Eddie A. Ramírez 13 de septiembre de 2019
Juan
Guaidó no buscó el cargo de presidente encargado, sino que tuvo que asumirlo
por mandato de la Constitución. Con valentía enfrenta una cáfila de maleantes
que solo cuentan con las bayonetas, el narcotráfico y la corrupción. Ha tenido
que desafiar un enemigo poderoso. Por si fuera poco, en poco tiempo logró calar
en el sentir de la mayoría debido a su sencillez y a no tener un pasado con
manchas, y ahora también enfrenta fuego “amigo”.
Cuando
un combatiente recibe fuego amigo es por error de quien dispara. En este caso,
quienes disparan al presidente (e) Guaidó y lo perjudican no son
chavistas-maduristas, sino opositores, algunos corruptos, varios calculadores
políticos y los más ignorantes o desesperados por la situación.
Guaidó
fue electo presidente de la Asamblea Nacional por el voto de sus diputados, los
cuales pueden destituirlo o no reelegirlo cuando finalice su período. Por lo
tanto es un poco rehén de este cuerpo. Los partidos exigen cuotas de poder,
algunas legítimas, otras no tanto. Ello seguramente lo obliga a avalar
decisiones que, en general, han sido positivas. Por ejemplo, se puede estar o
no de acuerdo con determinados nombramientos de embajadores, pero eso es asunto
de percepción. Siempre habrá candidatos con más mérito, pero ello no
descalifica a los designados.
Otras
decisiones impuestas seguramente ponen en tres y dos a nuestros presidente (e).
¿Debe ceder a las presiones o pararse en sus treces, como dicen los españoles?
Todo depende de la naturaleza del hecho. Con la corrupción no puede ceder ni un
milímetro. Uno de los aspectos de la misma es lo relacionado con el
financiamiento de los partidos políticos. Lamentablemente, en Venezuela
tradicionalmente los gobiernos penalizan a los donantes del sector privado que
contribuyen al sostenimiento de los partidos políticos. Esta persecución
indebida se ha vuelto crítica bajo la dictadura actual. ¿Qué han hecho la
mayoría de las partidos para sobrevivir? Designar militantes en organismos y
empresas públicas, otorgar contratos sin licitación con el compromiso de
obtener un porcentaje , y recibir donaciones por debajo de la mesa, algunas
sujetas a tráfico de influencias, todo lo cual hay que desterrar.
Afortunadamente,
nuestros dirigentes han logrado que algunas empresas de Venezuela en el
exterior designen directivas relacionadas con el gobierno encargado. En Citgo,
por ejemplo, fue designada una directiva idónea. En Monómeros Colombo
Venezolanos fue así inicialmente, pero posteriormente intervinieron actores
políticos con intereses non sancto. También en Pequiven hubo sustituciones
indeseables. El presidente (e) Guaidó debe estar alerta ante este tipo de
situación, corregir desaguisados y no ceder a chantajes. Tiene que dar señales
de una nueva forma de hacer política y enfrentar posibles reacciones en contra.
Para ello cuenta con la aceptación de la mayoría de los venezolanos que no
queremos más de lo mismo.
Otro frente
con el cual le toca lidiar es el integrado por luchadores democráticos que le
exigen a Guaidó cosas que no está en sus manos resolver. Deben entender que
Maduro cuenta, por ahora, con el apoyo de los militares corruptos de nuestra
Fuerza Armada y de los no menos corruptos de la mayoría de magistrados del
Tribunal Supremo de Justicia. Además, que ningún país ha mostrado indicios de
querer aplicar el TIAR y menos atender el 187-11 de la Constitución. Algunos
actúan de buena fe, pero en otros privan intereses políticos. Ojalá se percaten
que no son mayoría y que su actitud puede ocasionarles efectos contrarios a lo
que buscan.
Un
tercer frente es el de los opinadores y tuiteros que no pierden ocasión para
descalificar al presidente (e) por no lograr poner fin a la usurpación. Algunos
son seguidores consciente o inconscientes de dirigente que son minoritarios o
que han perdido actualidad y luchan por mantenerse en los medios.
El
cuarto frente está integrado por ciudadanos que, en ejercicio de su derecho a
la libre expresión, arremeten contra el liderazgo opositor a veces con razón,
pero la mayoría sin ella. Es entendible que por desesperación algunos critiquen
a Guaidó por no hacer milagros, pero ojalá entiendan que, en estos momentos, él
es nuestra única esperanza para salir de Maduro y su pandilla.
Para
finalizar deseamos recalcar que: 1-Mientras dure la usurpación, Guaidó debe
seguir en la presidencia de la Asamblea Nacional y como presidente (e) de la
República. 2- En condiciones normales votaría por María Corina, aunque no
comparto alguna de sus posiciones. 3- Si se convoca elecciones transparentes,
el mejor candidato es quien encabece las encuestas, que en estos momentos es
Guaidó por amplio margen. 4- Para mantener esa posición debe descartar a los
oportunistas y apoyarse en los ciudadanos de a pie y en políticos que no tienen
viejas mañas 5- Debemos entender que a una nueva generación le corresponde
gobernar. Ojalá sus integrantes no pequen de prepotencia.
Como (había) en botica: Los
allanamientos de viviendas de ciudadanos que tuvieron que exiliarse hace años,
como Gustavo Tarre Briceño y Carlos Vecchio, solo se explica por venganza del
régimen ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
Eddie
A. Ramírez
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