Editorial MUD en junio 1, 2012
El Plan Seguridad para Todos, presentado a los
venezolanos por nuestro candidato presidencial Henrique Capriles Radonski desde
el CIEC de la Universidad Metropolitana, es una respuesta seria y coherente a
un grave problema de nuestro pueblo, cierto, pero además es revelador de la
calidad humana y la consistencia como servidor público del Gobernador de
Miranda.
Si la inseguridad es la principal preocupación de
los hombres y mujeres de este país, garantizar la seguridad debe ser la
principal ocupación de su gobierno. Durante estos catorce años no ha sido así.
Este gobierno que habla de todo y a toda hora, apenas si se refiere al tema que
angustia los hogares y enluta las familias. Y eso es en las palabras que son,
junto al pleito y la excusa, sus especialidades, porque en cuanto a acciones lo
que hemos visto es poco, operativos sonoros y aislados, planes inconclusos y
alusiones obligadas por la circunstancia electoral. La verdad es que el drama
de la violencia les ha importado muy poco y, al contrario, lo estimulan con
justificaciones, le hacen propaganda con un discurso violento, y lo favorecen
con la impunidad.
Todos lo sufrimos, porque no hay nadie que no
haya sido víctima del hampa, o no tenga un familiar cercano o un amigo que haya
pasado, una o más veces, por esa experiencia indeseable. Pero sobre todo lo
sufren los más pobres y los más jóvenes, que son quienes ponen la mayoría de
los muertos en esta guerra no declarada que la sociedad está perdiendo porque
el gobierno, su gobierno, no la defiende.
El Plan Seguridad para Todos es un conjunto de
propuestas coherentes, muy bien estudiadas y armadas en una política pública,
fruto de años de experiencia y análisis de los mejores expertos del país, cuyo
antecedente inmediato es el informe de la Comisión de Alto Nivel para la
Seguridad que designó la Mesa de la Unidad Democrática con criminólogos,
sociólogos, funcionarios policiales, criminalistas, penalistas, jueces y
fiscales, expertos que han analizado el problema desde diversos ángulos. Trata
de la prevención, los servicios policiales, la administración de justicia y las
prisiones. Dice qué hacer y cómo hacerlo. Demuestra que nuestros problemas, aun
los más graves, tienen solución si nos ponemos a trabajar en ellos con
decisión, responsabilidad y eficacia.
Y al menos tan importante como todo eso, es que
el próximo Presidente de Venezuela asumirá personalmente la conducción de la
lucha por dar seguridad a todos los venezolanos. Capriles sabe lo que pasa y le
importa, le duele. Es genuino su dolor por las víctimas, por las vidas y las oportunidades
perdidas, por las familias heridas, por los años de esfuerzo que se esfuman de
un golpe. Para resolver esos problemas hay conocerlos, hay que saber cómo
hacerlo, pero primero hay que sentirlos, para tener conciencia de que no se
pueden aceptar con la conciencia tranquila.
Y esa voluntad de servir que ha probado como
gobernante, es la que mostró el martes en su alocución.
Para superar la violencia, hay un camino.
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