Enderson Sequera 13 de diciembre de 2021
@endsequera
En los
últimos tiempos, se ha responsabilizado al liderazgo político en Venezuela por
su incapacidad para producir una transición hacia la democracia. Luego de años
de persecución, exilio, contradicciones, cooptaciones y fracasos, la ciudadanía
demanda una profunda renovación en el liderazgo como condición sine qua
non para el cambio político. ¿Se logrará?
Para
conversar sobre este tema, contactamos a una de las personas que más seriamente
ha estudiado el fenómeno del liderazgo en Venezuela. Estamos hablando de Ramón
Piñango, sociólogo (UCAB), PhD en educación (Harvard) y profesor emérito
del IESA. La entrevista fue editada por motivos de extensión y para mejorar la
experiencia de lectura.
Profesor, usted es una de las personas que más seriamente ha estudiado el fenómeno del liderazgo en Venezuela. Empecemos por lo básico, ¿qué es el liderazgo?
El
liderazgo es un proceso en el cual una persona o un grupo influye en otros, al
mismo tiempo de que esos otros influyen en aquellos que lideran.
No es
una cosa unidireccional, es y debe ser bidireccional. Por eso es muy
importante que quienes lideran, bien sea a otra persona o a un grupo, deben
tener una gran capacidad para escuchar. Y los seguidores, por llamarlos así,
tienen una responsabilidad también de decir y hacerse escuchar.
Eso es
para mí lo fundamental, lo elemental. Los líderes son quienes ponen a
valer a un grupo; no se ponen a valer ellos. Y como te digo: el papel de
los seguidores es tan importante como el del líder.
Otra
cosa que me parece importante: el líder o el liderazgo no necesariamente tiene
que ser virtuoso, como lo muestra la historia. Fíjate que yo siempre destaco
que el líder puede hablarle al grupo, y formar un buen equipo. Pero puede
ser muy efectivo como líder, trabajar con la mejor gente que consigues y hacer
daños terribles.
El
caso de Hitler es el caso más relativamente reciente e importante, por lo grave
que fue. Se puso a gobernar con lo mejor de la sociedad alemana, con los
mejores talentos, pero ¡cómo se hubiera alegrado Alemania y el mundo si Hitler
no hubiera sido un líder tan efectivo! Hubiera causado mucho menos dolor y
mucho menos muertes
¿Gómez
en Venezuela puede ser un buen ejemplo de eso?
Gómez
puede ser un ejemplo de eso. Sin duda, Gómez fue un dictador. Pero había un
grupo de élite que manejaba el país con él. Incluso se encontró con unos
ideólogos que pretendieron darle basamento “científico” a la dictadura de
Gómez.
Por
ejemplo, el caso de Laureano Vallenilla Lanz quien planteó la tesis del
gendarme necesario, que nosotros somos tan poco virtuosos como República, que
necesitamos una mano dura, hasta cuando les parezca a quienes defienden esa
tesis.
¿Qué
características debería tener el liderazgo político cuando se enfrenta a una
dictadura?
Creo
que debe de estar en estrecha sintonía escuchando a la gente. Debe trabajar en
equipo, ser hábil y tener muy claro que es lo que tienen enfrente: una
dictadura.
Una
cosa que me preocupa a mí de la oposición venezolana es que parece ser que se
olvidan que esto es una dictadura. Lo pueden llamar como quieran,
yo soy muy meticuloso, hay quienes prefieren llamarlo “régimen”, pero más bien
eso crea confusión. Es mejor decir que son los que mandan simplemente.
Uno
tiene que conocer las características de quienes mandan, ellos no se valen sino
por la simple voluntad de mantenerse en el poder y usan las leyes a
conveniencia. La ley, ante todo, es una especie de racionalización de este fin.
Por
ejemplo, muchas veces se olvida y cuando uno cree que se va a superar esa
etapa, se da cuenta de que no, de que la gente habla como si existiera una
separación de poderes y van todos los días de sorpresa en sorpresa: “Oh,
mira lo que hizo el Tribunal Supremo” ¿y qué esperabas tú?
No me
sorprende el “ay, mire lo que hicieron”, me sorprende es la sorpresa.
