Ángel Lombardi Lombardi 19 de diciembre de 2021
El
calendario político siempre está activo y los medios informativos nos abruman
con informaciones y análisis de cada proceso electoral. En cada país, por
varios meses y hasta años, tiende a ser noticia importante las elecciones que
correspondan, y más si son presidenciales.
Por
ejemplo, en el 2022 en Brasil y Colombia elegirán presidente y ya es la
principal discusión política en los medios. Aquí mismo en Venezuela, el 2022 ya
plantea un debate a fondo sobre el posible referéndum revocatorio presidencial
o eventual adelanto de las elecciones.
En
este mismo mes de noviembre hubo elecciones legislativas en Argentina cuyos
resultados expresan un debilitamiento del apoyo político al gobierno.
Esta es la verdadera fortaleza de una democracia, la alternabilidad en el gobierno así como el pluralismo en un Estado de derecho y de respeto absoluto a los derechos humanos.
En
Chile se eligió presidente este domingo 21 de noviembre, en una sociedad
crecientemente crispada y polarizada.
En
Venezuela ese mismo día se eligieron los poderes regionales y municipales en un
ambiente ambiguo de desconfianza y esperanza, expresado en el hecho de una
proyección de participación electoral, entre un 40 a 50%.
En
Nicaragua no hubo realmente elecciones, el mundo democrático no las reconoce.
Ortega resultó un dictadorzuelo, delincuente sin enmienda.
Cuba,
la mencionamos, no por elecciones, en un país fasciocomunista, de partido
único, hablar de elecciones no tiene ningún sentido. Nos referimos a Cuba por
la vergonzante y criminal acción represiva del castrismo frente a la
convocatoria cívica del 16N.
Es
hora que entendamos todos que la dicotomía izquierda/derecha no funciona frente
a las dictaduras.
Se está con la libertad y la democracia o somos cómplices de los delincuentes,
torturadores y asesinos de sus pueblos.
La
democracia es imperfecta y llena de distorsiones y
manipulaciones, pero es perfectible si se garantiza y funciona el Estado de
derecho y todas las inmensas posibilidades de la libertad.
Desde
el siglo XVII y XVIII la humanidad viene desarrollando de manera práctica el
proyecto democrático. La democracia, a pesar de todo, sigue siendo el menos
malo de los sistemas políticos.
Ángel
Lombardi Lombardi
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