MERCEDES DE LA TORRE 02 de mayo de 2021
@mercedesdelat
El
Papa Francisco invitó a imitar la vida del nuevo Beato venezolano José Gregorio
Hernández, conocido como “el médico de los pobres”, para que “su ejemplo nos
ayude a cuidar a los que sufren en cuerpo y espíritu”.
Después
de reflexionar en el pasaje del Evangelio dominical y de dirigir el rezo
del Regina Coeli este 2 de mayo, el Santo Padre recordó
que el viernes pasado fue beatificado el fiel laico José Gregorio Hernández
Cisneros en Caracas, Venezuela.
“Fue
un médico lleno de ciencia y de fe: supo reconocer en los enfermos el rostro de
Cristo y, como el Buen Samaritano, los ayudaba con caridad evangélica”, destacó
el Papa.
En
esta línea, el Pontífice pidió “un aplauso para el nuevo Beato” y deseó que “su
ejemplo nos ayude a cuidar a los que sufren en cuerpo y espíritu”.
La
Misa con el rito de beatificación se
llevó a cabo en la mañana del 30 de abril en la capilla del Colegio La Salle,
localizado en la zona de la ciudad donde el Beato realizó gran parte de su
labor, y fue presidida por el Nuncio Apostólico en Venezuela, Mons. Aldo
Giordano y concelebrada por el Administrador Apostólico de Caracas, Cardenal
Baltazar Porras y el Arzobispo Emérito de Caracas, Cardenal Jorge Urosa.
Debido
a la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19, la ceremonia contó con un
aforo máximo de 150 personas, incluido el clero.
Antes
de la beatificación, el
Papa Francisco envió un video al pueblo venezolano en el que afirmó
que el acontecimiento eclesial es “una bendición especial de Dios” que invita a
revivir Venezuela a través de la solidaridad y reconciliación.
En
este sentido, el Santo Padre indicó que “la beatificación del doctor Hernández
es una bendición especial de Dios para Venezuela, y nos invita a la conversión
hacia una mayor solidaridad de unos con otros, para producir entre todos la
respuesta del bien común tan necesitada para que el país reviva, renazca después
de la pandemia, con espíritu de reconciliación”.
Además,
en el video mensaje el Papa alentó a seguir el admirable ejemplo del Beato
venezolano “de servicio desinteresado a los demás”.
“Creo
sinceramente que este momento de unidad nacional, en torno a la figura del
médico del pueblo, supone una hora singular para Venezuela, y exige que ustedes
vayan más allá, que den pasos concretos en favor de la unidad, sin dejarse
vencer por el desaliento”, afirmó entonces.
Breves
datos biográficos
José
Gregorio Hernández nació el 26 de octubre de 1864 en el pequeño pueblo
campesino de Isnotú, estado Trujillo (Venezuela). Su madre falleció cuando él
tenía solo ocho años.
Estudió
medicina en Caracas y tuvo tanto éxito que el presidente venezolano lo envió a
estudiar microscopía, histología normal, patología y fisiología experimental en
París (Francia).
Al
volver fue profesor en la Universidad Central de Caracas. Después de llevar a
su familia a la capital, quiso ser monje de clausura en Italia, para dedicarse
solo a Dios.
En
1908 entró a la Cartuja de Farneta con el nombre de hermano Marcelo. Sin
embargo, algunos meses después se enfermó y su superior le ordenó volver a
Venezuela para recuperarse.
Llegó
a Caracas en abril de 1909 y ese mismo mes recibe permiso para ingresar en el
Seminario Santa Rosa de Lima, pero siguió anhelando la vida monástica. Volvió a
Roma luego de tres años, hizo algunos cursos de Teología en el Colegio Pío
Latinoamericano, pero una vez más enfermó y tuvo que volver a Venezuela.
Comprendió
que Dios lo quería laico y ya no intentó volver a la vida religiosa. Decide
convertirse en un católico ejemplar siendo médico, sirviendo al Señor en los
enfermos.
Dedicaba
dos horas diarias a servir a los pobres.
Un
día, mientras cruzaba la calle para comprar medicinas para una anciana muy
pobre, fue atropellado y llevado a un hospital donde un sacerdote pudo
impartirle la Unción de los Enfermos, antes de morir el 29 de junio de 1919.
Caracas
se conmovió y muchos decían: “Ha muerto un santo”. Fueron tantos los que
asistieron a su velorio que las autoridades tuvieron que intervenir para
organizar a la multitud que quería despedirse de él.
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