Oswin J. Barrios 26 de diciembre de 2021
@oswinjose_
En 2017
el presidente de la República, Nicolás Maduro, durante una entrevista concedida
al periodista español, Jordi Évole, se comprometió con pagar a los pensionados venezolanos en el exterior lo que les
correspondía por concepto de pensión, pero esto no se concretó.
Dos
años más tarde, en una segunda entrevista, el mandatario nacional fue
consultado por Évole sobre este mismo tema y respondió extrañado que no sabía
qué había pasado con el pago a los pensionados venezolanos residentes en el
extranjero.
«Me agarraste fuera del aire. No sé el resultado de esas negociaciones, sí sé que se iniciaron. He incumplido, pido perdón», dijo Maduro, al tiempo que encargó al ministro de la presidencia venezolana a que evaluara dichas negociaciones.
Radio
Fe y Alegría Noticias se comunicó con Pedro Ontiveros,
presidente de la Federación de Asociaciones de Pensionados y Jubilados de
Venezuela en España (Fapejuves), para contrastar lo dicho por el jefe de Estado
asegurando que el Gobierno de Venezuela no se ha puesto en contacto con ellos.
De hecho, afirmó que enviaron comunicaciones a Nicolás Maduro y no fueron
respondidas.
«Hemos
recurrido desde el punto de vista legal a todos los organismos que tienen que
ver con las pensiones y jubilaciones en Venezuela: el Instituto Venezolano de
los Seguros Sociales (IVSS), el Banco Central de Venezuela (BCV). Le hemos
enviado comunicaciones al ciudadano presidente (Nicolás Maduro), a la
Defensoría del Pueblo y en ninguno de los casos esas comunicaciones han sido
respondidas; es decir que existe un silencio absoluto por parte de las
autoridades venezolanas que en ningún momento han dado la cara ni han dicho
‘ésta es la situación, vamos a llegar a un acuerdo del pago de las pensiones'»,
refirió Ontiveros.
Acotó
que hace cuatro años lograron conversar con el embajador de Venezuela (en
España) y éste les dijo que iba a plantear el tema a la presidencia y
vicepresidencia del BCV y del IVSS, pero aún no hay respuestas.
Cinco
años sin cobrar y contando
Hasta
el año 2016 pensionados y jubilados venezolanos en el exterior pudieron cobrar,
en términos generales, su pensión o jubilación, ambos refrendados
en la Constitución nacional (artículo 80).
Contaron
que desde ese momento se encuentran en una situación difícil, ya que era el
único ingreso que tenían.
“Perdimos
nuestra independencia. Nuestros familiares, amigos, nos brindan algunas ayudas,
al igual que los organismos de asistencia social de las comunidades y las
alcaldías en España, pero en líneas generales dejamos de percibir esa pensión
que gracias a ella podíamos vivir y mantenernos”, indicó Ontiveros.
Además,
denunció que por esta situación han sufrido daño psicológico al preocuparse por
cómo van a hacer para comer todos los días, pagar sus gastos, movilizarse,
entre otras cosas.
De
1.560 euros a nada
La
pensión que recibían los adultos mayores era una variación de acuerdo al monto
fijado en Venezuela, calculado en base a los 10 bolívares por dólar. Es decir
que el último monto que cobraron fue alrededor de los 1.560 euros.
“Estábamos
en el orden de los 156 mil bolívares que se cobraba la pensión en Venezuela, y
aplicando el criterio de los 10 bolívares por dólar se lograba una cifra
representativa en moneda de curso legal en nuestro caso”, recordó Ontiveros.
A
todas éstas, el Gobierno nacional adquirió una deuda a partir de enero de 2016
con los pensionados venezolanos en el exterior.
Según
Oscar Silva, miembro de la junta directiva de esa Federación, el impago de las
pensiones de hace cinco años tiene dos períodos.
1. El
primero que va desde enero de 2016 a enero de 2018 donde estaba vigente el
Convenio Cambiario 35, es decir, el de 10 bolívares por dólar, antiguo Dipro.
2. El
segundo inicia en febrero de 2018 hasta la fecha actual en el que rige el
Convenio Cambiario 39, donde a todos los pensionados y jubilados venezolanos
residentes en el extranjero pasan a recibir el dólar comercial cuya fluctuación
depende del promedio ponderado resultante de las operaciones diarias en las
mesas de cambio y publicado por el BCV.
