Laureano Márquez 29 de octubre de 2021
@laureanomar
Tengo
tiempo escuchando el comentario de que Zapatero tiene una mina de oro en
Venezuela.
Siempre
pensé que la afirmación se hacía en sentido metafórico, es decir, que la
situación venezolana y la consiguiente viajadera al país de Bolívar constituía
una mina de oro para el susodicho porque sacaba de ello provecho colateral,
pero nunca imaginé que se estaba hablando en sentido literal, de una mina mina,
de pepitas de oro, pues, con mercurio y destrucción medioambiental.
Esta información se desprende (o despluma) de las acusaciones del Pollo (no Brito, sino el otro) y también de unas declaraciones de esa señora que nunca ha tenido Piedad con nosotros.
Particularmente
creo que no se debe desprestigiar a nadie, por muy mal que esa persona le caiga
a uno, máxime si la persona tiene una extraordinaria capacidad para
desprestigiarse a sí misma.
Así
que hasta no verle la pepita en la mano, no doy por cierta la información. Me
parece que los que tenemos alguna responsabilidad comunicacional, debemos
manejar las informaciones con cuidado.
Sin
embargo (todo tiene un sin embargo), como en el humor la creatividad vuela, es
inevitable imaginar toda la “explotación” que la minería del humorismo podría
hacer de una noticia así.
Sería
un contrasentido que un régimen que le exige una disculpa al rey Felipe VI por
la conquista de América, el genocidio de la población aborigen y la expoliación
del oro, regaláse a un expresidente español -justamente- una mina en la que se
roba el oro, se destruye el medio ambiente y se asesina a la población aborigen
por la que, por lo visto, se siente mucho menos respeto del que les tenía
Isabel la Católica cuando le escribió al almirante Colón reprehendiéndole:
“¿quién le ha dicho a usted, señor Colón que mis vasallos son sus esclavos?”
Quizá la leyenda de El Dorado a estas alturas algunos todavía están en
capacidad de creérsela.
Uno
podría imaginarse al personaje en el sótano de su casa en Madrid
(caracterizado por el excelente humorista español José Mota) con una bata de
cuero en una fragua fundiendo lingotes justo en el momento en que le llama su
compañero Pedro Sánchez para sostener un diálogo como el que sigue:
Hola,
¿Está José Luis Rodríguez Zapatero? Que que se ponga… José Luis, que parece que
el Pollo ha hablado.
Joder,
tío, en España cada vez se ven cosas más raras.
¡El
Pollo de Venezuela!, quiero decir.
Imposible,
yo he viajado muchas veces y allí pollo, no hay.
Por
Dios, que no existe, José Luis, el tío este, Carvajal. Ha dicho que tienes una
mina de oro allí en América. ¿Qué tienes que decir?
Oro
reluce, plata no es, el que se lo crea muy bobo es. Mira Pedro, esto tenemos
que hablarlo, pero hoy no, ¿eh?, ¡Mañana!
Es
que hoy estoy fundido…
Solo
quiero que me digas la verdad.
Yacimiento…
¿Cómo?
Digo
que ya, si miento, él dice la verdad, pero no miento. Todo esto es una aleación
de la oposición venezolana. Encima, Mercurio está retrógrado, así que no es un
buen momento. Te tengo que colgar, ya sabes que el tiempo es oro. Adiós, hasta
luego, Lucas.
Al
cierre de esta emisión, hemos conocido que al Pollo se lo llevan también
extraditado para los Estados Unidos, al parecer a toda prisa. No sabemos si
esto tiene algo que ver con la supuesta mina.
Sin
embargo, lo que sí es cierto es que cada vez que abre la boca, alguien del
oficialismo de allá se hunde. Quiera Dios que no le toque compartir celda con
el otro extraditado y que todo esto termine en riña colectiva en los patios de
la prisión.
En
todo caso, volviendo a lo de la mina: si es cierto o no, seguramente con tanta
gente de braga anaranjada tan bien informada y dispuesta a hablar, se terminará
sabiendo, porque al final, la verdad, como el oro, brilla.
Laureano
Márquez
@laureanomar
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