Luis Manuel Esculpí noviembre de 2015
Este viernes se inicia formalmente la
campaña electoral. Las formalidades están referidas, en lo fundamental, a
permitir abiertamente el llamado a votar. La existencia de esa restricción
existe sobretodo en la propaganda por los medios masivos de comunicación. Él
oficialismo ha estado en campaña permanente, varias de sus figuras principales
poseen programas semanales de televisión. Las repetitivas cadenas no son otra
cosa, que campaña electoral y el recurrente expediente del ventajismo
manifiesto con el uso de los recursos del estado. Para ellos no existen
restricciones y cuentan con la conducta complaciente de la autoridad electoral.
Hasta ahora las limitaciones han sido
válidas solo para la campaña de las fuerzas democráticas, algunos canales de
televisión han decidido no admitir la cuñas de la MUD sino a partir del inicio
formal del viernes, otros han sido aún más obsecuentes al censurar ellos el
contenido de algunas piezas, empleando para la pauta opositora los cánones
habituales de su programación regular.
La "red de medios públicos"
en general y en especial los canales de la televisión estatal evidencian el
cerco mediático impuesto, colocados ahora al servicio exclusivo de la campaña
oficial. Esa inmensa desigualdad en medio de una campaña electoral no les está
produciendo los resultados esperados, los estudios de opinión así lo
demuestran. En la intención de voto son factores preponderantes la gravísima
crisis económica y social que hoy confrontamos, la galopante inflación, la
escasez y la inseguridad. La prédica oficialista impregnada de retórica
gastada, de frases trilladas y de invenciones belicistas carecen de
credibilidad.
Las aspiraciones de cambio recorren
toda nuestra geografía y todos los estratos sociales. Estas afirmaciones fueron
corroboradas en un excelente evento promovido por la Fundación Espacio Abierto;
el foro contó con las ponencias de tres destacados especialistas: Felix Seijas
(h), Edgar Gutiérrez y Jhon Magdaleno; quienes en sus brillantes exposiciones
subrayaron los rasgos principales antes mencionados.
Los datos que arrojan todas las
encuestas analizadas por los especialistas, revelan para el mes de octubre, una
apreciable ventaja de las fuerzas democráticas agrupadas en la Mesa de la
Unidad sobre el oficialismo, no sólo en la votación a nivel nacional, sino
también en la mayoría de los circuitos.
Nueve de cada diez ciudadanos evalúan
negativamente la situación del país. La aprobación de Maduro está entre el 20 y
el 23%. Hasta Interlaces (Shemel) de comprobada orientación oficialista le da
amplia ventaja a la oposición
Llama particularmente la atención que
el avance de las fuerzas democrática se registra en todo los circuitos, ganando
incluso en zonas donde el predominio oficialista era abrumador, como en los
estados Barinas ( un circuito de tres diputados), el circuito 1 de Cojedes, el
3 de Guarico, el 1 de Aragua, el 4 de Falcón y el 2 y el 3 de Trujillo.
Nombro estos solo porque eran
fortificaciones del oficialismo, en especial los del llano, el avance en las
zonas populares urbanas también es sumamente significativo como por ejemplo se
está ganando en el municipio Libertador, parroquias como El Valle, Santa
Rosalía, Antimano, La Vega y Caricuao para mencionar los sectores que
contemplan dos circuitos tradicionalmente del oficialismo.
No es inútil recordar el manido y
certero concepto de las "encuestas como una fotografía de un
momento", esa es la realidad para el mes de octubre, aún sin comenzar
formalmente la campaña. En otras palabras; las perspectivas hoy se presentan sumamente
favorables, pero el tiempo que resta será decisivo para consolidar la victoria.
Esta campaña será brutalmente asimétrica, el adversario no se resigna, está
dispuesto a " lo que sea". El trabajo de estos días es vital,
confiarse en que esos números pudieran ser definitivos constituye un error que
pudiera ser fatal. Redoblar los esfuerzos constituye una necesidad imperiosa.
Las elecciones se ganaran, como es
obvio, el propio día, la movilización del electorado opositor, la
transformación del descontento en fuerza electoral y el logro de una eficaz
defensa de la voluntad del elector será la garantía para afianzar el triunfo.
La repercusión de el resultado del 6D tendrá especial trascendencia, será un
punto de inflexión y podrá influir decisivamente en los cambios futuros.


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