Andrés Velásquez 01 de marzo de 2021
@AndresVelasqz
Por estos días gran parte del debate político se
centra en el tema de las elecciones regionales de gobernadores y muchos me
preguntan mi parecer sobre ese evento, ¿Vas a participar? Es lo primero, luego
vienen argumentaciones en pro y contra.
Los que de buena fe plantean participar, argumentan el
tema de no dejar los espacios, defender el voto, etc. Los demás insisten en
llamar abstencionistas a quienes siempre, yo el primero, hemos ejercido y
defendido el voto como forma de lucha desde el día 1 de mi trayectoria
política, incluso debo reiterar casi hasta el cansancio que en 2017 demostré
con actas originales en mano haber ganado la Gobernación de Bolívar, (triunfo
que igual me fue desconocido y arrebatado a la fuerza, dejando todo claro: en
dictadura, el voto no vale nada) y creo que precisamente esto, me da la
autoridad moral para opinar con pleno conocimiento de causa, en este tema,
porque como se dice popularmente: «Tengo los pelos en la mano».
Mi opinión sobre ese proceso es que con las actuales
condiciones, las elecciones regionales no tienen ningún incentivo, ni ganancia
para la lucha por la libertad y la democracia que hoy estamos librando, y sé
que el pueblo venezolano está muy claro, porque frente a esta cadena de falsos
eventos electorales que se han venido dando en Venezuela, los ciudadanos no han
participado, han dejado solos a los farsantes y además entienden (con la
claridad la cruda realidad que padecemos a diario) que aquí no habrá votos de
verdad para nadie, salvo que sean votos para sacar a Nicolás Maduro del poder
que usurpa.
¿Qué ha cambiado con relación a las elecciones
fraudulentas del pasado 6 de diciembre de 2020?, ¿Las regionales ponen fin a la
usurpación?, ¿Detienen la crisis política, social, humanitaria que estamos
viviendo? Y por último y no menos importante: ¿Están esas elecciones regionales
sin condiciones de ningún tipo, están alineadas con los resultados de la
«Consulta Popular» del pasado 12D?
Frente a estas interrogantes veo unas elecciones
regionales muy útiles para darle oxigeno a la dictadura, para aparentar «normalidad
democrática» y lograr un mayor atornillamiento de Maduro y su pandilla en el
poder que usurpan.
En este debate, son dos los argumentos más
recurrentes, utilizados por quienes plantean la necesidad de participar: 1.-
¿Cómo ejercemos la defensa del voto si no es votando?, y 2.- ¿Cómo defendemos
la institucionalidad si no defendemos los espacios? Sobre el particular me
permito responder con todo respeto a quienes de buena fe plantean estas
interrogantes: el voto no se defiende votando como sea, o como decida el
dictador llevarte a votar en las condiciones que a él le dé la gana, el voto se
defiende de verdad exigiendo reglas claras y democráticas para que el voto
tenga el poder de elegir, de no ser así el voto se convierte en ficción, en
fantasía, y después de 22 años de trampas, de horror, destrucción total,
miseria, y dictadura, no estamos para cuentos infantiles.
Por tanto, pelear por condiciones electorales libres,
justas, transparentes y verificables, no es un capricho ni es abstencionismo,
es sencillamente el deber ser, es lo que nos corresponde hacer a los
demócratas, convencidos además, a contrapelo del argumento abstencionista, que
solo así los venezolanos podremos juntos salir de esta tragedia en la que se ha
convertido la vida de todos, luego de más de dos décadas padeciendo esta
dictadura perversa y criminal.
En cuanto a los espacios que «debemos defender», basta
darle una miradita a lo que ha pasado con los actuales gobernadores adecos de
«oposición»: no pueden dirigir la policía de sus estados, no manejan
presupuestos y no pueden ni siquiera atender el ornato de sus ciudades, les
impusieron la figura inconstitucional de los fulanos “protectores de estado”
que se convirtieron de hecho en los verdaderos gobernadores, autoridades e
interlocutores válidos de cada estado frente a Nicolás Maduro, y son quienes
reciben alguna migaja de recursos, el reconocimiento de la dictadura y
finalmente «ocupan» los tan discutidos espacios que algunos insisten (por
ingenuidad o complicidad) que supuestamente debemos defender.
Son en criollo puro, gobernadores pintados en la
pared, y ante estas condiciones vale la pena preguntarse ¿de qué vale un
gobernador? A precio de dictadura: vale 0.
Termino estas líneas, siguiendo la vieja y sabia
premisa de que toda regla tiene su excepción: porque sí pudiese haber la
posibilidad de hacer consideraciones sobre estas elecciones regionales, SÍ Y
SOLO SÍ, las mismas formen parte de un cronograma electoral que incluya para el
año 2022, las elecciones presidenciales libres, justas, transparentes y
verificables que Venezuela necesita y los ciudadanos exigimos.
La puerta queda abierta, la mesa está servida para los
que queremos que Venezuela alcance la urgente y necesaria solución política y
para los que no.
Andrés
Velásquez
@AndresVelasqz
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico