Por Daniel Pardo BBC Mundo
Ramón González ha librado
innumerables batallas en busca de un buen servicio eléctrico, pero aún se
siente insatisfecho.
Este habitante de Ciudad
Guayana, en el estado venezolano de Bolívar, ha recogido firmas y trancado
calles para lograr que, por ejemplo, remplacen un transformador o pongan un
poste.
Han sido casi 10 años de
constante "lucha" desde que llegó a esta localidad, relata.
Pero los problemas, más que
resolverse, simplemente han mutado.
"Ya la luz no se
va por largos períodos, sino que dos o tres veces al día se va por 15 minutos y
eso es un coñazo (un golpe) para los electrodomésticos", le dice a BBC
Mundo.
Y su experiencia no es
diferente a la que viven en todo el país millones de venezolanos, que
recientemente han visto cómo los apagones volvieron a ser un motivo para
quejarse y, en algunas regiones, armar barricadas en las callesen signo de
protesta.
La diferencia entre Ramón y
el resto de venezolanos es que el estado de Bolívar es la fuente del 70% de la
energía que consume en Venezuela.
A medida que
creció la demanda, las tomas de energía eléctrica, tanto legales como ilegales,
se multiplicaron. El sistema de generación, sin embargo, no creció a la par.
Por esta tierra rica en
minerales pasa uno de los ríos más caudalosos del mundo, el Caroní, que al
estar rodeado de montañas, piedras y cascadas se considerauno de los mejores
lugares del planeta para generar energía hidráulica.
No en vano el fallecido Hugo
Chávez dijo en referencia a la generación eléctrica que Venezuela iba
"rumbo a convertirse en una potencia energética mundial".
Chávez pronunció esa famosa
frase en 2008, cuando Venezuela recién descubría las cuartas reservas de gas
más grandes del mundo –potencializando así la generación termoeléctrica– y
cuando en la represa de Tocoma, en Bolívar, estaba por completarse la
construcción de una hidroeléctrica de lujo, la planta Manuel Piar.
Hoy, sin embargo, ninguno de
esos dos proyectos, entre otros, se ha podido aprovechar.
Y personas como Ramón
González pasan sus días pendientes de desconectar sus neveras, microondas
y aires acondicionados para que no se dañen cada vez que se va la luz.
Sabotaje y sequía
Durante los últimos cinco
años, millones de venezolanos han tenido que acostumbrarse a vivir entre
apagones y racionamiento de electricidad, que son más o menos frecuentes
dependiendo del clima, la demanda y la época del año.
La estatal
Corpoelec es la responsable de la generación y la distribución del servicio
eléctrico en Venezuela.
Las causas de la crisis
eléctrica son múltiples y complejas y difieren según a quién se le
pregunte.
Los reportes mensuales de la
estatal Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) se dejaron de publicar en
2009; el informe de gestión anual del ministerio de Energía no se divulgó en
2014 y el documento de rendición de cuentas que esa cartera presenta a la
Asamblea Nacional cada enero no registra cifras globales de generación
eléctrica.
BBC Mundo solicitó
entrevistas con directivos de Corpoelec, dos exministros de Energía y el actual
ministro de Energía y presidente de Corpoelec, Luis Alfredo Motta Domínguez,
pero al momento de esta publicación todavía no había obtenido respuesta.
El gobierno rechaza que haya
problemas en el sistema eléctrico y atribuye los cortes a un supuesto
sabotaje, y el racionamiento a la sequía y a la excesiva demanda.
En una reciente rueda de
prensa en la que no se permitieron preguntas, Motta Domínguez expuso con fotos
y gráficos 13 nuevos casos (a inicios de la semana dijo que ya van 18) de
supuestos ataques al sistema eléctrico, los cuales atribuyó a personas
interesadas en fomentar malestar entre la población antes de las elecciones
parlamentarias del 6 de diciembre.
Ministro de
Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, expone casos de sabotaje.
"Están repitiendo el
patrón de antes de elecciones", dijo en referencia a cortes de energía que
coincidieron con elecciones en años anteriores.
El gobierno venezolano
también dice que los racionamientos eléctricos –y de agua– son consecuencia de
las sequías de los últimos años, que limitan la producción de las
hidroeléctricas, responsables de un 70% de la oferta (lo que para muchos
expertos es demasiada dependencia en un solo método de generación).
En diciembre de 2009, el
gobierno decretó una emergencia eléctrica que se prolongó por un año, pero los
apagones continuaron.
La sequía fue identificada
como la causa, aunque una alta funcionaria de Corpoelec reconoció, en mayo de
2010, que "tenemos serias debilidades en la generación (…)
Esperamos poder ofrecer un sistema eléctrico más estable para el próximo
año".
