Por Roberto Patiño
¡Al fin!,
desde este lunes 25 de octubre volvieron las clases presenciales en el país,
después de casi dos años de haberse suspendido por la pandemia. Es una buena
noticia que esperaban los padres. Sin embargo, esta alegría viene empañada de
dudas en medio de un debate nacional que podemos resumir en la siguiente
pregunta: ¿estamos preparados para el regreso a las aulas?
En ausencia de
datos confiables sobre el verdadero alcance y letalidad de la pandemia en el
país, a razón de la política de hermetismo que maneja el régimen de manera
criminal, muchos venezolanos nos preguntamos si es seguro la vuelta al colegio.
Nos cuestionamos, con suficientes razones, el ánimo de celebración que tiene la
red de medios públicos al anunciar una llamada “inmunidad de rebaño” que no
coincide con las alertas que han lanzado las Academias de Ciencias Físicas,
Matemáticas y Naturales y de Medicina, periodistas y ONG, que han mostrado
retazos de una realidad sanitaria que no tiene muchos argumentos para celebrar.
Desde esta
inquietud nos preguntamos, además, si las condiciones de los liceos y
universidades en el país permitirán este regreso en condiciones seguras. No es
posible un retorno a la normalidad educativa si no contamos con los servicios
de agua y limpieza necesarios para la convivencia de los estudiantes con un
virus que sigue en las calles. Más allá de la propaganda proselitista del
régimen, ¿están preparadas las infraestructuras?, ¿hay suficiente dotación de
equipos de bioseguridad?, ¿podemos volver a educar en medio de una pandemia que
no ha sido vencida?
En un ámbito más cercano, tras casi dos años de parálisis educativa, es más que evidente que muchos de nuestros niños y jóvenes se han desconectado del proceso formativo aumentando la temible curva de la deserción escolar. La llamada “educación a distancia” o el programa “Cada familia una escuela” no fueron paliativos suficientes en medio de una condiciones técnicas tan precarias para las familias venezolanas (poca conexión a internet, problemas de luz, falta de equipos técnicos), una realidad que nos hace dudar sobre el nivel alcanzado por los estudiantes durante estos dos años. Era necesario, antes de abrir las puertas de los colegios, pensar con el apoyo de todos, una estrategia intensiva para lograr la nivelación de los estudiantes.
La formación
de los venezolanos debe responder a intereses mayores a la exposición de
estadísticas “alegres” y a la ambición de un régimen que quiere imponer una
“normalidad” a menos de un mes de las elecciones del 21 de noviembre. No se
puede permitir que se inocule, a los niños y jóvenes, drogas que no han sido
aprobadas por la Organización Mundial de la Salud, las llamadas “candidatas
vacunales” cubanas no han cumplido, de momento, con las rigurosas pruebas que
exigen los organismos multilaterales para que sean aplicadas como vacunas.
Se están
tomando decisiones muy graves a espaldas de la opinión pública del venezolano,
desconociendo y despreciando el trabajo de profesionales sobre el terreno y, lo
que es peor, sin contar con el apoyo de un gremio, el de educadores, que no
disponen del respaldo suficiente para volver a clases en medio de una pandemia
y de una crisis económica sin precedentes.
El verdadero
apoyo al sistema educativo venezolano no se logra con micros propagandísticos
por la señal de VTV, requiere de un compromiso real, en sueldos, salarios,
infraestructuras adecuadas y personal capacitado. Se necesitan planes acordes
con la verdadera situación del país, trabajar con una hoja de ruta que sea
planificada y ejecutada con el apoyo de los mejores talentos que tenemos.
Nosotros
seguiremos acompañando y apoyando el trabajo que realizan nuestros líderes en
las comunidades para garantizar la vuelta a clases en condiciones seguras,
desde Caracas Mi Convive llevamos años apuntalando el esfuerzo de acompañar a
las familias, con recursos y habilidades en la formación constante de los niños
y jóvenes en la escuela y en sus hogares, un esfuerzo importante, pero que no
puede, ni pretende sustituir el rol rector del Estado y de la sociedad civil en
materia educativa.
Es necesario
volver a las aulas, pero hay que hacerlo de manera responsable, garantizando la
seguridad y la salud de todos los involucrados, en un proceso que integre la
experiencia y conocimiento de los profesionales que existen en el país. Es
necesario atender la deserción escolar, recuperar el tiempo perdido durante la
pandemia, darle el lugar que se merece los educadores, volver a convertir a la
Escuela en el corazón de las comunidades, en definitiva, hay que trabajar para
que en Venezuela la educación vuelva a ser el camino más seguro para la
independencia económica de cada venezolano.
Toda la
sociedad venezolana tiene un compromiso con las nuevas generaciones, el Estado,
la sociedad civil, los empresarios, deben entender la importancia en la
formación de nuestros niños y jóvenes, la calidad de su formación nos afectará
a todos a largo plazo y, lo que es más importante, hay que tener presente que
ellos son el vivero de la esperanza para Venezuela y el motor del cambio que
todos queremos y buscamos.
29-10-21
https://www.elnacional.com/opinion/estamos-preparados-para-el-regreso-a-clases/
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