Ángel Oropeza
@AngelOropeza182
Salvo
pocas personas, cada vez hay mayor consenso en el país que la única opción
viable y realista para superar la larga crisis política, económica y social
venezolana es una salida política negociada, la cual a su vez supone trabajar
en un proceso de negociación para lograrla.
Sin embargo, incluso alcanzando en una mesa de negociación el mejor acuerdo posible, éste fracasará si no va acompañado de dos elementos esenciales. Por una parte, el entendimiento y aceptación por parte de la población de los temas contenidos en un eventual acuerdo, y por la otra, el respaldo activo de la gente tanto al trabajo de negociación como a sus resultados. En otras palabras, no habrá negociación exitosa sin que ésta tenga dolientes.
En un
artículo reciente, analizamos tres de los principales factores que explican por
qué hasta ahora la ausencia de dolientes ante lo que sucede en la esfera política
–incluyendo por supuesto el proceso de negociación– es una de las
características más salientes y preocupantes de la actual coyuntura. El primero
es la falta casi absoluta de información que tiene la gente sobre la realidad y
los hechos políticos en el país. El segundo tiene que ver con la percepción de
desconfianza y poca credibilidad, ojalá que pasajera, de una gran parte de la
población sobre la dirigencia opositora. Lamentablemente, y según los estudios
recientes de opinión pública, se percibe a la oposición como dispersa, incapaz
para incorporar y organizar a la mayoría de los sectores sociales que adversan
al gobierno, y con cada vez menos peso entre los sectores populares, lo que
provoca un fenómeno de decepción generalizada hacia las dinámicas del
mundo político.
El
tercer y último factor es el déficit en muchas regiones del país de estructuras
políticas y sociales orgánicas que informen a la población sobre temas claves y
que los discutan, que activen y organicen a la ciudadanía y, en una palabra,
ayuden a generar presión cívica interna. Este trabajo de repolitizar a la
sociedad es un paso ineludible para la construcción de una salida política
negociada.
El
pasado viernes 6 de mayo en la Universidad Católica Andrés Bello se dieron a
conocer al país los resultados y hallazgos de un nuevo ciclo de una actividad
callada pero muy efectiva que lleva adelante desde el año pasado el Frente
Amplio Venezuela Libre titulada “Las ideas de todos”. Este segundo ciclo de la
actividad consistió en una serie de 92 encuentros en 23 estados del país (4 en
cada estado, uno por semana), que permitió sentar a discutir y trabajar juntos
a sectores tan importantes de la sociedad como el de las universidades, el de
la salud, las comunidades organizadas (iglesias, asociaciones de vecinos,
consejos comunales, comités de usuarios de servicios públicos, magisterio
y comunidades educativas, medios alternativos o comunitarios), organizaciones
no gubernamentales (de derechos humanos, de alimentación, de educación, de
salud, ambientales y electorales y ciudadanas), el sector productivo (laboral y
empresarial), y los partidos políticos.
En
total participaron 2.584 representantes de 646 organizaciones sociales y
políticas, que discutieron temas como la crisis humanitaria compleja, violencia
e inseguridad, la violación sistemática de los derechos humanos y cómo
presionar por elecciones libres y justas. Estos 4 temas forman parte del
memorándum de entendimiento firmado en agosto de 2021 entre el gobierno de
Maduro y la oposición venezolana como marco referencial para el proceso de
negociación entre ambas partes con la colaboración del reino de Noruega.
No
eran estos sólo encuentros de gente y organizaciones para analizar temas
necesarios para una transición política negociada, sino que al final, como un
ejercicio para probar y ejercitar la capacidad de hacer cosas juntos, a pesar
de la desconfianza intergrupal que todavía nos acompaña, los sectores diseñaron
y llevaron a cabo acciones concretas de presión cívica. Pero además, con
el apoyo del Frente Amplio, se elaboraron y distribuyeron en los 24 estados
400.000 ejemplares de un periodiquito propio titulado De acuerdo, cuyo objetivo
es dar información para avanzar en estrategias de comunicación y acuerdos para
resolver conflictos.
Al
final, el objetivo de este ambicioso proyecto de “las ideas de todos” que ya
lleva 2 ciclos y más de 230 encuentros en todo el país, es ayudar a la
construcción de un tejido social más fuerte y amplio por medio de la creación
de espacios de encuentro entre factores sociales y políticos de la alternativa
democrática venezolana, con la finalidad de promover una negociación integral
exitosa que, como acuerdo político nacional, contemple la realización de
elecciones libres y justas, única forma de alcanzar una transición política y
social viable, exitosa y permanente. En una palabra, ayudar a generar dolientes
a quienes no solo les importe y entiendan la necesidad de un proceso de
negociación y acuerdo como salida política, sino que además presionen y luchen
por su consecución.
Iniciativas
como ésta son el tipo de trabajo político que realmente funciona en dictadura,
lejos de los micrófonos, del efectismo de los titulares de prensa y de los
afanes estériles de protagonismo y figuración. Que no se ven desde Caracas –y
por eso algunos que solo miran lo que se mueve en su círculo íntimo terminan
creyendo que no existe– pero que brinda organización y esperanza aguas abajo en
nuestra población.
El
evento de la UCAB del pasado 6 de mayo, invisible y desconocido para muchos, es
una nueva muestra de que la lucha puede estar oculta a muchos ojos –como
siempre ocurre en regímenes de dominación fascista como el nuestro– pero
se mantiene y avanza.
Pero,
además, iniciativas de encuentro y organización popular como éstas son la
negación palmaria a la creencia machacona del país abúlico y entregado. La
población parece estar atenta y dispuesta a organizarse y a participar en
instancias o actividades que les parezcan útiles y creíbles. La experiencia de
los hasta ahora dos ciclos de Las Ideas de Todos lo vuelve a ratificar. Cuando
en los estados se empezó a organizar y a invitar a los 6 sectores sociales con
los cuales se quería trabajar, mucha gente pidió también ser invitada a
participar, tanto que no nos dimos abasto para atenderlos, dadas las obvias
limitaciones de logística, traslado y costo de actividades como ésta.
Una
reflexión final, producto de lo aprendido en esta nueva experiencia: la gente
está cansada de que otros hablen en nombre de ella solo para legitimar sus
propias posturas políticas, o que la convoquen a eventos donde su rol es
aparecer como pasivos invitados de piedra en un escenario que no es para ellos,
pero ciertamente está ávida de que, en cambio, le propongan alternativas
creíbles y eficaces para hacer oír su voz y organizarse para la lucha por
recuperar el país donde nacieron.
Ángel
Oropeza
@AngelOropeza182
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