La
cifra que calculó Fapejuves para el Convenio Cambiario 35 arrojó una deuda por
pensionado de alrededor de 230 mil dólares. Y para el Convenio Cambiario 39 una
deuda de 358 dólares por pensionado.
¿Cuánto
cuesta vivir en España?
Radio
Fe y Alegría Noticias realizó una investigación para calcular en
promedio cuánto puede llegar a costar una cesta alimentaria básica con ocho
productos: huevo, carne, leche, queso, pan, arroz, frutas y verduras, luego se
comparó sus precios con el salario mínimo.
- Huevos (24 unidades) = 1,99 euros.
- Pollo y carne de vacuno (6 kg) = 49,68
euros.
- Leche (10 litros) = 7,2 euros.
- Queso (1 kg) = 9,68 euros.
- Pan (10 barras de 500 g) = 10,10 euros.
- Arroz (1 kg) = 0,83 euros.
- Frutas (6 kg) = 9,54 euros.
- Verduras (8 kg) = 9,98 euros.
Es así
que el valor de la cesta básica alimentaria en España para septiembre de 2021
es de 99 euros, el equivalente al 10% en comparación con el salario mínimo en
el país europeo.
No
obstante, el precio medio del alquiler por mes en España al cierre del 2020 fue
de 980 euros, es decir, que el ingreso mínimo mensual en algunos casos no es
suficiente ni siquiera para pagar el arrendamiento.
En los
pueblos cercanos a las ciudades puede estar en 250 euros, y por 180 euros es
posible alquilar una habitación.
El
coste del alquiler también hay que añadir el de las facturas del gas, del agua,
la luz e Internet, a lo que hay que sumar 100 euros más a la cuenta.
Si se
alquila un apartamento en las cercanías de las ciudades españolas el monto a
pagar sería aproximadamente 350 euros, el equivalente al 37% del salario mínimo
en España. En conclusión, entre la comida y el arrendamiento se va el 47% del
ingreso mínimo al mes.
“Pareciera
que la intención es de exterminarnos”
Pedro
Ontiveros, representante de Fapejuves, afirmó con preocupación que con el
silencio de las autoridades del país pareciera que hay una intención de dejarles
morir de mengua, desatendidos.
Lamentó
que después de que cumplieron con todos los requisitos para recibir su pensión,
que le dieron los mejores años de su vida y contribuir al desarrollo de
Venezuela, se encuentren en esta situación y que no haya la posibilidad remota
de que se resuelva
“En
estos momentos todos los caminos están cerrados porque la otra parte no da
ningún tipo de explicación. Simple y llanamente nos abandonó, ‘que se mueran de
mengua’, como decimos nosotros, ‘que se terminen de morir esos viejitos en el
exterior’. Pareciera que la intención es de exterminarnos, de hacer un
genocidio contra nosotros porque realmente no entendemos por qué no hay ningún
tipo de respuestas por parte del Gobierno venezolano, criticó Ontiveros.
Contó
que hay muchos pensionados que se van todo el día a la calle para no estar en
la casa porque son pisos (apartamentos) muy pequeños y “constituirían una
molestia”.
“Vivir
con un hijo que lo que produce son 1.300 euros y tú tengas que integrarte a su
casa, a su vivienda, donde habitan cuatro y cinco personas es sumamente
difícil”, refirió el presidente de Fapejuves.
Convenios
suscritos
Venezuela
suscribió convenios de Seguridad Social con seis países: España, Portugal,
Uruguay, Chile, Ecuador e Italia, esto con el fin de permitir la continuación
del cobro de la pensión de venezolanos residentes en estos países.
El
Instituto Nacional de Seguridad de España reconoce alrededor de 9.000
venezolanos jubilados en la nación ibérica, pero según calcula Fapejuves la
cifra crece hasta los 15.000 o 20.000 pensionados venezolanos en el extranjero
que no tienen la posibilidad de cobrar su pensión, ya sea porque no cotizaron
en el país donde ahora residen, o porque han solicitado el traslado de la misma
y hasta el momento no se ha aprobado.
A la
edad de 70, 80 o 90 años no hay un plan b. Es que cuando en las empresas, o en
la verdulería de la esquina, llega un currículo donde se lee que el aspirante
al trabajo tiene más de 48 años ya tuercen los ojos, lo descartan. El no pagar
las pensiones les deja indefensos y sin ningún tipo de respuesta.
Es en
ese momento cuando a la palabra jubilado se le cae su origen etimológico,
porque el grito deja de ser de alegría y se convierte en uno de protesta por la
reivindicación de un derecho.
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