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miércoles, 27 de junio de 2012

La ira de Gaia


Por Valdimiro Mujica, 21/06/2012

En la mitología griega Gaia es la Tierra, uno de los dioses primigenios de la cosmogonía helénica

La lista de engaños que acumula la revolución bolivariana en esta materia es larga y compleja de analizar

Una de las distorsiones más patológicas de la inventiva chavista es la que sostiene que existe una cierta equivalencia entre el socialismo y la conservación del ambiente. En uno de sus últimos (http://minci.gob.ve/noticias-prensa/28/215297/solo_el_socialismo.html ) el Comandante Presidente afirma que “el socialismo es el camino para salvar la humanidad de la destrucción de la vida en la Tierra” . En verdad que tiene uno que reprimir el asombro y aceptar que este tipo de declaraciones forman parte del inextinguible arsenal de mensajes destinados a construir la idea de que avanzamos hacia un luminoso porvenir que no se soporta en ningún hecho real de nuestro presente.

En la mitología griega Gaia es la Tierra, uno de los dioses primigenios de la cosmogonía helénica. Su nombre ha dado origen a varios movimientos filosóficos que sostienen la idea común de que el planeta, los organismos que lo habitan y su entorno forman una entidad compleja que se autoregula para mantener la vida. Independientemente del atractivo casi poético de esta clase de ideas, y más allá de la validez científica de las mismas, uno se puede imaginar a una Gaia colérica e incrédula escuchando a Chávez predicando sobre algo en lo cual su hoja de gestión es un verdadero desastre.

La lista de engaños de la revolución en esta materia es larga y compleja de analizar pero quizás uno se podría referir solamente a varios de los publicitados proyectos del Ministerio para el Ambiente como la limpieza del río Guaire y de los lagos de Maracaibo y Valencia, el Plan Nacional de Reforestación Productiva o la Gestión Ambiental Compartida. Todos con nombres altisonantes, todos fracasos resonantes. A ellos habría que añadirle por supuesto los desastres ecológicos causados por el manejo irresponsable de la industria petrolera.

Una constante de grandes planes y grandes fracasos en los 14 años de gestión revolucionaria.

En lo único que el gobierno es eficiente es en lo que contribuye a afianzar su proyecto de poder y control social.

El nuevo programa de gobierno del candidato Chávez eleva aún más la altura de sus propuestas al establecer como uno de sus objetivos históricos “Preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana”. A uno no le queda más que esperar que en la eventualidad de que Chávez siga en Miraflores, en esta materia se siga la palabra del Comandante Presidente Candidato y no su obra de gobierno que, entre otras minucias, ha producido una reducción considerable en el número de venezolanos que habitan el planeta, víctimas de la violencia incontrolable que aqueja a su país mientras él pontifica sobre la preservación de la vida y la especie. Una interpretación alternativa, admito que un tanto cínica, es que nuestro aporte a la felicidad planetaria sea nuestra propia infelicidad como pueblo abatido por la acción del gobierno chavista.

A fin de cuentas, la felicidad es siempre un asunto relativo y si peor estamos nosotros mejor el resto por comparación. Un tanto más en serio, la pretensión cósmica del programa de gobierno es un astuto artilugio comunicacional que busca centrar el programa de gobierno en temas muy abstractos, como en su momento lo fue la propuesta de la Asamblea Constituyente como un remedio universal, para que el elector se distraiga de evaluar el desastre de la gestión concreta del gobierno.

Pero donde la distorsión histórica es aún más evidente es en la pretensión de presentar a los antiguos países comunistas y a un socialismo abstracto como poseedores de un récord impecable frente al capitalismo depredador. Necesario es aclarar de entrada que los países capitalistas no tienen ningún récord ejemplar en materia ambiental pero el nivel de depredación que en algún momento alcanzaron los países comunistas prácticamente no tiene rival.

Para ilustrar el punto, me permito tomar parte de la alocución de año nuevo de 1990 a sus conciudadanos del presidente de Checoslovaquia, y posteriormente de la República Checa, Váklav Havel uno de los más ilustres gobernantes del siglo pasado, de quien al morir afirmó Milan Kundera que la obra más importante de Havel había sido “..su propia vida…”

En su discurso Havel señaló: “Estimados compatriotas: Durante cuarenta años han escuchado de mis predecesores en este día diferentes variaciones sobre el mismo tema: cómo nuestro país estaba floreciendo, ¿cuántos millones de toneladas de acero produce, lo feliz que estábamos todos, la manera en que confiamos en nuestro gobierno, y cúales eran las perspectivas brillantes que se desarrollaba frente a nosotros? Supongo que no me llevaron a este cargo a fin de que yo también les mintiera.

Nuestro país no está floreciendo. El enorme potencial creativo y espiritual de nuestras naciones no se está utilizando sensatamente. Ramas enteras de la industria están produciendo bienes que no son de interés para nadie, mientras que se carece de las cosas que necesitamos. Un Estado que se autodenomina el Estado de los trabajadores humilla y explota a los trabajadores estatales.

Nuestra obsoleta economía está desperdiciando la poca energía que tenemos disponible. Un país que alguna vez pudo estar orgulloso del nivel educativo de sus ciudadanos gasta tan poco en la educación que hoy en día ocupa el número 72 en el mundo. Hemos contaminado los suelos, ríos y bosques que nos legaron nuestros antepasados, y hoy tenemos el ambiente más contaminado de Europa”.

Realidades similares ligadas a gestiones de gobierno depredadoras del ambiente fueron heredadas de la antigua Unión Soviética, de China y de todas las naciones de Europa Oriental. La idea de un socialismo mítico, defensor del ambiente, existe solamente en la propaganda chavista. Una idea moderna del desempeño de las diferentes naciones en materia ambiental puede encontrarse en el Environmental Performance Index, preparado por la Universidad de Yale (http://epi.yale.edu/epi2012/rankings ). El mismo ubica en los primeros lugares a Suiza, Inglaterra y las naciones escandinavas, a Venezuela en el puesto 56 y a los Estados Unidos en el lugar 49. Nada que ver, pues, con las fantasías del chavismo y su gestión, que deben tener indignada a la mismísima Gaia.

Vladimiro Mujica es miembro de Compromiso Ciudadano

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