Los problemas, pese a las
millonarias inversiones del gobierno, continuaron.
En abril de 2013, el
entonces ministro de Energía, Jesse Chacón, dijo que si en 100 días no se
cumplía un plan para corregir el servicio eléctrico, renunciaba.
El plan se desarrolló y, a
los 100 días, las críticas llovieron sobre el ministro, que salió del cargo dos
años y medio después de aquella célebre promesa.
Generación, falta de
mantenimiento, escasez
Las versiones sobre el
sabotaje y la sequía no convencen a muchos venezolanos, que saben del potencial
eléctrico que tiene el país petrolero no solo en teoría, sino en
infraestructura ya instalada.
En general, expertos
consultados por BBC Mundo –entre ellos ingenieros activos de Corpoelec– atribuyen
los cortes de energía al déficit de generación de energía, por un lado, y a la
falta de mantenimiento del sistema, por el otro.
Generación eléctrica en
Venezuela
Promedios en megavatios
17.000 MW
Generación
18.000 MW
Demanda
1.000 MW Déficit
24.000 MW Capacidad
instalada
José Aguilar, Corpoelec
BBC Mundo
En julio, el ministro Chacón
declaró que el país genera entre 19.000 y 20.000 megavatios (MW) y la demanda
se ubica entre 16.000 y 18.500 MW.
Pero José Aguilar, quien
como ingeniero eléctrico ha sido consultor en más de 40 países y fue
contratista de gobiernos venezolanos anteriores, dice que no se está generando
suficiente energía a pesar de que hay un sistema instalado para producir entre
22.000 y 34.000 MW.
Basado en reportes oficiales
filtrados, que le mostró a BBC Mundo, Aguilar dice que Venezuela genera
actualmente un promedio de 17.000 MW para una demanda de aproximadamente 18.000
MW, creando un déficit de 1.000 MW.
Aunque advierte que la disponibilidad,
demanda y déficit cambian permanentemente –incluso varias veces al día–,
Aguilar dice que un 50% del sistema instalado está inactivo, según la
información oficial filtrada.
Ingenieros de Corpoelec
corroboraron estas versiones a BBC Mundo.
"Pero más que la
generación, la raíz del problema es que no hay infraestructura nueva para
conexiones adicionales", dice uno de estos ingenieros.
"Es un problema de
distribución: cada vez que se conecta alguien nuevo, se va mermando el
conductor y se daña el aislamiento y, si no se instalan nuevas vías de
transmisión, el sistema colapsa", explica.
A través de
estas torres y cables de alta tensión Bolívar le da luz prácticamente a toda
Venezuela.
Todo el sistema de
distribución de energía –desde el reemplazo de un transformador caducado hasta
el repuesto del carro que usan los electricistas– se ve afectado por la
crisis de divisas e importaciones que actualmente sufre Venezuela, una
problemática que ha sido reconocida en varias memorias del ministerio de
Energía.
"Para comprar algo
–ponte tú un contador o un transformador– hay que pasar mucho trabajo
burocrático y a veces el plazo de pago con el importador se vence", señala
el ingeniero.
En la página web de
Corpoelec se encuentran cientos de documentos oficiales en los que la
adquisición de nuevos equipos es declarada "desierta" por la
imposibilidad de pago.
Conexiones ilegales
Como en cualquier barrio
popular de Venezuela, que es donde vive la mayoría de la población, en la zona
Core 8 de Ciudad Guayana el cielo está tapado por una telaraña de cables.
Amarrados desde los puntos
de alta tensión hasta las casas, los cables le dan electricidad a cientos
de personas que no pagan por el servicio, en una práctica que se repite a lo
largo del país.
Así se ven la
mayoría de los barrios venezolanos, con el cielo tapado por cables de tomas
ilegales de electricidad.
"Acá, siendo
conservador, no paga luz un 70% de la gente", dice un ferretero del Core 8
que instala conexiones ilegales.
Una ley de 2010 castiga con
1 a 5 años de cárcel el robo de electricidad, pero en 8 años instalando
conexiones ilegales el ferretero dice no haber conocido un solo caso que haya
sido sancionado.
En medio de la bonanza que
vivió Venezuela entre 2004 y 2008, y gracias a los planes sociales del
gobierno, millones de personas compraron televisores, lavadoras o aires
acondicionados importados a precios módicos.
La demanda, según cifras
oficiales, se duplicó en una década, dejando a Venezuela como el mayor
consumidor per cápita de electricidad en América Latina.
