha convocada en solidaridad con
Saab tuvo una concurrencia no mayor de 50 personas.
Tulio
Ramírez
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