En
dictadura, para realizar una estrategia, hay que tener la gran habilidad para
conocer a quién tienes enfrente, consciente de que va a tratar de eliminarte de
alguna manera.
En su
libro, “Caso Venezuela: una ilusión de armonía”, escrito con Moisés Naím, dijo: “Algunos
frutos de la aversión al conflicto: muchos corruptos, pocos líderes”. ¿Esta
lapidaria afirmación sigue vigente hoy en Venezuela?
Más
que nunca. El gran pecado para mí es que no contamos (si no contábamos
en aquella época, mucho menos ahora), con árbitros institucionales creíbles.
Y eso no es un detalle cualquiera, es un detalle enorme. Si bien eso era verdad
en aquel momento, es muchísimo más cierto en estos días.
Ya no
encuentro cómo decirlo, porque uno lo dice y te ven así, como si uno te estuviera
diciendo “el cielo es azul” o “el cielo está gris”. Luego, siguen diciendo:
“¿Y si se hace esta cosa?”, y si lo inhabilitan, “no, no lo pueden hacer
porque la Constitución dice”.
Eso
para mí es algo fundamental. Si me preguntas cómo hacerlo en este momento, te
diría: “no sé”. Pareciera que los amigos de la cohabitación dicen: “poco a
poco. No apresuremos el paso que nos vamos a caer, vamos poco a poco”.
¿Entonces? No estamos hablando de cualquier cosa, para mí eso es una meta
importantísima.
El expresidente
Ramón J. Velásquez le dijo al Dr. Enrique Aristeguieta que él no le podía decir
qué iba a pasar en Venezuela porque Venezuela no era un país de instituciones
sino que era un país de acontecimientos. ¿Cree usted que el gran reto de
nuestra generación es construir un país de instituciones?
Varias
veces escuché a Ramón J. Veláquez decir (no sé si lo llegó a escribir): “Estos
40 años que hemos tenido de democracia son un paréntesis, este es un país
tremendamente militarista”. Le preocupaba muchísimo la carencia de
instituciones.
Hoy,
Venezuela muestra una gran volatilidad. Cualquier cosa puede pasar en cualquier
momento. Eso demuestra claramente la carencia de instituciones. Sí,
crear instituciones es una gran prioridad, es una gran prioridad en la construcción
de este país. Y me preocupa que poco se destaca. Uno le dice y te responden:
“Es verdad, Ramón”, y siguen hablando de cualquier cosa. Así que evidentemente
es una gran tarea, una altísima prioridad en este país.
No, no
es tan fácil hacerlo, pero hay que luchar para lograrlo.
¿Cree
usted que el chavismo está ganando la batalla porque, a diferencia del
liderazgo político convencional en Venezuela, no tiene tal aversión al
conflicto que menciona en su libro?
Ellos
no quieren el conflicto contra ellos; lo cultivan a su favor. Si
surge un conflicto, tratan de aplacarlo. Yo creo que entre las filas del
chavismo o madurismo hay conflictos de los cuales no estamos muy enterados. Lo
que sí me salta a mi a la vista es el gran fraccionamiento de la oposición.
Pero tengo la hipótesis de que también ocurre del otro lado.
Ellos
cultivan el conflicto dentro de la misma oposición, a
través incluso de dinero. Lo que hemos visto al quitarle, por ejemplo, los
símbolos a un partido como Acción Democrática y dárselos a otros, como en el
caso de Bernabé Gutierrez. Eso es una manera de cultivar el conflicto en otros.
Entre ellos, lo evitan.
Más
que conflicto con la oposición es tratar de dominarlos a como dé lugar.
Recurren a la fuerza, la ley, la prisión, al exilio. En la oposición, cuando
aparecen los conflictos no se tratan de manejar. Hay profundos conflictos en la
oposición que hasta ahora no se están manejando bien.
En el
libro, también habló del voluntarismo, la creencia de que todo se puede lograr
si se tiene voluntad para ello, como característica del liderazgo en Venezuela.
