Pedro Reinado Bravo 21 de septiembre de 2019
La
Santísima Virgen en su amor maternal de cumplir la misión que le encomendó su
Hijo Jesucristo desde la cruz de ser la Madre de toda la humanidad, se ha
aparecido en diferentes lugares y en diversos tiempos llevando el mensaje del
Evangelio de Cristo e invitando a la conversión y a la oración: México en 1531
a San Juan Diego en su advocación de Guadalupe; 1830 en Francia a Santa
Catalina Labouré en su advocación de la Medalla Milagrosa; 1858 nuevamente en
Francia en Lourdes a Santa Bernardita Soubirous; 1917 en Fátima, Portugal a los
tres pastorcitos: Lucía y los santos Francisco y Jacinta. Estas apariciones son
aprobadas oficialmente por la Iglesia, y también hay otra aparición aprobada y
sucedió en Venezuela específicamente en Guanare en el estado Portuguesa al
Cacique Coromoto y a su familia en su advocación de Coromoto Patrona nacional y
cuya festividad se celebra el 11 de septiembre.
La aparición de la Madre de Dios en
Venezuela sucedió por lo menos en dos ocasiones: la primera a mitad del año
1651 o principio de 1652 al cacique Coromoto y a su mujer en una quebrada
cuando ellos se dirigía a una tierra de cultivo que tenían, y con mirada
cariñosa y voz amable le dice al indígena en su idioma que vaya él y su tribu
al sitio donde viven los blancos para recibir el agua sobre la cabeza para
poder ir al cielo, es decir, recibir el Bautismo. En esta primera aparición la
Reina del cielo como misionera del Evangelio invita al jefe de la tribu a
recibir el primer sacramento que nos hacen miembros de la Iglesia y somos
consagrados a Dios, y porque en su amor maternal quiere para aquellos indígenas
quienes al inicio de la colonización se internaron en la selva para no perder
su libertad, que vayan al encuentro con los hermanos de otra raza y reciban de
ellos las aguas que abren las puertas a la gloria celestial.
El cacique se dispone a cumplir con el deseo
de la bella Señora y providencialmente Juan Sánchez, un hacendado español y
católico practicante pasaba por esos lugares camino al Tocuyo es quien se
encuentra con el indígena que le sale a su encuentro y le cuenta lo sucedido.
El español sorprendido por el relato le dice que la semana siguiente esté listo
él y la tribu para llevárselo cuando esté de regreso, el cual así fue y los
llevó a una explanada donde los indios recibieron las tierras para sus labores
y asistían a las enseñanzas de la doctrina cristiana que les impartía el mismo
Juan Sánchez y posteriormente muchos de ellos empezaron a recibir el Bautismo.
El
cacique al principio estaba feliz con su nueva vida, pero después se fue
decepcionando debido que añoraba su libertad, su selva y montaña y poco a poco
se fue apartando de las enseñanzas de la fe cristiana y de recibir el Bautismo,
y el sábado 8 de septiembre de 1652 día que se celebra la natividad de la Madre
de Dios, decide volver a su choza en las montañas después de rechazar una
invitación de Juan Sánchez de participar en un acto en honor la Reina del
cielo. En la noche de ese día la Santísima Virgen se aparece nuevamente al
cacique en su choza y a su familia quienes también estuvieron presentes en ese
momento: su mujer, su cuñada Isabel y un hijo de ésta última de unos 12 años de
edad, y deja en las manos del indígena la sagrada reliquia que se venera en el
Templo Votivo Santuario Nacional de Guanare construido en el mismo sitio de su
segunda aparición, la cual fue bendecido e inaugurado por San Juan Pablo II el
10 de febrero de 1996 durante su segunda visita a Venezuela y elevada a
Basílica Menor por el Papa Benedicto XVI en el año 2006.
El domingo 9 de septiembre de 1652, el
cacique se dispone huir con otros indígenas hacia los montes y una culebra
venenosa lo muerde, a gritos pide el Bautismo, y por providencia divina un
moreno criollo de la ciudad de Barinas y fervoroso cristiano quien pasaba por
ese lugar lo bautizó, el cacique antes de expirar recomienda a los indios que
estén cerca de los blancos y muere en paz y en gracia de Dios
La aparición de María Santísima en
Venezuela constituye la segunda en América después de México en su advocación
de Guadalupe, y los venezolanos debemos sentirnos orgullosos por su visita en
esta nación consagrada al Santísimo Sacramento del Altar. Su sagrada reliquia
que constituye también su segundo regalo después de haber dejado impresa su
imagen en la tilma de San Juan Diego en 1531, es una diminuta imagen que mide
2,5 cm de alto por 2 cm de ancho que representa a la Santísima Virgen con el
Niño Jesús en su regazo y se venera en su Basílica Menor donde nos acompaña en
nuestro peregrinar en la fe y fue coronada canónicamente el 11 de septiembre de
1952.
Que María de Coromoto Patrona de
Venezuela, título que dieron los obispos venezolanos el 1 de mayo de 1942 y
confirmada por el Papa Pío XII el 7 de octubre de 1944 nos bendiga y nos ayuden
para que prevalezcan los valores cristianos tanto en Venezuela como en el
mundo, y nosotros acojamos su mensaje de vivir nuestro Bautismo y valoremos y
trabajemos en favor de la familia como iglesia doméstica y escuela de valores.
Tomado
de: http://www.teologiahoy.com/secciones/espiritualidad/maria-de-coromoto-patrona-de-venezuela
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