SJ Luis Ugalde
Hoy la Constitución es
violada, no accidentalmente, ni por simple negligencia, sino porque desde el
poder se considera que es un obstáculo para imponer su dominio político
estatista absoluto. Son enemigas de la “revolución” la constitucional
separación de poderes, la Fuerza Armada apartidista, las alcaldías y
gobernaciones que impiden “todo el poder para las comunas” (partidistas,
sometidas al Ejecutivo con asignación discrecional de dinero), la educación
plural con responsabilidad de los padres, las universidades autónomas y la
empresa y la propiedad privada que la Constitución defiende. Por eso en 2007-08
el chavismo decidió sustituir la actual Constitución por otra totalitaria a la
cubana. Afortunadamente, fueron derrotados, pero no respetaron esa derrota y en
la práctica han seguido imponiendo leyes y decisiones anticonstitucionalmente.
El artículo 333 de la
Constitución dice que, cuando esta es violada, todos los venezolanos tenemos el
deber de colaborar decididamente en su restablecimiento: “Esta Constitución no
perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere
derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal
eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad,
tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”
(Art. 333).
Cumplamos el deber para
rescatar la Constitución y el país de un desastre mayor. ¿Qué medios pacíficos
y constitucionales tenemos para iniciar un vigoroso proceso de restablecimiento
de los principios hoy violados? Por ahora ninguno más importante que la masiva
votación en las elecciones del próximo 6 de diciembre, de inmensa trascendencia
para el futuro del país. Un triunfo rotundo de la unidad democrática abre la
puerta a un nuevo poder legislativo con muy urgentes tareas para
reconstitucionalizar el país y enderezar todas las violaciones, empezando por
los presos políticos... Al mismo tiempo, una derrota importante le dirá al
gobierno que el país abrumadoramente quiere que el Ejecutivo abandone el modelo
económico-social y político estatista y totalitario que ha traído miseria con
quiebra de la producción, inflación desbocada y empobrecedora,
desabastecimiento desesperante, un déficit fiscal asombroso, con una corrupción
e impunidad increíbles y… Si la gran mayoría del país exige cambio, el gobierno
no tendrá más remedio que abandonar el insensato y fracasado modelo. De eso
están convencidos hasta los chavistas pensantes. Desde el comienzo mismo del
nuevo año (si no antes) el Ejecutivo tendrá que enfrentar los cambios sin los
cuales Venezuela no podrá salir del actual desastre, sino que se hundirá más.
El régimen lo sabe y por eso
está extremando todas las maniobras y abusos de poder a fin de torcer la
voluntad democrática y deseo de cambio que se respira muy fuerte en el país:
han inhabilitado, cambiado en las circunscripciones, inventado tarjetas y otros
modos de confundir a los votantes, coaccionan y amedrentan; por lo que se han
disparado las alarmas nacionales e internacionales. De ahíla decidida y muy
concreta carta a la presidente del CNE por parte Luis Almagro, secretario
general de la Organización de Estados Americanos, OEA, donde, de manera
precisa, hace un recuento de las trampas que el Consejo Nacional Electoral debe
evitar, impedir y perseguir, si quiere cumplir con su obligación de árbitro
electoral que garantiza la igualdad, confiabilidad, imparcialidad,
transparencia y eficiencia, exigidas por la Constitución (Art. 293).
También la Iglesia Católica
está en alerta y sus autoridades episcopales acaban de convocar a una nueva
actitud espiritual despierta y activa para recuperar la paz y la esperanza en
Venezuela. Esperanza de cambio para que la política y la economía funcionen
centradas y ordenadas hacia la persona humana y no sometida al poder político y
económico. Convocan a una gran jornada de oración en todas las iglesias,
capillas y a personas pidiendo “la sabiduría e inteligencia espiritual que
necesitamos para construir una patria donde se conviva pacíficamente en la
tolerancia y el respeto mutuo”. Frente a la triste pérdida de esperanza,
oración y acción, pondremos todo nuestro esfuerzo y responsabilidad para
hacerla realidad democrática.
19-11-15
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