Rafael Veloz García 04 de mayo de 2022
@Rafaelvelozg
A
nadie puede extrañar lo que a la postre arrojó la designación de los nuevos e
ilegítimos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) del régimen de
Nicolás Maduro. De hecho, de nuevo tiene poco, porque el 60% de sus integrantes
ya formaban parte del mismo.
Tampoco nada novedoso fue que se violara de manera flagrante la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que en su Artículo 264 expresa de manera textual lo siguiente: “Los magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia serán elegidos o elegidas por un único período de doce años. La ley determinará el procedimiento de elección. En todo caso, podrán postularse candidatos o candidatas ante el Comité de Postulaciones Judiciales, por iniciativa propia o por organizaciones vinculadas con la actividad jurídica. El Comité, oída la opinión de la comunidad, efectuará una preselección para su presentación al Poder Ciudadano, el cual efectuará una segunda preselección que será presentada a la Asamblea Nacional, la cual hará la selección definitiva. Los ciudadanos y ciudadanas podrán ejercer fundadamente objeciones a cualquiera de los postulados o postuladas ante el Comité de Postulaciones Judiciales o ante la Asamblea Nacional”.
Pero
¿cuáles fueron los mecanismos que utilizaron para soslayar lo que pauta la
constitución en lo antes expuesto? Fundamentalmente, la reforma a la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia (LOTSJ) hecha por la Asamblea
Nacional de Maduro en enero pasado, para permitir la postulación para un nuevo
período de los magistrados en funciones, por lo que al menos hay dos de estos
“jueces supremos” con perspectivas de alcanzar 20 o más años en ejercicio. Sin
embargo, el origen de todo es precisamente la Asamblea Nacional del régimen del
2020, que nace de un fraude, por lo que todas sus acciones son nulas de toda
nulidad. Por lo tanto, lo mismo aplica para el TSJ recién designado.
La
comunidad internacional está clara en ese sentido, comenzando por los Estados
Unidos, que fue uno de los primeros países en reaccionar frente a la
designación de ese TSJ. “La elección de estos magistrados es ilegítima porque
emana de una institución ilegítima que no representa al pueblo venezolano”,
afirmó al portal Monitoreamos.com un vocero del Departamento de Estado de los
EEUU.
Todo
lo anterior quiere decir que los magistrados que resultaron relectos son
espurios, incluida la señora Gladys Gutiérrez, quien además retoma la
presidencia del TSJ del régimen, pues se desempeñó en ese cargo desde mayo de
2013 hasta febrero de 2017. Gutiérrez, antes, perteneció al equipo de defensores
de Hugo Chávez, tras su fallido golpe militar de 1992; fue miembro del
Movimiento Quinta República (MVR), que fortaleció a Chávez y fracasó como
candidata a la gobernación del estado Nueva Esparta por ese movimiento
político. Igualmente cumplió funciones diplomáticas en España y en 2006 fue
nombrada Procuradora General de la República por el mismo Chávez. Y en
diciembre de 2010 fue designada miembro de la Sala Constitucional del TSJ.
Cabe
resaltar que la señora Gutiérrez fue sancionada por Washington en mayo de 2017,
junto con otros siete magistrados. Luego, el 27 de marzo de 2018 resultó
sancionada por el gobierno de Panamá dentro de una lista de funcionarios
venezolanos consideradas de alto riesgo en materia de blanqueo de capitales y
el 3 de diciembre de 2019 el TIAR, en reunión celebrada en Bogotá, la incluyó
en una lista de sancionados aprobada por dieciséis países de un total de
diecinueve, lo que le impide transitar y realizar operaciones financieras en el
continente americano. ?
La asociación civil sin fines de lucro, privada e independiente, Acceso a la
Justicia, el pasado 29 de abril, ahondó en detalles sobre cuál podría ser el
desempeño de la señora Gladys Gutiérrez en su regreso a la presidencia del TSJ.
“Vuelve tras pasar unos meses en el Consejo Nacional Electoral (CNE), primero;
y luego en la embajada de Venezuela ante la Corte Penal Internacional (CPI) de
La Haya (Países Bajos), es otro motivo para no esperar que el Poder Judicial
deje de comportarse como el brazo represor del Gobierno”, apunta Acceso a la
Justicia.
El
presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, también fijó posición y rechazó
las designaciones al TSJ. “La dictadura pretende burlarse nuevamente de las
víctimas y ahondar en el secuestro de la justicia en Venezuela”, dijo. “Una
Asamblea ilegitima y secuestrada pretende una vez más simular normalidad”. Y
sobre el nombramiento de los magistrados precisó que fue “un proceso de
repartición de cuotas entre los distintos grupos de poder de la dictadura y sus
cómplices que aleja la posibilidad de encontrar justicia, verdad y reparación”.
Visto
todo lo anterior, ¿qué podemos esperar de este TSJ? Sencillo, más de lo mismo:
un sistema de justicia sin independencia, violador del debido proceso para
violar los derechos humanos de los opositores, con persecución, inhabilitación
política y encarcelamiento, así como también a representantes de las
organizaciones no gubernamentales e indefensión en el caso de las víctimas de
violaciones a los DD.HH. Así mismo hay que esperar el empleo de la justicia
para aferrar en el poder al usurpador Nicolás Maduro, denegacion de justicia,
criminalización de las protestas, mayor pérdida de la institucionalización del
país, al transgredir la letra y lo que ordena la constitución nacional vigente,
etc.
…………………………………………..
Precisamente,
en este último aspecto es que los ciudadanos deben enfocarse, en salir en
defensa de la carta magna, porque es la herramienta de lucha más poderosa que
tenemos. Ella nos otorga derechos y nos asigna deberes que estamos obligados a
cumplir. Si actuamos bajo el amparo de la constitución tenemos todo para ganar.
El
Artículo 333 de la CRBV expresa: “Esta Constitución no perderá su vigencia si
dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier
otro medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano
investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar
en el restablecimiento de su efectiva vigencia”.
Hacer
uso al derecho a la protesta establecido en el Artículo 68 de la CRBV es un
camino que debemos tomar frente a tantos problemas que deterioran la calidad de
vida de los venezolanos y que el Estado debe resolver y no lo hace.
Estamos en presencia de una dictadura constitucional de corte totalitario, que
controla los Poderes Públicos, incluido el Judicial con un TSJ a su servicio.
Como toda dictadura constitucional, trata de aparentar la existencia del estado
de derecho, lo que constituye además un fraude constitucional, para imponer al
dictador como jefe de Estado. Y ese es el papel que tendrá este TSJ recién
designado por el régimen, tal como lo hizo el que presidió Maikel Moreno y
antes la misma Gladys Gutiérrez.
A eso
nos enfrentamos. Y por el país y sus ciudadanos estamos en la obligación de
unirnos para salir victoriosos.
De que
se puede, se puede…
Rafael
Veloz García
@Rafaelvelozg
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