Por Carlos Vilchez Navamuel,
03/06/2012
El 13 de mayo
1904 el novelista Vasco Pío Baroja asistía a una tertulia que había abierto
nada menos que el novelista poeta y dramaturgo español Ramón María del Valle-Inclán
(1866-1936) en el Nuevo Café de Levante, allí se reunían numerosas personas y
entre ellas participaban muchos
intelectuales, ese día se discutía sobre el tipo de españoles que había en esa
época.
Según nos dice
la historia, Vasco Baroja no solo sorprendió a todos los presentes ese día,
sino que sospechamos que lo que afirmó en ese momento ni él mismo sabía que
tenía un significado universal como lo veremos más adelante.
Pío Baroja
manifestó de forma sencilla pero contundente algo que aunque halla pasado más
de un siglo todavía se mantiene vigente no solo en España sino si no también en
todas las sociedades, ese 13 de mayo dijo “La verdad es que en España hay siete
clases de españoles… sí, como los siete pecados capitales. A saber”
1) Los que no saben.
2) Los que no quieren saber.
3) Los que odian el saber.
4) Los que sufren por no saber.
5) Los que aparentan que saben.
6) Los que triunfan sin saber.
7) Los que viven gracias a que los demás no saben.
2) Los que no quieren saber.
3) Los que odian el saber.
4) Los que sufren por no saber.
5) Los que aparentan que saben.
6) Los que triunfan sin saber.
7) Los que viven gracias a que los demás no saben.
Leídos los siete “pecados a
saber” podemos concluir que en cualquier sociedad, sin importar la época en que
la situemos, encontraríamos gente a la
cual podríamos calificar de esta forma, a continuación nuestra breve
interpretación de estos siete pecados capitales A saber.
Los que no saben, son aquellas
personas que lamentablemente han vivido de alguna manera marginadas. Los que no
quieren saber serían aquellos individuos despreocupados de lo que pasa a su
alrededor y solo les importa lo que se refiere a su persona. Los que odian
saber son aquellas personas que las domina el miedo, tienen temor al cambio en
todos los sentidos. Los que sufren por no saber, serían aquellas que comprenden
la necesidad de conocer y saber sobre las cosas, pero se les dificulta lograr
hacerlo. Los que aparentan que saben serían aquellos intelectuales que de una u
otra manera buscan sobresalir para sus propios intereses, pero que en realidad
no saben mucho. Los que triunfan sin saber son los afortunados, vienen con una
estrella, todo les sale bien aún sin estar seguros de lo que quieren y por
último están esos grupos que viven gracias a que los demás no saben, aquí sí
podemos identificar fácilmente a algunos de ellos, citaremos solo dos, los
dirigentes sindicales y muchos de nuestros políticos.
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