"Y como en una ciudad
donde hay cada vez más carros pero no se construyen autopistas, el atasco del
sistema se hizo inevitable", le dice a BBC Mundo un experto en
electricidad y exfuncionario de una empresa del gobierno que pidió no ser
identificado.
Un sistema de lujo
Las venezolanas fueron de
las primeras ciudades en América Latina en tener electricidad, pero el sistema
que fue pionero durante décadas hoy se ve rezagado en comparación con otros
países.
Ni siquiera la capital, Caracas, se salva de los apagones.
Tras 8 años de existencia,
Corpoelec aún depende de la financiación del Estado, a diferencia de su
antecesora, Electrificación del Caroní C.A. (Edelca), una compañía también
pública encargada de la generación eléctrica que contrataba empresas mixtas y
privadas para la transmisión, transformación y distribución de la electricidad.
Edelca era la compañía donde
todo ingeniero eléctrico venezolano quería trabajar, según varios testimonios
de trabajadores. Era prestigiosa, moderna, eficiente.
Hoy los empleados recuerdan
con nostalgia las actividades turísticas y deportivas que desarrollaba Edelca
e, incluso, muchos aún se ponen el uniforme de la extinta compañía.
Una maravilla del hombre
En la Central Hidroeléctrica
Simón Bolívar, mejor conocida como la represa de Guri, el logo de Edelca,
inspirado en unos petroglifos que encontraron durante la construcción de la
planta, sigue decorando las puertas de las salas de máquinas.
El Guri, que está a 100
kilómetros de Ciudad Guayana, se convirtió en la hidroeléctrica más grande
del mundo cuando terminó su segunda etapa de construcción, en 1986. Ahora,
es la tercera más grande.
La
hidroeléctrica del Guri, en Bolívar, es la mayor generadora de energía del país
y, según algunas fuentes, está parcialmente inactiva.
En el Guri, durante una
visita para turistas, me sentí al frente de una maravilla del hombre: como si
visitara una pirámide mesoamericana.
El vértigo que producen sus
pendientes, el sonido de la energía que cruza los caudales del río hasta el
patio de distribución y los enormes cuartos de máquinas decorados con la obra
cinética del artista venezolano Carlos Cruz-Diez son elementos de un escenario
que, en medio de una exuberante sabana, sirve para imprimir postales.
Del Guri sale entre el 60 y
el 70% de la electricidad que consumen los venezolanos.
Y aunque la versión oficial
es que 16 de sus 20 turbinas están funcionando, otras fuentes dicen que solo entre
10 y 12 máquinas están activas.
Los trabajadores con los que
hablé, si bien se sienten orgullosos de esta joya venezolana, revelan algo de
rencor cuando se refieren a ella: "Esto lo tienen abandonado",
dijeron varios.
"Corpoelec no es
Edelca"
Muchos de los trabajadores
se declaran chavistas, pero exhiben esa misma desazón cuando se refieren a
Corpoelec, una empresa que creó el expresidente para centralizar el sistema
eléctrico en manos del Estado; "como debe ser", dijo en su momento.
La estructura de la compañía
fue modificada, muchos gerentes de corte técnico fueron remplazados por
políticos y los militares ganaron relevancia dentro de la empresa, según varios
testimonios de empleados recogidos por BBC Mundo.
El embalse del
Guri, que abastece de agua a la hidroeléctrica, es el séptimo lago artificial
más grande del mundo.
Después de la
centralización, muchos de los casi 50.000 trabajadores duraron cuatro años sin un
ajuste salarial.
Y en la ola de fuga de
cerebros que ha afectado a todos los sectores industriales del país, Corpoelec,
me aseguran trabajadores de la empresa, no ha sido la excepción
En ese edificio al que los
guayaneses siguen llamando "Edelca" hay muchos trabajadores que solo
trabajan en la mañana, porque el aire acondicionado está dañado hace meses.
"Nosotros estamos
trabajando con botas, cascos, alicates y vehículos obsoletos", le dice a
BBC Mundo Félix Márquez, directivo del sindicato de Corpoelec.
"La semana pasada se
nos mató un trabajador en Valencia electrocutado por no tener herramientas (…)
es el tercero que muere en dos meses por no tener equipamiento", cuenta.
"Todo viene afectando
por la economía del país, pero también está el hecho de que politizaron un
sector que debe ser técnico", opina.
Aunque las cosas parecen
estar mejorando: recientemente la mayoría de los trabajadores recibieron un
aumento del salario de hasta el 70% y, con la nueva gerencia, dice uno de
ellos, "se está respirando un aire diferente".
"Pero para que volvamos
a ser lo que éramos va a tomar tiempo", advierte.
