José Luis Farías 22 de septiembre de 2019
@fariasjoseluis
El
llamado Acuerdo de la Casa Amarilla o “Acuerdo de la mesita de noche”, como
gusta llamarlo en la intimidad Jorge Rodríguez, muestra el mar de fondo que
sacude al régimen usurpador.
Fue
un acto desesperado, una carta bajo la manga, una jugada que venían cocinando
para chantajear a la oposición en Barbados hasta que decidieron montarla a
troche y moche para salir del trance en el cual se habían metido al decidir
levantarse sin ton ni son de la negociación.
Enterarse
que las sanciones de la Comunidad Europea vienen con todos los hierros y que
incluyen a sesenta personajes del régimen usurpador (esposas, maridos, hijos y
amantes) los puso a correr. En su intervención durante el acto Jorge Rodríguez
no pudo ocultar sus angustias.
Con
el “Acuerdo de la mesita de noche” trataron de mostrarse dialogantes, serios,
responsables, dispuestos al entendimiento y la negociación. Pero todo lo
hicieron mal, muy mal.
El
formato que se sabe tenían previsto no podía transcurrir en la sede de la
Cancillería de la república, era necesario un escenario neutro para darle
credibilidad que por la desesperación no hubo tiempo de encontrar.
Los
firmantes de la “oposición” estuvieron incompletos. Los Fernández le jugaron
outside y Falcón se puso iracundo al enterarse de que no era él quien iba a
hablar y se largó del encuentro.
Y
aunque pudiera argumentarse aquello de “qué es una raya más para un tigre”, lo
sucedido con los invitados del Cuerpo Diplomático después de semejante burla,
aumentó a grados siderales su descrédito internacional.
De
modo que el resultado fue un acuerdo en el cual se comprometen sin
aparentemente nada a cambio. Así que cumplen o arrojan a Timoteo, Mujica y
Claudio de nuevo a un limbo en donde no le serán útiles.
El
régimen se entrampó con el “Acuerdo de la mesita de noche”. Y vislumbrado el
fracaso, lo pagarán con más repudio, menos credibilidad, mayor fractura interna
y acercamiento a su fin.
Al
intentar cumplirlo liberaron al primer vicepresidente de la AN (aunque con
medidas cautelares), diputado Edgar Zambrano, evidenciando que estaba
secuestrado en condición de rehén político para intercambiarlo en caso de
emergencia.
Se
conoce que el primer lote de la lista de los próximos a liberar incluye entre
58 y 65 dirigentes políticos. Timoteo, Mujica y compañía exigirán el
cumplimento de su promesa, mientras Guaidó y el resto de la AN le recordarán
que los presos son muchos más y que incluyen cientos de militares.
También
aceptaron designar en la AN (no en el TSJ, Mujica) a un nuevo CNE. Por
supuesto, siempre cabrá esperar de ellos que falten a su palabra empeñada, pues
no cumplen ni años. Pero ¡Tamaño peo! Les espera, si no cumplen semejante
compromiso. Se lo exigirá todo el mundo y también los “abajo firmantes”.
Por
último, el régimen usurpador prometió que los diputados del PSUV se
reincorporarán a la AN y todo indica que asistirán en cualquier momento. ¡Mayor
brete! Tendrán que explicar por qué se incorporan a un ente que acusan de
“desacato”, no es un tema fácil.
Quienes
se incorporen deberán oír lo que no quieren oír, como que la corrupción y la
ineptitud de Maduro y su pandilla destruyeron al país, que se robaron todo, que
más de 25 millones de venezolanos pasan hambre, que no tienen acceso a las
medicinas, a una buena educación, a servicios públicos, y que 5 millones de
compatriotas se convirtieron parias por culpa suya.
Deberán
oír que cerca de treinta diputados se encuentran exilados, presos o en
lclandestinidad solo por el hecho de disentir.
Sin
embargo, ver a Diosdado, la Primera Combatiente, Carreño y compañía entrar a la
AN con el rabo entre las piernas a incorporarse a sus curules para que Juan
Guaidó desde la presidencia de la AN los meta en cintura recordándoles que en
la AN se viene a trabajar por un país en paz, libre y democrático ¡no tendrá
precio!. ¡Gracias Timoteo!
José
Luís Farías
@fariasjoseluis
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