Efe 25 de diciembre de 2021
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«Decidí
salir para cumplir mis sueños, para que mis hermanos cumplan sus sueños y
ayudar a mis padres que se quedaron (en Venezuela). En mi país no se puede
progresar. Tengo mis estudios, tengo todo, pero ya de nada sirve eso» allá.
Así se
expresó Luis, nombre ficticio de un venezolano de 23 años, al explicar a Efe la
razón de haber salido de Venezuela hace 15 días junto con sus dos hermanos, con
el objetivo de llegar a Estados Unidos, donde le esperan unos tíos.
Estos tres jóvenes venezolanos forman parte de los 535 migrantes en tránsito que ahora están en Panamá, que este año registró el paso de más de 130.000 personas con destino a Norteamérica, una cifra sin precedentes y que incluye a familias enteras movilizadas.
«Son
cifras exorbitantes, más de 130.000 personas transitaron por la selva
del Darién, más de 80.000 de origen haitiano y 15.000 cubanos», siendo el
resto de otras múltiples nacionalidades, precisó el director del Servicio
Nacional de Fronteras (Senafront) de Panamá, Oriel Ortega.
Ahora
hay una bajada del flujo migratorio, pero las autoridades panameñas
dijeron que se preparan para enfrentar eventuales nuevas oleadas de migrantes
en movilidad.
Tras
una travesía de 7 días por el Darién, los hermanos venezolanos llegaron este
jueves, 23 de diciembre, a la estación de recepción migratoria (ERM) de San
Vicente, situada cerca de la frontera con Colombia y a unos 310 kilómetros de
la Ciudad de Panamá.
Cruzar
la jungla «fue bien peligroso, desde el principio hasta el
final. Todo es complicado, demasiado difícil, hay que estar bien preparado»,
contó Luis con voz cansada.
«Salimos
bien lastimados (de la selva) vamos a ir al médico a ver si nos arreglan un
poquito», comentó este migrante, que agradeció a las autoridades panameñas por
recibirlos «muy bien» y darles «comida, que bastante que necesitamos proteínas
y todo eso, porque de verdad que perdimos mucha energía cruzando esa montaña».
Los
peligros del Darién
El Darién,
que ha sido utilizado durante años por personas procedentes de todas partes del
mundo que viajan irregularmente hacia Estados Unidos, es considerada una de las
rutas migratorias más peligrosas del mundo.
Las
autoridades panameñas registraban hasta septiembre pasado la muerte de
al menos medio centenar de migrantes. A finales de
ese mes una decena de ellos, incluyendo menores, murieron ahogados en un río,
según la información oficial disponible.
Pero
en realidad no se sabe con certeza cuántos han muerto en la selva víctimas del
entorno salvaje o a manos de los grupos criminales que usan el Darién desde
hace años para el tráfico de drogas, de armas y de personas.
La
«situación especial» de Panamá es este «cordón fronterizo de 266
kilómetros de selva. Las personas llegan diezmadas» y por eso «transformamos
las operaciones (de vigilancia) en ayuda humanitaria», dijo el jefe del
Senafront.
Ortega
recalcó que «la migración irregular no es un delito» y que por eso «no se puede
detener» a los migrantes en tránsito, y que las autoridades panameñas han
desplegado operaciones para «contener» la «gran cantidad de robos y hurtos» de
los que estaban siendo víctimas estos viajeros en áreas de la frontera.
Los
migrantes en tránsito cruzan varios países suramericanos antes de llegar a
Panamá. La ola de este la compusieron en su mayoría familias haitianas, muchas
de ellas procedentes de Chile y Brasil, donde se habían asentado tras el
terremoto que asoló la isla en 2010, aunque también hay personas procedentes de
Cuba, de países suramericanos, africanos y asiáticos.
Las
agencias del sistema de Naciones Unidas pidieron en octubre
pasado reforzar las vías de migración seguras, regulares y ordenadas ante la
muertes de migrantes que intentan cruzar desde Colombia hacia Panamá en su
viaje hacia Norteamérica.
Tomado
de: https://efectococuyo.com/venezuela-migrante/huir-venezuela-arriesgarlo-darien-cumplir-suenos/
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