Mayor racionamiento del país
La indignación de los
trabajadores y habitantes de Ciudad Guayana por el servicio eléctrico no solo
se debe a que la energía se genera aquí, sino a que este estado de Bolívar
es el que más racionamiento ha sufrido en todo el país.
Según Aguilar, "al
déficit de energía general de 1.000 MW en promedio, hay que añadir otros 1.400
MW que les racionaron a las empresas básicas de Guayana".
Image captionLa noticia del
día cuando estuvimos en Ciudad Guayana: volvió la luz al aeropuerto después de
tres días sin poder recibir vuelos nocturnos.
En esta ciudad se encuentra uno
de los parques industriales más grandes de América Latina, con el potencial
para producir aluminio, acero y oro en cantidad y calidad de primer rango.
Chávez invirtió miles de
millones de dólares en el relanzamiento de las empresas de Ciudad Guayana.
En aluminio, por ejemplo, la
idea era convertirse en el mayor productor del mundo, un objetivo factible
debido a las reservas de bauxita que posee Venezuela, las terceras más grandes
del mundo.
Para esto era fundamental
que las empresas de Ciudad Guayana tuvieran una amplia y estable oferta de
electricidad, que se esperaba fuera surtida por la planta Manuel Piar, en
Tocoma.
Pero la hidroeléctrica, que
se ha visto enfrascada en varios de los escándalos de corrupción de
conocimiento público que han empañado la contratación de servicios eléctricos, no
ha podido prender motores tras 14 años de iniciada la construcción.
Basado en reportes
oficiales, Aguilar calcula que el Estado venezolano hizo inversiones en
electricidad por US$48.000 millones 50 años de siglo XX, mientras que en los 16
años de revolución se han gastado US$95.000 millones.
A falta de
algunos semáforos, la gente ayuda con el tránsito a cambio de unos cuantos
bolívares.
Casi todas las empresas
básicas de Ciudad Guayana dan pérdidas y producen muy por debajo de su
capacidad, según reportes oficiales.
"Cuando el gobierno se
dio cuenta que no podía alcanzar los objetivos del Plan Guayana por falta de
electricidad, decidió cortarle la luz a las empresas para darle prioridad a la
población", le dice a BBC Mundo Carlos Rojas, exdirector laboral de
Venalum, la empresa de aluminio, exdiputado chavista y hoy activista opositor.
"Con eso el gobierno
detuvo el desarrollo de Guayana, la llevó a su mínima
expresión, afectó enormemente la producción y, al no reducir el personal, tuvo
que empezar a subsidiar las empresas con la renta petrolera", explica.
Estílito García, durante 14
años secretario del sindicato de trabajadores del aluminio, dice que
"estas empresas fueron construidas para ser rentables, sin importar si
usabas la renta para guardarla o construir viviendas o robártela".
"Pero para este
gobierno la rentabilidad no fue prioridad, y al no serla dejaron caer a las
empresas de Guayana", concluye.
Entre la oscuridad y el
calor
El habitante de Ciudad
Guayana sabe del potencial que tiene su tierra: por donde quiera que uno pase
se pueden ver las colosales instalaciones de las empresas.
Sin embargo, los guayaneses
deben lidiar a diario con semáforos dañados, cortes frecuentes de luz y, en
general, una oscuridad que los lleva a llamar su urbe "Ciudad
Gótica".
En el Core 8,
de Ciudad Guayana, la mayoría recibe luz por medio de tomas artesanales. La
escena se repite en todo el país.
De vuelta en el Core 8, una
mujer en una fila para comprar arroz cuenta que la lluvia "es un como
switch que apaga la luz".
Paradójicamente el agua, que
es la fuente de electricidad, acá en Guayana perjudica el servicio porque
cuando llueve se generan cortos en las tanquillas eléctricas, que se inundan
con facilidad.
El domingo, el ministro
Motta dijo que Ciudad Guayana "está presentando momentos de
emergencia" eléctrica por las lluvias.
La mujer en la cola cuenta
que hace una semana un cambio de mando en la base militar que da nombre al Core
8 produjo un apagón de 7 horas.
La señora de 43 años, que
carga una sombrilla para protegerse del sol, se queja de que los cortes la
obligan a "lavar la ropa a mano, cocinar sin microondas y distraer a los
niños sin televisión".
Es temprano en la mañana;
los 32 grados centígrados que marca el termómetro se añaden a una humedad del
80% que vaticina un palo de agua en la tarde.
"Nada de esto es tan
grave como el calor", añade ella.
"Si hubiera un aire
acondicionado que funcione sin luz, lo compro… no me importa sacrificar dos
comidas".
30-10-15
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