El Tiempo 06 de diciembre de 2021
@ELTIEMPO
El
índice de precios de alimentos aumentó 42% para 2020, por encima de la media
mundial
El
encarecimiento de los precios de los alimentos en el mundo comienza a pasar
factura en las economías de América Latina, a las que, golpeadas por la
pandemia, les cuesta recuperarse y ponerse en marcha. Por supuesto, para
Venezuela, con cuatro años consecutivos de hiperinflación y políticas cambiarias
a la orden del día, la situación es mucho más aguda.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en su índice de precios de los alimentos, ubica en 30% el aumento para el período 2020 a nivel mundial, siendo el más alto desde 2011. En Venezuela, el incremento se sitúa en 42%, muy por encima de la media, lo que lo convierte en uno de los países más caros del mundo.
Según
el economista Ángel Alvarado, integrante y fundador del Observatorio Venezolano
de Finanzas (OVF), organismo independiente creado para monitorear la inflación,
los precios, la canasta alimentaria y datos que no son proporcionados por el
Banco Central de Venezuela (BCV), además del aumento de 42% en los precios de
los alimentos, el reajuste de los combustibles en el país y la sobrevaluación
del tipo de cambio debido al encaje legal, han llevado a que en Venezuela sea
cada vez más costos sobrevivir.
Un
panorama que se agravará en cuestión de tiempo, puesto que el gobierno de
Nicolás Maduro eliminará la exención de los aranceles de 600 productos
importados. Lo que si bien estaba previsto para que entrara en vigencia desde
el 1 de diciembre, se postergó para después del 31 de este mes. Para Alvarado,
eso se traducirá en “un aumento de 16% en el precio de algunos alimentos”.
El
experto resalta que el fin de la hiperinflación que pudiera darse en el país
por las medidas gubernamentales no necesariamente significará una mejora de la
capacidad de compra de los ciudadanos.
“Es
necesario impulsar políticas que fomenten la competencia interna y externa para
hacer más competitiva la industria nacional y hacer más económico el costo de
vida en el país”, indica el economista.
Datos
ofrecidos por el OVF exponen que para octubre la inflación en Venezuela fue de
8,1%, la interanual se ubicó en 1.258% y la acumulada en 576,3%. El rubro que
mostró mayor variación fue esparcimiento, con 19,2%, seguido por educación
(11,8%), transporte (11,3%) y bebidas alcohólicas con (10,5%).
Canasta
alimentaria
El
precio de la canasta de alimentos en divisas alcanzó su máximo histórico de
343,75 dólares para una familia de cinco miembros, con una variación de 12,77 %
respecto a la del mes anterior, ubicada en 304,83 dólares.
Eso se
traduce en que el acceso a la canasta alimentaria, según el sueldo mínimo
fijado en menos de tres dólares mensuales, fue de 0,69%, por lo que se
necesitarían más de 100 salarios mínimos para alcanzar la canasta de alimentos.
Ante
esta aguda crisis alimentaria, el OVF elaboró una canasta denominada de
“supervivencia”, pero, aunque es más económica, sigue siendo costosa para la
gran mayoría, que tiene que conseguir 103,91 bolívares (21 dólares) para
recibir dos kilos de harina, dos kilos de fríjol, medio litro de aceite, dos
kilos de pasta, 600 gramos de azúcar, 3 latas de sardinas, un kilo de arroz,
0,75 gramos de bebida láctea y 0,125 gramos de sal.
En esa
canasta de alimentos no hay carne, ni pollo ni huevos, por lo que se trata de
sobrevivir en vez de tener una alimentación balanceada.
El
economista Jesús Casique recuerda los estragos por la caída de la economía al
mencionar que desde marzo de 2013 hasta octubre de 2021, la inflación acumulada
de Venezuela es de 642.378’683.453%, lo que ubica al país en una pobreza mayor
que la de Honduras, Nicaragua e incluso Haití. “Somos el país más pobre del
continente, gracias a la revolución”.
Las
reservas en caída
“La
peligrosa caída de las reservas internacionales del BCV”, así ha calificado el
economista José Guerra la disminución de estos depósitos. Para el 19 de
noviembre, las reservas se situaron en 5.879 millones de dólares, menos que en
diciembre de 2020 cuando el registro era de 6.264 millones de dólares, siendo
una caída de 485 dólares, equivalente al 7,6%.
Guerra
explica que esto sucede porque el BCV ha privilegiado la estabilidad en el tipo
de cambio para frenar el aumento del precio del dólar con respecto al bolívar
para intentar bajar la inflación, y “para eso se requieren reservas” por lo que
intervienen.
El
Banco Central entrega las divisas a las casas de cambio y bancos nacionales; el
ciudadano, con los bolívares que percibe por los bonos estatales, va en busca
de esos dólares, y es ahí cuando el BCV no tiene para sacar esa cantidad,
“empieza a hacerse inefectiva la intervención; si interviene con mucha fuerza,
se va quedando sin reservas”, le dice Guerra a El Tiempo.
Esto
ha ocurrido en el contexto de una significativa recuperación de los precios del
petróleo y un aumento de las exportaciones de hidrocarburos. “Las reservas que
entran al BCV por exportaciones petroleras salen en forma de ventas de divisas
a un mercado cambiario insaciable”, explica.
Según
el Banco Mundial, la disminución de ingresos por el impacto de la pandemia ha
sido más grave en los países más pobres, reduciendo sus ingresos y aumentando
la pobreza mundial. Para el organismo, 97 millones de personas viven con menos
de 1,90 dólares al día, 163 millones lo hacen con menos de 5,50 dólares y, en
general, el número de pobres ha aumentado en América Latina y el Caribe.
En
Venezuela, las perspectivas no son muy claras. Con más del 90% de pobreza,
según la última Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), de la Universidad
Católica Andrés Bello, es más difícil acceder a los alimentos aunque los
anaqueles están llenos.
Venezuela
“sigue viviendo con más de 90% de la importación”
Con la
eliminación de la exoneración de los impuestos a los productos importados, el
peligro está en que estos muchas veces son más económicos que los de producción
nacional. Además, el país “sigue viviendo con más de 90% de la importación”,
enfatiza Aaron Olmos, economista y profesor universitario.
Olmos
detalla que mientras se mantengan políticas erradas, la situación no va a
cambiar. “Me cuesta creer que vaya a mejorar la economía: el PIB viene cayendo,
un encaje legal de 85 por ciento y el BCV quemando las reservas, nada mejora”,
advierte.
De ahí
que la incertidumbre vuelva sobre el mercado, que había experimentado una
apertura con la importación. Los llamados “bodegones” –negocios con productos
importados– permitieron abastecer con algunos rubros, “por lo que eliminar la
exoneración parece un mensaje contradictorio”, según Luis Crespo, economista y
profesor de la Universidad Central de Venezuela.
Mientras
tanto, en las calles de la capital venezolana, aunque hay más comercios y
locales, la capacidad de compra se reduce y son menos los productos que portan
los ciudadanos. Niños y ancianos pidiendo comida en los semáforos contrastan
con las tiendas llenas de alimentos que pocos pueden compra.
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