Por Franz Von Bergen
“Es la economía, estúpido”.
La frase se hizo famosa en 1992, durante la campaña presidencial de Bill
Clinton en Estados Unidos. El dirigente demócrata era un joven gobernador de un
estado pequeño y enfrentaba a George H. Bush, un presidente popular debido a
sus logros en política exterior: el muro de Berlín había caído en 1989 y la
Guerra Fría había terminado poco después.
La campaña de Clinton
necesitaba desviar la atención del electorado hacia otros temas, lo cual logró
enfocándose en la economía, que estaba en medio de una recesión, y otras
vicisitudes del día a día de los estadounidenses.
La frase interna de la
campaña trascendió al público mientras el demócrata subía en las encuestas y
consolidaba sus opciones de triunfo. Finalmente ganó la presidencia y la
consigna quedó en el imaginario popular como la mejor forma de expresar la
importancia y el impacto que tiene la economía en la política.
América Latina, y Venezuela
en particular, no escapan de esta realidad. Los problemas económicos son un
factor que tiende a afectar de manera importante a los gobiernos en ejercicio
durante las elecciones, en muchos casos provocando su derrota en comicios
presidenciales o parlamentarios.
Incluso, a través de
estudios cuantitativos, distintos académicos han comprobado que las
deficiencias económicas tienen mayor influencia sobre el electorado que otros
males comunes en América Latina, como la inseguridad y el crimen. De hecho,
este último problema impacta directamente sobre los resultados en muy pocas
ocasiones.
Un informe de Bank of
America publicado en 2012, antes de las elecciones presidenciales del 7 de
octubre de ese año, resumió algunos de los resultados más impactantes de esos
trabajos:
- Una investigación sobre 66
elecciones presidenciales y 81 legislativas en el período de 1985-2002
descubrió que la alta inflación tuvo un efecto negativo en las probabilidades
de victoria de los dirigentes en ejercicio del poder, mientras que el
crecimiento económico benefició las opciones de los candidatos de gobierno en
comicios parlamentarios.
- Hasta ese momento, 13
presidentes habían optado a la reelección en América Latina y 11 habían ganado.
Los únicos casos de derrotas ocurrieron durante crisis económicas fuertes en
República Dominicana y Nicaragua.
La actualidad. Venezuela
enfrenta hoy una de las crisis económicas más agudas de su historia reciente.
El Fondo Monetario Internacional aseguró a principios de octubre que el país
está sumergido en una estanflación, fenómeno que ocurre cuando hay
estancamiento económico con alta inflación.
Según la organización, se
prevé que el PIB nacional retrocederá 10% en 2015 y la inflación alcanzará 158,1%.
A esto se suma un nivel alto de escasez que no está cuantificado por datos del
Banco Central, pero que se hace evidente por las colas que existen para comprar
todo tipo de productos.
En resumen, si “es la
economía, estúpido”, pareciera que el PSUV tiene pocas opciones de conseguir un
triunfo en las próximas elecciones parlamentarias.
La situación explica los
números que están mostrando las encuestas. En el estudio de Venebarómetro de
septiembre la intención de voto por los candidatos del oficialismo era de
17,1%, mientras que la gestión del presidente Nicolás Maduro fue reprobada por
77,9% de los encuestados.
Al preguntar por los
problemas del país, la encuesta de Keller del mismo mes indicó que la escasez
era el principal para 36% de los interrogados, seguido por el alto costo de la
vida, con 23%, y la inseguridad de tercero, con 20%.
La situación venezolana
actual calza de manera perfecta con los estudios que ha hecho el académico
estadounidense Matthew Singer acerca del impacto de la economía en las elecciones.
Singer, profesor de la
Universidad de Connecticut, concluye que la economía no siempre es un factor
para definir el resultado. Lo es sólo cuando una crisis pone el tema en la
agenda, lo que tiende a provocar que las principales consecuencias de esa
situación para la ciudadanía sean los factores de mayor peso.
Por consiguiente, a pesar de
que el PIB venezolano muestra índices tan malos como los de la inflación o
escasez, son estos últimos los que preocupan al votante debido a que están
cavando un hueco directamente en su bolsillo.
“Sabemos que hay problemas,
pero estamos tratando de contrarrestar eso fortaleciendo las misiones, sobre
todo la de vivienda. Vamos a entregar muchas casas y el aumento del salario
también nos ayudará a bajar el descontento”, indica Humberto Berroterán,
secretario general de UPV, uno de los partidos del Gran Polo Patriótico.
También el gobierno ha
activado mercados populares colocados en las zonas donde necesita arrastrar
votos y ordenó la reducción de precios de diversos productos a través del
Comando Nacional de Precios Justos.
Sin embargo, el economista
Asdrúbal Oliveros considera que estos intentos llegan muy tarde. “Al chavismo
le falló el timing. Tendría que haber comenzado a llenar los anaqueles en
septiembre y octubre, a fin de que la gente sintiera bienestar en noviembre.
Además, el sueldo mínimo subió alrededor de 130%, por lo que sigue estando por
debajo de la inflación”, explica el experto y director de la firma
Ecoanalítica.
Como la economía es tan
variante, Singer agrega en su artículo que partidos conservadores que llegan al
poder prometiendo controlar la inflación pueden luego perderlo debido a que sus
políticas detienen la elevación de los precios, pero afectan el consumo y el
crecimiento económico general, lo que también limita el bienestar. Esto
beneficia a partidos de tendencia más izquierdista con una política de gasto
público mayor.
De esta forma, si la
oposición ganara los comicios de 2015 por el problema económico, éste bien
podría ser un búmeran tiempo después si la crisis se sigue manifestando pero de
otra manera.
El crimen no se castiga con
votos
La ciudadanía ha
identificado la inseguridad como el principal problema del país durante la
mayor parte del tiempo del chavismo en el poder. En los últimos años la tasa de
homicidios en Venezuela se ha disparado hasta convertir al país en el segundo
con más asesinatos del mundo, por detrás de Honduras.
¿Por qué esta situación no
se ha transformado en un tsunami de descontento que genere derrotas
electorales?
La respuesta parece estar en
otros estudios académicos. Kurt Weyland, profesor de la Universidad de Texas,
publicó en 2003 un trabajo en el que concluye que la inseguridad no ha generado
en América Latina el surgimiento de ninguna opción electoral ganadora, tal como
sí ocurrió con otros fenómenos, como la hiperinflación.
El investigador identifica
dos razones por las cuales esto sucede: 1) la responsabilidad de la seguridad
se reparte entre los gobiernos locales, regionales y nacionales, por lo que no
se responsabiliza a un único partido, y 2) el problema es tan complejo y de
difícil resolución por la corrupción que lo circunda, que el electorado no
termina creyendo las promesas que hacen candidatos opositores para
solucionarlo.
Desde el mes de julio el
gobierno de Nicolás Maduro activó la Operación Liberación y Protección del
Pueblo en distintos estados y un gran porcentaje de circuitos clave para
reducir el descontento en la población. Sin embargo, la estrategia fue poco
exitosa y el rechazo hacia el gobierno continuó creciendo, en gran parte debido
a que los problemas económicos no mejoraron.
En consecuencia, si la
inflación y la escasez continúan repuntando como los principales problemas en
el tiempo que queda hasta el 6 de diciembre, pareciera muy difícil que el
chavismo pueda tener una de sus históricas remontadas. FVONBERGEN@EL-NACIONAL.COM
08-11-15

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