¿Ese voluntarismo podría explicar la tendencia de los líderes políticos a
querer enfrentar una dictadura por la vía electoral, aún con toda la evidencia
de que no hay condiciones para ello?
Para
mí, en parte es eso. Es parte de ese síndrome. No
deja de impresionarme nuevamente cómo la gente insiste en lo mismo. Es
fascinante verlo. Francisco Martínez, rector suplente del CNE, renunció y habló
de razones personales, lo cual es una excusa cualquiera. En su comunicado de
renuncia, dijo: “La capacidad para decidir y elegir democráticamente
está en terapia intensiva”. Hay personas que “sólo vieron “las razones
personales”.
Ya la
diatriba de si votaste o no votaste, de si eres abstencionista o votacionista,
ya me parece inutil. Mi planteamiento, y creo que el de muchos, es tomar en
cuenta la conocida frase de Carlos Andrés Pérez, “Ni lo uno ni lo otro, sino
todo lo contrario”. ¿Votar? Depende. ¿Abstenerme? Depende del momento y
de la circunstancia.
En una
entrevista que Soledad Morillo le hizo a Carlos Andrés Pérez y publicó hace
poco La Gran Aldea, hay una frase que me gustó: “En este país cambian
más rápido las certezas que las dudas”.
Por
eso, yo desconfío de la gente que tiene ideas claritas en este momento. Quién
sepa dónde está parado totalmente en este momento, es un caso perdido, casi de
locura, de separación entre pensamiento y realidad, o es un hipócrita y un
farsante. Creo que esa gente que se empeña en creer una cosa por ese tema de
que “querer es poder”.
Hay
momentos donde sí vale la pena votar, pero, a veces, tiene sentido abstenerse,
dependiendo de la circunstancia. En materia de formulación de estrategias las
verdades absolutas son muy cuestionables.
En la
misma semana que el presidente Biden invita al presidente Guaidó a la Cumbre
por la Democracia, Julio Borges renuncia como canciller del gobierno interino.
¿Cuál es su lectura sobre esto?
Creo
que Borges está reculando con esa decisión. Yo creo que se precipitó. Pero
están pasando cosas en Primero Justicia. Pero lo que me han dicho a mí la gente
de Primero Justicia, es que hay una tremenda fragmentación dentro del partido,
en grupos y subgrupos.
Obviamente,
él está hablando a nombre de un grupo, pero parece ser también dentro
de Primero Justicia que ha habido serios cuestionamientos a lo que planteó
Julio Borges. Hay un serio enfrentamiento contra él de parte importante de
la dirigencia media, y media alta.
Para
mí, se precipitó. Pero eso lo veremos con claridad en los próximos dos o tres
días.
En su
opinión, entonces, ¿el gobierno interino debería continuar?
Hasta
ahora, creo que sí, pero cambiando su estrategia. Una cosa que estoy viendo con
cierta fascinación es el caso de Barinas. Porque pareciera que en este caso,
aparentemente minúsculo, se están jugando muchas cosas, simbólicas en parte,
pero lo simbólico es importante. Lo simbólico genera hechos.
Van a
lanzar a Arreaza: o es una forma de deshacerse de Arreaza definitivamente o
están tratando de imponer a Arreaza a como dé lugar, como sea, inhabilitando a
quien sea, haciendo lo que sea.
La
verdad es que, por los datos que llegan, están movilizándose seriamente allá en
Barinas. Llegó la noticia de que varios ministros están allá ofreciendo villas
y castillas: que si van a hacer esto, que si un programa para los jóvenes, los
muchachos en las escuelas. Están apostando todo a Barinas, y si yo
fuera oposición también apostaría mucho allí.
¿Qué
puede pasar allí si lo apuestan todo? La gente los está apoyando, los partidos
están apoyando a Garrido. Bueno, que inhabiliten a Garrido y salgan con unas de
sus trampas. Perfecto, fabuloso, magnífico, que lo hagan, pues, para ver si se
aclaran por fin las dudas de quienes creen que hay que tener calma, que
conversando la gente se entiende, que hay que dialogar.
