Escrito por Alexander Cambero
Lunes, 11 de Junio de 2012
Más de un millón de personas
acompañaron a Henrique Capriles Radonski, a inscribirse como abanderado
presidencial para los comicios del 7 de octubre. Lo hicieron formando parte de
una de las manifestaciones populares más grandes ocurridas en Venezuela, en los
últimos diez años. Caracas se transformó en un gigantesco gusano multicolor que
se desplazaba por sus amplias avenidas atestadas de ciudadanos ansiosos de
encontrar el rumbo extraviado. De los sectores populares bajaron centenares que
al igual que en las urbanizaciones de clase media, sintieron que era perentorio
estar presente en una cita con el futuro cercano. Desde los cuatro costados de
la ciudad nacían nuevas expresiones de apoyo para la opción democrática. Miles
de rostros surgiendo como hormigas de una zigzagueante cueva. Los ocho puntos
de concentración desbordados por una sensación de felicidad y compromiso que
nos hace pensar que la victoria de Henrique Capriles Radonski es inminente. Fue
la puesta en escena de una nación que anhela salir de esta pesadilla que ya
tiene catorce años de sobresaltos. Un mar de banderas confundidas en una marcha
kilométrica que se hizo interminable con el paso de los minutos. Toda una
pasión que envolvió corazones sedientos de vivir en paz y con la tranquilidad
de saberse el elemento fundamental para derrotar al régimen corrompido.
Abriéndose paso en medio de la muchedumbre Henrique Capriles Radonski, se mezcla con el fervor popular que lo aclama a cada paso que daba por las calles caraqueñas. Fue impresionante observar como desde los edificios salían las personas a aclamar al joven protagonista de una lucha épica por asegurarnos un futuro de progreso de todos. Diez kilómetros que se hicieron toda una fiesta democrática de participación ciudadana, en donde la creatividad del venezolano mostró algunas de sus peculiaridades. Con cualquier objeto unas formas o escrituras que reflejan el deseo que tienen millones de compatriotas de salir de esta incertidumbre.
La esperanza la vimos caminar en miles de rostros. Jóvenes con la fortaleza de su mocedad y viejos con la dignidad de toda la vida, en donde exhiben con orgullo el valor de trechos recorridos. Mujeres con la grandeza de ser preciosos capullos de rosa, sin ellas, es imposible derrotar la ignominia.
Caracas se hizo pequeña. La gran capital sintió que la candidatura de Capriles crece vertiginosamente. Que todas las patrañas lo han hecho inmune a la inmundicia. Su dignidad es a prueba de injurias, de aquellos que llevan en su alma la frustración y el dolor; complejos infantiles que subyacen en sus mentes retorcidas. Estos especímenes morbosos, quedarán sufriendo de los mismos complejos que suministran argumentos a sus lenguas pútridas.
alexandercambero@hotmail.com twitter @alecambero
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