Vladimiro Mujica 26 de diciembre de 2021
@MujicaVladimiro
Presidente Juan Guaidó, soy un ciudadano preocupado, que se ha decidido a escribirle por esta vía pública porque pienso, al igual que mucha otra gente que respeta su integridad, valor y coraje, que usted sigue representando la esperanza más sólida para abrir caminos a la recuperación de la democracia y la libertad de nuestra Venezuela. Pero para ello es necesario que asuma no solamente la condición constitucional de presidente encargado que le otorgó la Asamblea Nacional, sino la de líder de la nación, algo que hasta el momento le ha resultado esquivo, y que le exige una serie de decisiones y acciones que en el esquema de gobierno colegiado tutelado por el G4 resultan literalmente imposibles.
He
respaldado sus aciertos y decisiones en momentos en que era necesario
asumirlas, sin embargo, es innegable que una serie de errores importantes ha
empañado y debilitado su imagen y la del gobierno encargado: Toda la cadena de
episodios que comenzó con el escándalo e improvisación de las acciones de
Cúcuta; la ausencia de sanciones e investigaciones claras frente a acusaciones
de corrupción de gente ligada a su entorno; el prematuro e improvisado llamado
a acciones cívico-militares que carecieron de concreción alrededor de la salida
de Leopoldo López; la inexplicable falta de decisiones oportunas en el caso de
Monómeros; el permitir la salida intempestiva del gobierno de venezolanos
sólidos como Humberto Calderón Berti, entonces embajador en Colombia, al tiempo
que permitir conspiraciones internas de personajes muy destacados dentro del
gobierno encargado; la inconsistencia de la relación con la Comisión Delegada
de la AN y el retardo en tomar decisiones que afectan la defensa de la activos
de nuestra industria petrolera, son algunos elementos muy preocupantes. Esta
lista es claramente indicativa, no solamente de debilidades al interior del gobierno
interino, sino de carencias en el entorno de sus asesores, y quizás algo
esencial, ilustra las enormes dificultades de ejercer su cargo en las
dificilísimas condiciones de un combate muy desigual contra el régimen
usurpador.
Tal
vez podría pensarse que enumerar públicamente los desaciertos del gobierno
interino es un error grave porque presumiblemente le da herramientas al
adversario. Me permito disentir de esa posición, porque es precisamente del
análisis de nuestros errores, y escribo “nuestros” con absoluta intención, que
podemos superarlos y actuar decisivamente para resolverlos. Cuando se perdió la
I República, Bolívar, un político de excepción, hizo un análisis fundamental
sobre la desvinculación con el pueblo que el movimiento de independencia tenía,
y eso lo llevó a realizar correcciones fundamentales en su narrativa política e
histórica, algo que atrajo a los llaneros, a los indios, negros y pardos a su
causa. Menciono esta circunstancia, no solamente para enfatizar que corregir
errores de manera decisiva en política es a veces la única manera de subsistir
y avanzar, sino porque otra de las contradicciones que perciben muchos
venezolanos es entre la coexistencia de un sólido respaldo exterior al gobierno
interino, ganado a través de acciones muy importantes, y una débil conexión con
la realidad del día a día de la gente, que percibe que el gobierno de Guaidó es
muy importante fuera de Venezuela, pero que en el interior de la
República, su influencia es mucho menor y que se está a merced del gobierno
de facto de Maduro. Usurpador pero altamente efectivo.