Los
gobernadores electos Manuel Rosales, Alberto Galíndez y Morel Rodríguez se
reunieron con Nicolás Maduro en Miraflores. ¿Cómo interpreta usted esta
reunión? ¿Es una capitulación, una rendición o una tregua para retomar la
lucha?
La
verdad, para serte muy honesto, no lo sé. Como no estuve allí, no sé qué se
conversó, pero creo que la intención de Maduro era traerlos hacia ellos,
cooptarlos, sobre todo en el caso de Rosales. Y la cooptación es fácil. Te digo
“mira, si tú no te pones cómico, te voy a dar grandes ventajas, sino atente a
las consecuencias”. Hay maneras de decirlo, muy sutiles y no tan sutiles. No
creo tampoco que Maduro sea sutil hablando.
Para
serte honesto, no me da buena espina. Veremos los próximos días. Ahora, es un
hecho que le quitaron los ingresos provenientes del puente. ¿Qué dijo al
comienzo Rosales? Que eso son rumores, y después esos rumores se confirmaron.
Entonces ahí se vio claramente que lo estaba ocultando. La verdad es que, hasta
ahora, Manuel Rosales debe demostrar con hechos que no fue cooptado en esa
conversación con Maduro.
¿Cuál
es su opinión sobre la propuesta de María Corina Machado de hacer unas
elecciones para escoger al nuevo liderazgo político en Venezuela? ¿Los líderes
se escogen?
Los
líderes no se eligen en una votación, emergen por su trayectoria, por su
planteamiento, por su credibilidad. Yo entiendo la
intención; la intención es buena. Vamos a reunirnos a conversar. Si esa es la
intención, conversar y escoger un liderazgo en el cual todos converjamos, si se
da esa convergencia, pues qué bueno.
Recuerdo
cuando Capriles fue electo candidato. En 2012, se hizo una gran primaria. Pero
eso fue para escoger un candidato. Eso es otra cosa. Ganó Capriles. María
Corina estaba allí. Todo el mundo apoyó a Capriles en su momento. Que Capriles
no cumplió, ya esto es otra cosa. Cada vez hay más clara evidencia de que ganó
aquellas elecciones contra Maduro, pero salió a decir que para drenar la frustrachera había
que darle a unas ollas.
La
intención de María Corina la veo clara y positiva, pero no a través de una
votación. Eso fue lo que pareció. María Corina tiene muchas virtudes, pero hay
algo que me gustaría ver que no tiene: yo no veo el equipo detrás de ella. Veo
a María Corina, veo a Dinorah Hernandez, que la veo muy coherente, pero ¿quién
más?
Para
ella, la primera prioridad debe ser eso: formar un equipo de gente con la cual
trabaje.
Una
cosa que siempre me impresionó de Romulo Betancourt, de Caldera, de Leoni, era
que formaban muy buenos equipos de gobierno y lograron cosas muy positivas.
En el
caso de Leoni, que no era un líder muy carismático y hasta disléxico, en las
elecciones que él presidió en las cual ganó Caldera, hay datos muy serios que
muestran que quién ganó no fue Caldera, sino Gonzalo Barrios. Pero Gonzalo
Barrios dijo: “El candidato de gobierno no puede ganar con dos o tres por
ciento de ventaja, el candidato de la oposición sí. Yo no acepto ganar así las
elecciones”. Y Leoni aceptó.
Eran
equipos de gobierno y también de los partidos. Había varios voceros que tú
escuchabas con atención. No es que tenía que hablar Rómulo, tú sabías que
estabas escuchando al vocero del partido y uno podía decir: “El gobierno dice,
el partido dice…”
Ahora,
eso ha fallado mucho. Los equipos de trabajo. Una tentación de ciertos líderes,
y no solamente en el mundo político, en las empresas y ONG, que dicen que
trabajan en equipo, pero al final se rodean de gente que a todo lo que dices te
responde: “Sí, sí, señor”, pero que no es capaz de decirle al gobernante o
líder del partido: “Así no es, no estoy de acuerdo contigo”.
Es un
gran deber cuando uno forma un equipo no rodearse solo de personas que piensen
como tú, sino de personas cuyo criterio respetas, en
cuya honestidad confías porque es capaz de decirte cuando te estás equivocando.
