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viernes, 20 de noviembre de 2015

Hablemos de encuestas por @felixseijasr


Por Félix Seijas Rodríguez


Las encuestas deben su “fama” a ese deseo muy humano de conocer el futuro. Son pocos los que podrían resistirse a la tentación de echar mano de algún recurso disponible que les ofrezca la posibilidad de saber de manera anticipada lo que va a pasar. Los “adivinos” ganan plata con eso. Y bastante. Usted va, paga, y aquel señor le lee el tabaco, las cartas, unas piedritas –quizás fritas– o la borra del café.


Por supuesto que la diferencia entre un charlatán que afirma leer algo que no dice nada y un profesional que estudia una herramienta científica es, por demás, clara. Sin embargo, con todo esto existe un enredo. Para empezar, las personas asignan a los sondeos de opinión el papel del adivino. De ahí la expresión común: “La encuesta tal dice que…”. Dios me libre de escuchar a una encuesta hablar. El día que lo haga, me retiro, posiblemente a un sanatorio.

Estos estudios no son más que herramientas que sirven a un proceso de análisis. Eso sí, estamos hablando de instrumentos complejos. De ellos se desprenden miles de cifras signadas por la manera en la que se midieron las variables. Si usted observa los números de solo algunos ítems, como por ejemplo la muy popular “intención de voto”, sin analizar un centenar de factores que inciden sobre ella, sucede como el eslogan aquel: “Usted solo está escuchando la mitad del sonido”.

Si apelamos al símil del oficio del brujo, las encuestas representarían el tabaco, las cartas o lo que fuese que el iluminado leerá. El adivino, en este caso, sería el analista. Cuando los resultados de una encuesta son obtenidos, es él quien las estudia, interpreta y expresa las conclusiones a las que le condujo tal análisis. El trabajo de un experto es tomar un estudio y establecer el estado de la matriz de opinión en el momento en el que se tomaron los datos, descubrir los factores que la afectan, asociar toda esta información a sus teorías y conocimientos en la materia así como a otras realidades tales como las condiciones electorales reinantes y los recursos materiales y económicos de las agrupaciones políticas, para entonces definir las estrategias que puedan impactar dicha matriz de una manera favorable para su causa. En este proceso los sondeos de opinión son un insumo para el analista, muy importante, claro está, pero es uno de tantos que este debe manejar. Este oficio requiere de conocimiento y experticia. Muchas personas han dedicado buena parte de su vida profesional a desarrollarlo. Los comandos de campaña contratan a estos expertos para tales menesteres. 

Recordemos el conocido adagio: zapatero a su zapato.

Por supuesto que todo esto parte de la premisa de que contamos con estudios de calidad. Esa es la materia prima. Un mal analista se acerca a la imagen del brujo y una encuesta mal diseñada y/o ejecutada vale tanto como la borra de café. Un estudio mal hecho es como un mapa mal elaborado. Lo conducirá a un sitio distinto del que usted quiere ir. Un mal analista, por su parte, puede tener un buen mapa en la mano y hacer de él una lectura errada. En este caso también terminará en el lugar no deseado. De ahí lo que siempre digo: confíe en los datos tanto como confíe en la organización que los produjo, y confíe en el análisis de los mismos tanto como confíe en el analista que los interpreta.

Una precisión final. Los estudios electorales y su examen existen para nutrir a organizaciones en su proceso de toma de decisión. Ellos no se ejecutan para informar a las masas. Sin embargo, siempre habrá datos y opiniones que circulen en los medios. Si usted quiere tener una idea –y seguro que así lo desea– de qué está ocurriendo y de qué puede ocurrir, escuche a los analistas en los que confíe. Ellos seguramente estarán utilizando materia prima de calidad. Eso sí, dude de aquellos que le hablen de manera determinística. Un analista con una encuesta debajo del brazo no puede predecir el futuro. Lo que él puede hacer es establecer qué tan posible es que diferentes cosas sucedan y cómo estas pueden verse afectadas por ciertos factores. Es así como se construyen los escenarios posibles sobre los cuales cada fracción política trabajará en la búsqueda de que el entramado final le favorezca.

19-11-15




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