Se
acerca el 5 de enero, día en el que la AN legítima debe tomar una serie de
decisiones esenciales sobre la naturaleza del mandato del gobierno encargado,
y, en paralelo, se acercan las elecciones de Barinas, un evento de singular
importancia porque existe el potencial de confrontar a la dictadura y
propinarle una derrota en un territorio que considera sagrado y de su
propiedad, independientemente de sus posiciones respecto a participar, o no, en
las elecciones regionales. Frente a esta encrucijada se imponen acciones
complejas y difíciles que me voy a permitir enumerar de manera
resumida. Algunas de ellas son el fruto de largas discusiones en distintos
grupos de “ciudadanos preocupados’, pero estoy convencido de que en este
momento es necesario enumerarlas para tratar de que se establezca una Hoja de
Ruta concertada y unitaria del esfuerzo opositor democrático, con usted como
líder de ese proceso. Entendiendo perfectamente que se han cometido errores,
pero que el peor de ellos sería abandonar y pretender sustituir o mediatizar su
liderazgo. La primera de esas acciones es proyectarse como líder de
la nación, abandonar la sujeción a la AN, que debe asumir su rol de
fiscalización y contraloría, todo en acuerdo con el mandato constitucional. La
segunda es el nombramiento inmediato del Consejo de Gobierno previsto en el
Reglamento de la Transición, con participación de venezolanos intachables y con
experiencia de gobierno en Venezuela y en la diáspora. Ello le saldría al paso
a la maniobra que pretende transformarlo en un presidente simbólico, al tiempo
que los sectores que controlan la AN se hacen con el mando efectivo del
gobierno interino. La tercera es involucrarse de lleno en la elección de Barinas,
independientemente, o precisamente por ello, de que el régimen pretenda
robársela. Esa elección se gana triunfando en las urnas o evidenciando que el
régimen comete fraude. Pero para ello es indispensable la participación
unitaria del país democrático convocado por su líder. La tercera es exigir de
todos los integrantes pasados y futuros, de su gobierno y de la AN, una
declaración jurada de no tener conflicto de intereses con ninguna de las
acciones que la República está emprendiendo para la defensa de sus activos.
Esto incluye la demanda contra Citgo, los Bonos 2020, Monómeros y el oro bajo
custodia del gobierno del Reino Unido. Ya es tiempo de evidenciar acciones
concretas contra lo que se percibe, quizás sin fundamento, pero con un efecto
extremadamente deletéreo, como corrupción cómplice y aberrante de algunas
figuras ligadas a la oposición. Una declaración jurada no impide el cometer
crímenes, pero la exposición pública lo dificulta tremendamente. Por último, es
indispensable que le hable a toda la oposición, especialmente al chavismo
disidente y a los sectores que se han mantenido en conflicto con el espacio de
dirección de la MUD y el G4. Esto incluye tomar una posición clara respecto al
referéndum revocatorio. Independientemente de las objeciones jurídicas sobre si
la petición del RR legitima o no a Maduro está el hecho incontrovertible de que
la Constitución nos exige a los venezolanos su defensa por todos los medios a
nuestro alcance. Eso incluye el RR, que tiene el mérito indiscutible de que el
candidato único es “derrotar a Maduro” y que puede servir no solamente como
mecanismo de movilización, sino para resolver a su alrededor el espinoso tema
de la renovación del liderazgo opositor. Estoy convencido de que usted debería
anunciarle a la nación el 5E, conjuntamente con el nombramiento del Consejo de
Gobierno, la designación de un Comité Organizador del RR, que permita armonizar
esfuerzos con lo que ya está en curso, y asumir el claro mensaje de que usted
continúa hasta que cese la usurpación y que el RR es un mecanismo para lograr
este objetivo fundamental.
Espero
no haberme excedido en mis atribuciones de ciudadano preocupado por el destino
de nuestra Venezuela, señor presidente Juan Guaidó. Es indudable que las
carencias del gobierno interino palidecen frente a los crímenes y la
destrucción de la nación ocasionados por el gobierno de facto. Pero nosotros no
podemos hacer nada por enmendarle la plana al régimen y, en contraposición,
estamos obligados a hacer todo lo que sea necesario para hacer más efectiva la
acción de la oposición democrática. Quizás no sea demasiado tarde para
reconducir la ruta del mantra: cese de la usurpación, gobierno de transición y
elecciones libres, por otras rutas. Al mejor estilo del Libertador.
Vladimiro
Mujica
@MujicaVladimiro
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