Ese es el tipo de líder que necesitamos, que se rodee de gente valiosa que les
diga: “Así no”.
Parece
que hay dirigentes en Venezuela que escogieron el camino del apaciguamiento y
la moderación para enfrentar al chavismo. ¿Se puede vencer a una dictadura sin
confrontarla?
No,
pero tampoco se puede vencer a una dictadura confrontandola de una manera
estúpida o inocente. Si queremos hacer una república
democrática, y hay una dictadura, no hay otra manera de hacerlo sino
confrontandola. Pero el tema ahí es cómo hacerlo.
Se
tiene que hacer de una manera inteligente, hábil y que no te terminen
destruyendo a ti. Tienes que aglutinar gente alrededor de una propuesta
concreta.
A su
juicio, ¿cuáles han sido los principales errores que ha cometido el liderazgo
político en estos últimos años?
Falta
de coherencia y de consistencia. Hay errores que se
cometieron y yo acepto que se pueden cometer errores. El interinato, por
ejemplo, ha cometido errores, pero lo que me parece inaceptable es que no haya
habido reconocimiento de los errores y haber mostrado una clara voluntad de
rectificación.
Hay
cosas que se pagan caro. Cuando comenzaba el interinato, nos ofrecieron la
entrada de la ayuda humanitaria por Cúcuta en febrero de 2019. Hubo incluso una
gran concentración de personas en varios países de la región esperando a ver
qué iba a pasar.
Se
dijo que la ayuda humanitaria entraría “sí o sí”. Cuando escuché eso, yo estaba
a la expectativa. Recuerdo que era un sábado y me puse al lado de un
radio pensando “Aquí va a pasar algo”. Pero no entró y no pasó nada. Yo no
espero héroes, no espero gente que muera sacrificándose por la patria, pero ni
siquiera nos dieron una explicación.
Eso
crea desilusión, desánimo en la gente. Y si no lo crea es porque somos
anormales entonces. La coherencia entre lo que se dice y lo que se
hace, y la consistencia, que es la permanencia de la coherencia en el tiempo,
es fundamental. Ahí es donde ha fallado la oposición. Varias cosas que
se prometieron y no se hicieron. Para mí, se perdieron muchas oportunidades
cuando en el 2015 se logró controlar la AN.
Aquella
consulta del 16 de julio de 2017. Muchísima gente participó, yo participé. Creó
muchas expectativas. Y de allí a lo que pasó después, hubo una brecha muy
importante. Fueron esperanzas frustradas. Elevan la esperanza al cielo y luego
la dejan caer. Eso va minando tu credibilidad.
Se
habla de una renovación en el liderazgo político venezolano y especialmente en
el seno de los partidos. ¿Qué consejo le daría a estos nuevos líderes o
aspirantes a líderes? ¿Qué lecturas les recomendaría? ¿Qué líder venezolano o
internacional les sugeriría como referente?
Hay
una persona que citan mucho en las redes sociales que yo creo que es un buen
ejemplo para estudiar el liderazgo. Es el caso de Winston Churchill.
Churchill
fue un fracasado durante buena parte de su vida. Llega al poder simplemente
porque la gente en el partido conservador no se ponía de acuerdo. Había dos
facciones muy fuertes que se oponían unas a otras y, al final, para no seguir
matándose, sabiendo que tenían la mayoría para elegir al Primer Ministro,
escogieron a Churchill. Como no se ponían de acuerdo, escogieron a un tercero.
Churchill
había tenido historias importantes de fracasos en su vida política. Incluso, de
su padre. Pero Churchill se puso a valer él mismo mostrándose muy serio y
hablando muy claro. La gente cita a Churchill cuando ofreció “sangre, sudor y
lágrimas”, wow, muy bello. Ahora luce muy bello, pero en aquel momento no cayó
muy bien.
Cuando
se opuso a Chamberlain, cuando este regresó anunciando que había logrado un
acuerdo con Hitler, tampoco cayó muy bien. En Europa, incluyendo Inglaterra,
había cierta fascinación por el personaje de Hitler. De ahí su famosa
frase: “Quien se humilla para evitar la guerra, se queda con la
humillación y con la guerra”.
