AFP 13 de septiembre de 2019
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Uno de cada cuatro migrantes se despide de
algún hijo, según cálculos de la ONG Cecodap hasta 2018
Frankeiber
anhela que sea diciembre para abrazar a sus papás, ante la promesa del
reencuentro. Como él, muchos hijos se quedan en Venezuela mientras sus padres
se ven obligados por la crisis a emigrar para mantener a sus familias.
Tenía
16 años cuando pasó su primera Navidad sin su madre. Al año siguiente, se sumó
la ausencia del padre. Desde entonces, las fiestas son "un golpe
fuerte" para Frankeiber Hernández y su hermano menor, con cenas que
terminan en llanto.
La
peor crisis en la historia reciente de Venezuela empujó a los padres a Perú.
Los hermanos quedaron al cuidado de su abuela Estelita, de 58 años, aquejada
por dolores en la cervical, y su esposo de 70.
Es una
situación que se ha vuelto común. Uno de cada cuatro migrantes se despide de algún
hijo, según cálculos de la ONG Cecodap hasta 2018.
"Unos
846.000 niños (...) podrían encontrarse en estas condiciones", dice a la
AFP su coordinador, Abel Saraiba, advirtiendo de que este año superarán el
millón.
Es un
éxodo que no para. Con 3,6 millones de venezolanos que han dejado atrás su país
desde 2016, según la ONU, se han multiplicado los infantes que crecen en
hogares sustitutos, con los abuelos como principales cuidadores.
"Puedo
llegar a deprimirme, pero (...) sigo teniendo la esperanza de que vuelvan"
a vivir en Venezuela, reconoce Frankeiber, ahora un estudiante universitario de
18 años. Mientras, sueña con la anunciada visita de sus padres a finales de año
a la casa de sus abuelos en un barrio popular de Catia, Caracas.
"Mami,
te extraño"
Frankeiber,
Fraiber y sus abuelos dependen de los dólares que sus padres ganan en un
restaurante de comida rápida, que les permiten afrontar la hiperinflación voraz
y la creciente dolarización de facto de la economía venezolana.
Este
año, los venezolanos en el exterior enviarán unos 3.000 millones de dólares en
remesas, estima la consultora Ecoanalítica.
Estelita
Batista agradece la ayuda, pero se entristece por la separación.
"Yo
la prefiero (a mi hija) aquí porque ella dice (...) 'Yo estoy perdiendo el amor
de mi hijo'", narra con voz entrecortada. Las conversaciones de Fraiber
(8) con su mamá mermaron y ahora pasa mucho tiempo inmerso en
videojuegos.
La
personalidad de los niños cambia tras la separación, explica Saraiba, mostrando
irritabilidad, tristeza, rabia y dificultad para procesar sus emociones.
Es el
caso de Xavier (11), quien se quiebra en llanto por las noches desde que su
madre partió a España hace un año. Escribe cartas con mensajes como "mami,
te extraño", que se guarda.
Las
videollamadas lo confortan, igual que a sus hermanos de 16 y 2 años y a su
prima de 7. Carmen Lugo acogió a sus nietos cuando sus dos hijas migraron
"para ayudar a la familia" desde Madrid.
A sus
68 años y asmática, esta mujer cocina, los lleva al colegio, trabaja y los
cuida al volver a casa... Por las noches, duermen todos en su cama.
"Familias
trasnacionales"
La
ruptura ha creado "familias trasnacionales" en Venezuela, cuyos
pilares son las comunicaciones digitales y las remesas, explica a la AFP
Claudia Vargas, socióloga especializada en migración.
La
integración de estos niños en la sociedad dependerá de su cuidado y los
expertos recomiendan a los padres no crear falsas expectativas de próximos
reencuentros para evitar traumas.
Andreína
(15) aceptó que no verá más a su papá, que está trabajando en Costa Rica,
aunque espera mudarse con su mamá a Curazao antes de que termine el año.
"Yo
quisiera que se fuera, no porque me hace peso, es por sus sentimientos",
confiesa a la AFP su abuela paterna Minu Vásquez, quien la cobija en la
populosa barriada caraqueña de Petare desde que emigraron sus padres hace tres
años.
Pero
su ida es incierta: las leyes venezolanas impiden que menores viajen sin al
menos uno de sus padres y prohíben que terceras personas autoricen su salida
del país.
"Estaría
feliz con mi mamá, pero a la vez triste porque voy a dejar a mi abuela",
dice, al pensar en la despedida de su cuidadora y "mejor amiga" de 64
años.
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