Eso
muestra valentía. El líder tiene que tener valentía, tiene que estar
dispuesto a decir cosas que en el momento no van a caer bien. Churchill
era capaz de hacer planteamientos que no eran populares, pero los hizo con
valentía y al final la gente lo apreció.
Churchill
fue una persona muy importante no solo en su país, sino como parte del equipo
que condujo a Los Aliados a su victoria contra Alemania. Y a pesar de eso,
después perdió las elecciones. Y años después se volvió a lanzar y ganó. Esto
me lleva a decir en las clases que dicto sobre liderazgo que el líder no nace,
el líder se hace, se deshace y también se rehace.
El
caso de Rómulo Betancourt, también muestra la disposición a rectificar. En
relación con el golpe de estado del 48, dijo: "A nosotros no nos tumbaron,
nosotros nos tumbamos". Reconocía entre otros errores el sectarismo de su
partido. Y luego gobernó con partidos que habían adversado a Acción
Democrática.
Yo no
puedo decir que vamos a descartar a todos los fracasados, a todos los que han puesto
una torta con el interinato u otras cosas. No, un momentico: demuéstrame que
puedes rectificar y yo te reconozco la rectificación. Decirlo: “Me equivoqué”.
Eso crea valor.
Pareciera
que María Corina estaría dispuesta a hacer eso. Eso sería un mensaje que llegue
a la gente por parte del liderazgo. Lo que mucha gente espera es eso. Al
comienzo no te van a creer, pero tu conducta va a hacer que te crean. La
credibilidad se construye. Pero la pierdes también con los errores sin
rectificación.
¿Cree
que la oposición debería convocar a un referéndum revocatorio para 2022?
No me
atrevo a decirlo en este momento.
Si lo
llamara el presidente Guaidó y la Plataforma Unitaria y le pidieran consejo
sobre los próximos pasos a seguir, ¿qué les recomendaría?
Yo le
doy mucha importancia a lo que va a pasar el 09 de enero en Barinas. Tal vez me
estoy equivocando y estoy sobrevalorando eso, pero para mí lo que va a pasar
allí es muy importante. Porque nos va a decir qué podemos hacer.
Un
revocatorio con los árbitros institucionales que tenemos lo va a ganar Maduro. Pero,
¿qué estamos dispuestos a hacer después cuando eso ocurra? ¿Seguir negociando?
Hay gente que dice: “Es que no se van a atrever, porque cuando vengan los
observadores internacionales la raya va a ser muy grande”.
Bueno,
pero, ¿qué es una raya más para un tigre? ¿Que no se quieren
rayar? Posiblemente, pero cuando le pones entre las alternativas: o te
rayas o pierdes el poder, escogen rayarse.
Yo
esperaría primero a ver lo que pase el 09 de enero. Luego de eso,
decidimos: "Vamos al revocatorio, pero, ¿qué estamos dispuestos a
hacer si se burlan del resultado?" Esa es la pregunta que hay que
hacer. No podemos ir a un revocatorio así como fuéramos a las ferias
patronales.
¿Es
usted optimista con respecto a la libertad de Venezuela?
Si.
¿Por
qué?
Como
dirían algunos, las contradicciones se están exacerbando tanto que creo que
vamos a tener un desenlace cuando menos lo esperemos.
Siento
que está llegando a la hora de la verdad. Los grados de libertad, por usar un
lenguaje estadístico, cada vez son menores. Y cada vez se hace más evidente el
“Corres o te encaramas” para todos: para quiénes mandan hoy y para quiénes se
oponen a quiénes mandan hoy.
¿Podemos
caer en el escenario Nicaragua? Sí, pero yo creo que Nicaragua también está
cada vez más cerca de tener un desenlace a lo que ha sido los últimos años.
Una
lucha importantísima del liderazgo actual es luchar contra la resignación. A
mi parecer esta lucha tiene hoy la más alta prioridad. No estamos condenados a
nada.
Tomado
de: https://politiks.co/ramon-pinango-el-gran-reto-del-liderazgo-actual-es-luchar-contra-la-resignacion/
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